miércoles, 29 de mayo de 2013

Estas en mi vida (P39)

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara

¿Sorpresas?...

La miré y presté atención a los sonidos, no escuchaba a Maura, camine de espaldas y cuando crucé la puerta, tome impulso y me levanté del suelo, volé de un salto entre el baño y la cuna de mi hija, conocía el trayecto de memoria. Busqué y no estaba, miré hacia el baño, Laila seguía conteniendo sus emociones en un flujo de ira y angustia que le cruzaba el rostro, seguía en la puerta de mi habitación, miré otra vez la cuna, sobre la cuna, bajo esta y de repente miré frente a mí y allí estaba mi hija, flotando a un metro de distancia, corrí hasta ella y la tomé en mis brazos… ¿Cómo era posible que Maura pudiera flotar?


Laila se levantó sosteniéndose de las paredes, caminó hasta mí y susurro a mi oído ‘Calma, ahora debes hacer el conjuro para que Mercurio no pueda entrar a tu casa’, la miré seguía debatiéndose en un flujo de emociones, creo con certeza que entre el hambre y la ira, el hambre y la angustia... Pero yo no recordaba qué era lo que tenía que decir, trataba de encontrar en mi memoria las palabras de Julián…. nada.


“Debes prohibirle la entrada a tu casa”- dijo de un tirón como si hablar fuera una tortura.

“Prohíbo la entrada a mi casa de Mercurio”- dije en tono serio y miré a Laila que no parecía relajarse.

“Debes prohibirle la entrada”- repitió del mismo modo, como si las palabras le lastimaran la garganta.


Suspire hondo, esta vez pensé en Mercurio y cerrando los ojos, algo de lo que había hablado con Julián hace mucho tiempo vino a mi mente… “Si, se puede revocar la entrada de un vampiro, aunque no se tenga el sentido de propiedad inicial y una vez revocada sólo la persona que revocó la invitación podía otorgarla” y volví a decir:


“Revocó la invitación a mi casa del vampiro Mercurio, ya no eres bienvenido en mi casa.”- y una suerte de fuerza recorrió mi cuerpo, traspasó a Maura y se extendió por la casa, como si un campo de energía hubiera rodeado la casa, incluso pude ver el color azul de la energía, recorrer todo y llegar hasta las ventanas.


Laila se desplomó en el suelo y Maura volvió a hacer un ruido similar a un ronquido de bebe, estaba profundamente dormida. Tenía miedo de dejar a mi bebé en la cuna, así que me puse el canguro y la cargué mientras que tomaba a Laila y la arrastraba a la cocina, debía darle de comer, ella no parecía ser pesada o quizá era la adrenalina corriendo por mi cuerpo.


Pasarían unos veinte minutos hasta que la vampiro se repusiera, su mirada era realmente aterradora y debo admitir que pensé en revocarle la invitación también en algún momento, pero mientras que se recuperaba, ella mantenía distancia de nosotras y eso me daba la seguridad para confiar en ella.


“Lamento tanto lo sucedido, yo… “- dijo en un tono de voz que parecía de arrepentimiento.

“Trataste de ayudarnos Laila, eso es más que suficiente. Ahora dime: ¿quién es Mercurio y que quiere conmigo?”

“Es uno de los vampiros más antiguos de la zona norte del mundo, suele vivir en Europa, consume casi pura sangre humana y no le gustan los humanos invitados a nuestra comunidad, trata de destruirlos o torturarlos… O cosas peores, te ha estado siguiendo desde hace dos años y cree que tienes algún grado de influencia en mí y Julián, porque no entiende que nos relacionemos contigo del modo en que lo hacemos… Vino ahora para ver si te podía matar.”


No quise aceptar que Laila me hubiera ocultado algo así por tanto tiempo, pero la verdad es que tampoco le habría creído se me lo hubiera dicho antes. Por otro lado, Julián muchas veces me había advertido del lado malo de los vampiros y nunca le había dado importancia, excepto ahora… ¿Qué habría pasado si Laila no hubiera estado en casa?, ¿O si Julián no hubiera hallado una excusa para llevárselo de aquí? 


‘Julián… ¿Dónde estaría ahora?-pensé.

“Lo llevo de cacería a la periferia de la ciudad”- respondió Laila como si esto fuera lo más natural del mundo.

“Van a…”-dije con asco.

“Si”-respondió sin expresión en la voz


La miré y traté de reprimir el impulso, pero me daba asco imaginar a Julián bebiendo sangre de otra persona, me daba náusea…Sabía que laila leía mis pensamientos, ya estaba acostumbrada a que no respetar mi privacidad, pero no quería que se sintiera peor de lo que ya estaba considerando su estado, traté de distraer mis ideas.


“Julián volverá pronto, Mercurio se va a entretener un poco antes de tratar de regresar, a él le gusta… comer por gula”- dijo Laila tratando de explicar que Mercurio bebería de tanta gente como le fuera posible en una cacería.


El timbre anunciaba a Carlo y por la hora, era probable que hubiera llamado a mi celular un par de veces antes de venir, lo había llamado antes de salir de Santiago, sabía que quería ver a su hija y bueno aquí estaba, ¿Cómo le explicaba que tenía a una vampiro con hambre a metro y medio de distancia de nuestra hija?, ¿Cómo le decía que la cara de malestar de Laila se debía a un hambre sobrenatural?, porque Laila había comido con ánimo el plato de arroz con pollo que le puse frente, pero tenía claro que seguía con ‘hambre’. Miré la puerta y miré a Laila.


“¿Estás bien?, ¿podré abrir la puerta y recibir a Carlo?”

“Si… me iré en cuanto encuentre una excusa creíble.”

“Vale, gracias.”


Camine a la puerta y me miré en el espejo que tengo junto a ella, mi rostro era de franca preocupación, sonreí a medias y pensé en la tarde con Maura antes de venirme a Valparaíso, luego me miré y mi reflejo era de una persona más calmada, pero no sé si convincente.


“Hola Carlo”- dije abriendo la puerta. El rostro pálido de Julián y la sonrisa a medias de Carlo, no parecían nada normales, Carlo lo ayudaba a caminar. ¿Cómo se habían juntado los dos?

“Hola, encontré a Julián a media cuadra, parece que algo le pasa”- respondió Carlo a mi saludo.


Me moví a un lado y ambos entraron a mi casa, cerré la puerta y entré a la cocina, miré a Laila, ¿Sería posible que Julián se hubiera peleado con Mercurio? Laila asintió un segundo después de que pensara esto y supe que podría haber más información que necesitaba tener de este Mercurio, un miedo me invadió de pronto.


“Dale un poco de agua, yo le prepararé algo de comer, lo más probable es que no haya comido nada y por eso se puso así, Julián suele olvidar comer. -dije riéndome a medias para mantener las apariencias con Carlo, pero francamente no era para reírse nada de lo que estaba sucediendo.

“Porque llevas a Maura en el canguro, creí que era solo para salir de paseo”

“Y lo es, pensaba salir a buscarte cuando llegó Laila hace un rato, como Maura está profundamente dormida, no quise dejarla en la cuna.”

“Vale, ¿me la dejas cargar?”


Después de soltar el canguro, Carlo tomo a Maura en brazos y se fue al living donde le contó de su día y la acuno largo rato, mientras que yo trataba de hilar mis preguntas mentales para que Julián respondiera sí o no a lo que había ocurrido, aunque era un tanto complicado pensar una sola pregunta de si o no, pero era mejor esto a no saber nada, mientras que pensaba mis preguntas, daba gracias a Dios, porque ellos si escuchara y Carlo no tenía idea que sostenía esta conversación muda en la cocina.

Visitas

Viernes, otra vez viernes. 
Quiero salir a bailar, reírme con mi amiga y olvidar estos últimos tres días, quiero… pero no puedo, con quien dejo a mi hijo. Salgo tarde del trabajo, me esperan en casa, había quedado con mi hermano y ya llegó, pero yo sigo aquí sentada frente al computador tratando de escribir la historia de un vampiro… un vampiro, nunca entendí que rayos le dio a mi intelecto creativo con inventar una historias de vampiros, a mí no me parece para nada la idea de volverme inmortal y lucir el resto de mi inmortalidad igual, o volverme inmortal y tener que beber sangre humana para sobrevivir, definitivamente no me agradan los vampiros o su misticismo… tal vez por eso le di el giro que le di a la segunda parte de la historia… pero en fin, escribo lo que parece una antítesis a mi propia vida, porque a mi protagonista a falta de un hombre que la ame, tiene dos… y yo? hasta ahora ninguno.
Es viernes por la noche y sólo quiero descansar, mi hijo está en su cama, agotado de jugar con su primo, mi hermano y su mujer me hicieron reír, olvidarme del complejo escenario que tengo en frente, y como ya todo volvió al silencio, tomo un baño largo, me lavo el pelo, pienso en mi vida y disfruto del agua tibia, hace tanto frío últimamente que el agua no solo relaja, me hace sentir en orto lado, para cuando me salgo del agua son las diez y media, me seco con calma el pelo, trato de alisarlo, cosa que no consigo como quisiera, porque el aire está muy húmedo, y finalmente salgo del baño para irme a la cama.
Veo mis cosas, ordeno algo mi cuarto, abro la cama para acostarme y tocan la puerta… que hora es? Miro el celular las once, abro la puerta mirando mi teléfono y el corazón me da un vuelco cuándo veo a la persona frente a mí.
“Hola”- dice él.
“Hola”
“Puedo pasar?”
“Si”
“Como estas?”
“Eeee... estoy… y tú?“
“De eso venía a hablarte”
Me siento en mi cama, en el que fue su rincón la última vez que estuviste aquí, y trato de no sentir ninguna emoción, trato de concentrarme en ti y en lo que quieres decir… pero no hablas, al principio dices mi nombre y contienes el aire, enlazas las manos y tratas de decir algo que no es fácil, independiente que no tengo idea de que queras decir, parece que lo que fueras a decirme te esté costando emocional y físicamente, así que te miro en silencio repetir mi nombre hasta que arrancas con una frase a medias.
“Mira yo… yo… bueno yo...”
Me acerco y te abrazo, pero en vez de calmarte, comienzas a tiritar de pies a cabeza y retrocedo.
“Lo lamento no debí acercarme.”- susurro.
Me miras con los ojos llenos de nubes… como su en ellos hubiera un huracán, me miras atravesándome con preguntas sin pronunciar y te miro en silencio atenta a lo que dirás, hasta que logras hablar.
“Quiero pedirte disculpas por lo que te dije la última vez que nos vimos…”
Hablas lentamente, hablas con la voz contenida con la mirada fija en mí, como si estas disculpas implicaran un esfuerzo físico, una maratón para la que no te preparaste, aunque te decidiste a correrla, explicas cosas que si bien son bastante importantes, me dejan descolocada… y termino parándome a buscar un vaso de agua, necesito escucharte, pero mi corazón late tan fuerte que temo no escuchar algo importante por el ruido que provoca y temo perderme detalle.

Tus palabras me calan hondo, me hacen sentido, me parecen necesarias y al mismo tiempo creo que tienes miedo, un miedo increíble a perderme de verdad, miedo a nunca más estar con migo, creo que a pesar de que lo que dices, que es ‘…entiendo tu decisión de terminar…’, en el fondo quieres que sea yo la que te retenga, así como fui yo quien te dejo ir… hablas de nosotros con cariño, con orgullo y me pregunto porque estás hablando en pasado… acaso no puede ser en presente?, porque no haces el esfuerzo consiente de decirme que quieres de mi?
Hablamos y terminas respondiendo todas mis preguntas, estas más tranquilo, te veo relajado, te veo esperando algo… que esperas de mi ahora?, te respondo algo que no creí decirle a nadie nunca en la vida, te digo que te tomes el tiempo en pensar lo que necesitas, que no te prometo estar aquí esperándote, pero que si regresas con tus respuestas, las podremos hablar, te miro con sinceridad y me respondes: 
“Me tengo que ir”
“Vete…”- digo sin ánimo de echarte.
“Me tengo que ir…”
“Vete- repito- vete… y disfruta.”

Me miras esperando que diga algo más, y te miro sin tener idea de que quieres que te diga, tienes que irte lo lógico es que te vallas, pero te quedas aquí frente a mí. Sigues hablando de nosotros, de nuestra historia. porque no me conoces? me pregunto, y es que tu aun no sabes que jamás te voy a obligar a nada, no te voy a rogar que te quedes, aunque lo desee, si quieres estar con migo tiene que ser porque tu optaste a eso, no porque yo lo dije y unos minutos más tarde repites que debes irte y te repito que te vallas, finalmente me rindo y te pregunto:
“Que va a pasar si te quedas?”
“Tengo que irme por…”- explicas los detalles de una asunto que no me compete. La razón es válida, debes irte, así que me levanto y te llevo a puerta porque no parece que te quisieras ir realmente, pero antes de que salgas tomo tu mano y te digo 'dame un segundo', volteas mirándome con una mezcla de emociones que no conozco y te paso el dulce que te había preparado.
 “Lo hice para ti- te digo-, pero lo probé- te explico cuando vez que le falta un poco al pote-… bueno y me comí un poco...”

Me miras, me miras con alegría?... que tiene tu mirada hoy que no logro saber que quieres decir?, las emociones están mezcladas y francamente podrías querer decir cualquier cosa.

“Te comiste como diez panes”- bromeas.
“Bueno mi hijo también comió… pero solo un poco… de todos modos lo hice para ti, llévatelo y disfrútalo”- te digo con sinceridad.

Me miras atravesándome con preguntas sin pronunciar y me pregunto si esto te aleja o te acerca… pero no dices nada, solo me das un beso en la mejilla, un beso profundo con sentimiento, y luego te vas… me habría encantado que en vez de en la mejilla fuera en mi boca… porque francamente mi cerebro no ha procesado que terminamos. Te vas y cierro la puerta tratando de dejar ir las ganas de salir corriendo y robarte un beso como corresponde, porque aunque no tiene sentido, mi subconsciente me grita que haga algo así. 
Regreso a mi cama y me acuesto, no puedo dormir… no puedo dejar de pensar que es extraño que hubieras venido a mi casa, que es completamente extraño que me dijeras que me quieres, pero que no dijeras que quieres estar con migo… mi cabeza da vueltas y finalmente me canso de pensar, me canso de que seas tú mi preocupación principal, debería ser yo el centro de mi universo… debería ser yo… y recuerdo una frase que te dije hace tres días 'el centro de mi vida soy yo'... debería practicarla... pierdo la noción del tiempo en medio de una película de la TV y finalmente me quedo dormida, otra vez sueño con nosotros, otra vez sueño nuestra vida, tan vívidamente que despierto desconcertada... 

martes, 28 de mayo de 2013

Estas en mi vida (P38)

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara

Valpo y los vampiros


Maura está creciendo, todo gira en torno a ella, Carlo viene casi todos los días a vernos, está pendiente de los controles médicos, de que ha crecido y cambió de talla, del peso de su hija, aunque muchas veces ha tratado de convencerme que me ama, yo tengo claro que no lo amo y que no basta con que uno solo sienta algo para tener una relación, a veces ni cuando las dos personas se aman se puede tener una relación. Así que seguíamos en la dinámica de padres y amigos.


Julián viene menos seguido, en parte porque todavía está molesto con Laila por volverme inmortal, aunque aún no se ha demostrado que sea realmente yo sea una inmortal, mi vida si continúa hasta ahora podría deberse a los tratamientos médicos. Lo cierto es, que para él este tema es un debate interminable sobre porque no escogí ser vampiro pero sí inmortal y aunque para mí la respuesta es de verdad obvia, para él sigue siendo un asunto difícil de entender, que yo sí desee volverse más vieja y no tener que beber nunca en mi vida  sangre. Aunque debo admitir que desde que lo conozco, he aprendido que gran parte de la mitología en torno a ellos no es más que eso, mitología. 


Sé que existe un lapso de la vida de los vampiros en el que deben aprender a liderar con su nuevo cuerpo, el hambre o “la sed”, y eso no es tan mitológico y que puede volverse completamente peligroso para los humanos la presencia de un vampiro, los detalles técnicos no los tengo, porque este tema así como otros no se habla, porque está completamente prohibido y para variar esta prohibición implica el suicidoo del vampiro que revele a un humano su secreto ya que para variar existe un conjuro que los mataría automáticamente. 


Así que mientras la gente común se debate entre la idea de que las historia de vampiros habla vienen de los mitos que se crearon para explicar las pestes de Europa en el siglo XVII, o que el origen de los vampiros es un conde llamado Drácula, o que en realidad fue un escritor alemán Karl Von Wachsmann, quien crea el primer cuento titulado Der Fremde en 1884 y este relato es sobre vampiros, que narra algunos de los atributos que luego recogería el irlandes Abraham "Bram" Stoker, en su novela Drácula. Lo cierto es que no se tiene buena cuenta ni de que pueden llegar a hacer o desde cuándo existen los vampiros en el mundo y en mi condición de inmortal, no tengo acceso a nada de la información que me pueda dar respuestas a los miedos que podría estar teniendo hoy Julian y tampoco sé si sea tan bueno dejar un registro de las características de los vampiros en mi computadora.


Puedo decir que desde que fui madre, he descubierto que el tema del amor sigue siendo complejo, si bien sé que amo a mi hija y que daría la vida por ella, cuando se trata de mi lado mujer y no madre, todo es distinto, no soy capaz de engañar a Carlo, no soy capaz de negarle a Julián un beso y no mis corazón siguen siendo un ir y venir de emociones, que me hacen preguntarme ¿Está realmente bien que uno ame como madre, pero no como mujer?


También he aprendido a callar, sobre todo cuando los otros están molestos, no es algo que me agrade, pero muchas veces he dicho lo que pienso y después me duele más ver que los otros sufren por mis palabras, así que mejor callo, aunque los otros ya han aprendido a entender que no es quien calla otorga conmigo, porque callo para no herirlos y lo que no opino ni por asomo como ellos, también saben van a tener que esperar un par de días a escuchar mi opinión franca, porque tengo que pensar bien qué decirles para no ser hiriente y si certera.


Maura es la única que me escucha espontáneamente, todos los días de la vida, me río mucho con mi hija, es tan bella, es tan agradable, es tan mía, que no puedo imaginarme el mundo sin ella. Y a la vez tengo claro que, es un préstamo de la vida, que ella estará junto a mí por un período de tiempo que parece eterno ahora porque solo tiene cuatro meses, pero que solo serán unos dieciocho años más.


En fin, después de este recuento de pensamientos y reflexiones, el tema que quería escribir era lo que pasó esta tarde, volvía a casa después de haber ido a Santiago a ver a Cristóbal el oncólogo, para que revisara los últimos análisis, que decía que ‘No’ tengo cáncer y cuando entre a casa sentí frío, Maura comenzó a llorar y por alguna razón yo empecé a llamar a Julián mentalmente.


“Mis disculpas, habría esperado junto a la puerta, pero una criatura como yo no pasa inadvertida ni de noche- dijo una voz, desde las sombras- me presento, soy Mercurio.”


El hombre de un metro setenta, delgado y de aspecto frío se levantó del sillón dejando ver su rostro a la luz del atardecer, facciones angelicales contrastaban con la mirada fria de sus ojos negros y la ropa que parecía estar combinada hasta el ultimo detalle, su modales eran los de un caballero de la época antigua, su apariencia era realmente cautivadora pero daba miedo porque se sentía frio a su alrededor. Un segundo más tarde de ver su rostro, Julián estaba junto a mí.


“Mercurio, no te esperábamos hasta el año que viene. ¿Qué te trae por Latinoamérica?”

“Julián viejo embustero, me conoces, sabes que no me gusta esperar tanto para aparecer por estas latitudes… además debí haber conocido a la mujer cuando aún no había sido transformada, habría sido ideal cuando estuviste en España, pero jamás aceptaste una cita para reunirnos… creo que ahora no te queda más remedio que… bueno aceptarla, ya sabes lo que está en juego.”

“Amigo, no seas rudo con la dama, ella debe descansar ha viajado desde la capital y debe ver a su bebé antes de atender a nuestra reunión, te invito a tomar algo, regresaremos en… dos horas?”- dijo Julián mirándome.


‘¿De qué me están hablando?’- pensaba casi a gritos.

Una reunión con un hombre que parece sacado de una película de Drácula ¿Para que me mira a mi Julián?... De pronto recordé una conversación que había sostenido cuando recién conocí a Julián, los vampiros podían ser des-invitados de una casa, si su dueño así lo decidía, Julián había dicho ya dos veces el nombre de este desconocido, ¿me estaba tratando de advertir que debía prohibirle la invitación a mi casa?, ¿o que debía atender a la pequeña y luego atenderlos como había verbalizado? De pronto lo único que desee era leer la mente de Julián y mientras me sentaba en el sillón relaje un poco mi mente y miré a Julián quien prestamente gritaba desde su mente ‘¡Prohíbele la entrada!’.


“Si- dije en un tono neutro, aunque me moría de miedo- regresen más tarde.”


Julián salió con Mercurio y desapareciendo en la noche, mientras que yo trataba de recordar como prohibirle la entrada a un vampiro, donde estaba Laila cuando uno la necesitaba. Caminé a mi pieza y dejé a Maura en su cuna, fue entonces cuando me percaté de las cenizas… ¿Por qué había un rastro de cenizas en el suelo de mi habitación?… Llegué al baño y la puerta estaba trabada, la forcé hasta lograr entrar.


Laila estaba en el sueño, un charco de sangre que se volvía ceniza la rodeaba, tenía los ojos desencajados,y la mirada diabólica de los vampiros, tenía hambre, se notaba porque tenía los colmillos expuestos y cuando me vio, retrocedió asustada, controlando el impulso de atacarme imagino…


“Estás bien”- le dije tratando de no provocarla.

“Tengo hambre- dijo con los dientes apretados y la mirada fija en mi pierna, si no la conociera creería que quería tirarse sobre mí y beber hasta quedar satisfecha.

“Laila necesito que respondas, ¿Mercurio te atacó?”

“Tengo hambre- repitió y luego de un segundo asintió con la cabeza-. Tengo mucha hambre…”

“Laila, te traeré sangre, dame un minuto, no salgas del baño.”


Corrí a la cocina, saqué un trozo de carne que había dejado descongelando en el refrigerador, antes de irme a Santiago, pensando que cuando regresara debería cocinar para la pequeña, no era mucho, pero era algo. Y corrí de vuelta al baño, Laila se agarraba con tanta fuerza de la tina que parecía que la iría a romper. Le dejé la carne cerca y retrocedí.


Lo que vi, no solo no quisiera haberlo visto, me vasto para no querer comer carne en mucho tiempo, luego de eso ella se tranquilizó lo suficiente como para cubrir sus colmillos con los labios y ántes de que me pregunten, no se retraen sólo evitan sonreír con todos los dientes y ni siquiera se notan sus colmillo excepto que ellos así lo deseen. Pasarían minutos que creí más largos de lo normal, antes de que lograra que me hablara pero tenía un tono gutural, áspero muy distinto al suave tono de voz que le conocía..


“Mercurio te estaba esperando desde ayer, hoy cuando vine a revisar que no hubieran problemas en tu casa, él me recibió… y yo- dijo mostrando su brazo- estaba desprevenida, así que no lo vi abalanzarse –mire su herida, la sangre que había caído al piso se había vuelto ceniza, la sangre que había brotado y que marcaba su brazo se tornaba color negra-... Debes -la miré con miedo, tenía una extraña expresión en el rostro- Debes ir por Maura.”


lunes, 27 de mayo de 2013

Estas en mi vida P37

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara

Parte 37 - De alta


Salí del hospital una mañana de frío, con la cara tapada por una bufanda y la sensación de que me liberaba de una etapa sombría de mi vida, Viviana me esperaba en el auto y mi papá acomodaba a mi pequeña en el asiento del bebé. Miré atrás con la certeza de que no habría problemas y con una sonrisa me senté junto a mi bebé.


El camino fue lento, porque nos tocó el taco de los colegios, pero después de entrar a Valpo, todo fue más expedito. Entre a mi casa con la sensación de que no había estado aquí en siglos, Viviana y papá me ayudaron a bajar a Maura, también a ordenar un poco. Lo cierto es que los días previos a la hospitalización hacía lo justo y necesario, así que el polvo se acumulaba en los muebles y nadie había venido a ordenar nada. Me acordé del conjunto de hechizos de Julián y me pregunté si sería bueno aplicarlo en mi casa, pero después recordé lo inevitable, mi Maura crecería creyendo que todo se hace mágicamente y eso no es bueno, además las posibilidades de que sepa entender que sólo en su casa las cosas son mágicas le podría generar más conflictos aún, así que deseché la idea mientras ordenábamos todo, lentamente y sin apuro, tenía un bello día por delante, frío como día de final de primavera, pero bello porque era el primer día con mi hija el primero de muchos.


El horario de la bebé era simple, en la tarde ya había logrado arreglármelas para estar pendiente de ella y concluir mis tareas, sin sentir que era una mala persona por dejar a mi bebé solita en su silla o cama mientras hacía otras cosas. 


Salimos a caminar por el cerro, es divertido vivir en cerros, no recuerdo haberlo mencionado antes así que ahora me pondré un poco más gráfica, los cerros de Valparaíso, tiene miles de caminos, hay pasajes angostos y otros no tanto con veredas altas, hay muchísimas escaleras y están casi todas las calles o pasajes conectados por lo que uno puede perderse recorriendo los caminos que no siempre son rectos. Hay muchos miradores, que suelen tener asientos para quedarse a esperar el paso del día y también hay asesores que te llevan desde un punto del cerro o el plan, hasta un punto en que subir es más fácil o menos empinado, por raro que parezca cuando andas por los cerros de Valparaíso siempre puedes subir más arriba, en casi todos lados hay vista a la la bahía de Valparaíso, en los que no hay una vista directa, puedes ver el otro cerro lleno de casas que a veces parecen estar colgando de los cerros. Como les decía las calles son angostas en su mayoría y de dos pistas a veces, aunque no quepan los dos vehículos así que suelen quitarle espacio a las veredas y esto provoca que la gente no le guste manejar por los cerros y para los que somos de aquí que sepamos esperar si vemos a alguien en sentido contrario. 


En resumen es preferible camina, aquí uno puede hacerlo porque es tranquilo y no tan peligroso como dicen en la TV, y si, hay mucho trayecto de un punto a otro, siempre hay  movilización colectiva, ya saben una micro o colectivo, que están acostumbrados a las calles empinadas y las veredas altas, a pasar en espacios pequeños y esperar para darle la pasada a quien sube. 


Los muros de piedras son de todos los tamaños, las veredas altas o a ras de la calle casi siempre tiene una escalinata o peldaño, hay de todo escaleras de piedra o hechas de cemento que nivelan las casas y las calles, porque no hubo planificación aquí, todo se armó sobre la marcha. A mí me gusta Barón, mi cerro, porque caminar aquí es agradable y estamos frente a la parte más activa de la ciudad, veo el puerto, el congreso o la avenida Ecuador, que recorre la costa de lado a lado. La ciudad comienza y termina rodeada de cerros, no se sabe con certeza donde inicia cada uno de los cerros, por ejemplo sé que estamos al lado de Lecheros, pero no me pregunten cual es la calle que nos divide, aunque una vez me dijeron que eso no era de buenos porteños… pero nada que hacer.


Volviendo al tema, había comprado el canguro de Maura cuando aun no sabía su sexo, así que era verde manzana, ¿como explico este canguro?… El canguro es un trozo largo de tela que adelante tiene un saquito donde uno pone al bebe y que te permite llevarlo en brazos y tener los brazos libres, esto de ser madre te mete en un mundo nuevo de palabras y de artilugios.


En fin, llevé a Maura a pasear en el canguro y me sorprendía lo agradable que era tenerla conmigo, en un bolso había puesto un pañal y una muda de ropa, pensaba en tantas cosas que no había pensado antes, como en el hecho de que tal vez mi hija no recordará que durante más de un mes de su vida su madre no estuvo con ella y tal vez estaremos juntas toda la vida, que no podía evitar la sonrisa en mi rostro, caminamos Cerro Barón, llegamos al Plan y luego fui a Cerro Alegre, para bajar por el ascensor el Peral. Ya en la plaza Sotomayor, aquí toca dar un poco de historia, la estructura donde se encuentra entre otras la estatua de Prat, que estopa custodiada por policía militar y es además es mausoleo, porque bajo ella, se encuentran los restos óseos de Prat y otros de los hombres que murieron en el combate naval de Iquique. Cuando llegué a vivir a Valparaíso en 2003 las tres plazas que componían ese sector eran cuadrados con pasto y plantas, como habían modificado todo alrededor de la plaza, hasta hacerla una gran explanada donde se hace el desfile anual a las glorias navales, sin zonas verdes ni lugar para tomar asiento salvo los locales comerciales de los alrededores, pero no es lo mismo, mirar la que fué la plaza y ver lo que es hoy. 


Caminé toda la tarde con la bebé en brazos, no estaba cansada, le di pecho en una cafetería mientras yo tomaba una taza de chocolate caliente, que debo decir se ha vuelto mi bebida favorita después de que supe que la cafeína sí se traspasa en la leche. El canguro resultaba muy cómodo, no debí sacarla para darle pecho, no necesité cubrirme, la bebé estaba calentita y yo completamente relajada, porque en suma pude mover mi ropa y nadie ver mis pechos, creo que sólo una mamá que usara un canguro podría saber que estaba amamantando a Maura. Parece explicación y la verdad es que no me da verguenza amamantar a mi bebé, me da verguenza los estúpidos que creen que hacerlo en público es incorrecto, que he visto o escuchado pidiendo que las mamás se dirijan a un baño a hacerlo, por pudor… Espero que el futuro sea más agradable para las madres, por ahora sólo puedo decir que el canguro cumplió, cual bolsa marsupial, con todas sus funciones y fue muy agradable.


Volví a casa tarde después de comer un sándwich en una fuente de soda , cuando llegué a casa, mi padre, Viviana y Carlo hacían guardia frente a la puerta. La cara de pocos amigos que tenían no necesito gran explicación y aunque trate de evitar responderles, en algún minuto me enfurecí y los eche a todos de la casa, porque después de quince minutos de escuchar pacientemente sus quejas uno a uno, me aburrí de no poder hacer nada para que entendieran que era mi primer día de madre que me sentía fabulosamente y que no tenía intención de pedirles disculpas por sus miedos infundados y problemas personales, que argumentaban había creado yo con mi falta de respuesta a las llamadas a mi celular.


Deje a mi Maura en su cuna profundamente dormida, mientras que iba al baño, y no fue hasta que salí del baño que escuche a Laila hablando con la pequeña.


"Laila, no quiero ser grosera, pero por favor comienza a avisar tus visitas, idealmente tocando la puerta de la entrada y esperando a que te abra la puerta."

"Vamos, no digas que no estas feliz de verme, se que soy la única persona con la que puedes hablar sin reparos de porque se te ocurrió hacer una paseo tan grande recién salida del hospital y sin responderle el celular a nadie... Solo yo entiendo tu entusiasmo por la vida que tienes."


No dije nada, francamente no se me había ocurrido lo que decía, pero algo de verdad había en lo que decía, Maura seguía profundamente dormida, yo mire a Laila y no pude evitar contarle todo lo que había visto y sentido, desde que salimos hasta poco antes de regresar.


Estaba feliz, mi alegría se podía ver en mis ojos, no tenía cáncer, podría vivir años de años, podría criar a mi hija, podría verla caminar, podría verla hacer cosas, podría.... tantas cosas que no me importaba lo que mi gente alegara, este era el mejor momento de mi vida, porque podía simplemente vivirla y quería hacerlo olvidando todo lo que me alegaban, que salí ayer del hospital, que el alta es con reposo relativo en casa y que debía esperar a tener el alta completa para desaparecerme un día de paseo sin preocuparlos. Lo sé, estoy siendo egoísta, aún así voy a continuar, no quiero volver a posponerme por nada del mundo.


jueves, 23 de mayo de 2013

Terminar


'Tenemos que hablar' -te digo.
'Si tenemos que hablar'
Pero seguimos viendo tele.
'Tenemos que replantearnos las cosas'
Comienzas a hablas, haciendo un recuento de nuestra ultima semana y un paralelo entro lo que pasó y lo que quería hacer, entre lo que conseguiste y trato de rebatir, pero nos enfrascamos en una absurdo punto a punto... que termina con un 'déjame hablar' que acepto, porque aunque estoy complicada, quiero escucharte. Y mientras hablas, no puedo evitar poner caras, asentir o taparme la cara, te escucho mientras que hablas pero se me seca la garganta, miro el cubrecamas y las manos se tensan, trato de pensar en cómo decirte esto sin terminar de romperme en pedazos, pero no veo el modo y a pesar de que te quiero escuchar, créeme no entiendo porque estas diciendo esto, hablas de nosotros… nosotros, donde estábamos nosotros? Se me contrae la mandíbula y me cuesta comentar, retengo las palabras en mi garganta aunque quiero gritar… y cuando me preguntas que quiero yo, te respondo tratando de contener mis emociones 
‘¡quiero una pareja!’.
Claro que no es mi respuesta lo que te descoloca, cambiando tu rostro de clama a uno de alerta, sino el modo en que te lo digo, con la mandíbula apretada, con ira en la voz, en un grito ahogado…
‘Quiero una pareja’… -repito llorando.
Me miras y sabes que hay algo que está mal, se viene una serie de emociones que tratas de controlar en tu rostro.
¿Qué te da rabia?...- preguntas finalmente mirándome a los ojos, buscando mi mirada.
Que me da rabia, ¿en serio eso preguntas?- pienso con más pena que rabia tratando de no soltar lo último que me queda sin resquebrajar mi lado triste y no lo consigo, empiezo a llorar porque no entiendo porque no lo sabes, no entiendo porque no lo puedes ver y me repites que si estoy calmada, que creías que estaría calmada ahora y por eso quieres hablar… calmada… que tiene que ver la calma...
‘No tengo rabia, tengo pena…- te explico
'pena de que?'
Y te miro mientras que desarmo mi juego por ultima vez.
'Tengo pena, porque tengo que terminar contigo, tengo pena porque esto me da pena y si a ti no te da pena no es problema mío, a mí me da pena terminar, estoy calmada sólo que tengo pena, por eso lloro.’- y después de eso suspiro con alivio, ya te lo dije, lo que viene ahora va a doler un poco más, pero por lo menos fui capaz de decirte lo que he estado tratando de decirte hace unos días, tenemos que terminar.
Hablamos, hablamos y hablo yo un buen rato, hablas tu otro poco, hablo yo sobre lo que veo y no veo, reclamas que no es justo, argumento que no tiene nada que ver, te discuto del tiempo, de lo que hemos concedido, de lo que hemos logrado, que esta con todas sus cosas es una relación de pareja, pero me miras desde tu rincón en absoluto silencio, con la mirada de quien no quiere asumir que lo que está diciendo la otra persona es válido, y al final cansada, lo único que quiero es que rebatas, que me argumentes que estoy equivocada, que me hagas creer que te importa un poco todo esto y que me hagas entender que te importo suficiente como para rebatirme los argumentos, con lo que sea, pero no rebates, no discutes, solo escuchas no tengo idea de tu versión de la historio… de pronto algo dices y me pregunto si en es en serio, y luego sigue tratando de enumerar un sinfín de cosas en la que no solo concedí mi tiempo, espacio y esfuerzo, por nosotros sino que deje de lado todo y que nunca hiciste algo así y nos enfrascamos en un “dame un ejemplo” y te repito una y otra vez “No hay ninguno”, porque nunca hiciste nada poniéndonos a nosotros primero, luego callas enojado con migo, y cuando al fin hablas…nada de lo que dices es para que detenga la sentencia de termino, nada… vuelvo a colapsar y tu en silencio, no vas a argumentar, ya no lo espero, no lo aras, estas demasiado … metido en ti mismo como para querer siquiera reclamarme…
Estoy agotada, no tengo más excusas, no tengo nada más que decirte, cansada de esperar que hagas algo para evitar que este sea el resultado, porque no sabes lo que quieres? O algo así… porque quiere tiempo, bien tienes todo el tiempo del mundo, te lo regalo… pero yo no voy a estar contigo, no puedo acompañarte más es hora de que vele por mí. Te levantas y hablas me miras enojado, hablas desde la rabia ‘yo sabía que esto lo iba a ser así, yo sabía que…’  
Francamente no sé qué decirte… me acerco, pero te alejas, topas con la pared y me acerco hasta quedar con mi rostro en tu pecho, suspiro hondo, en mi cabeza se desaparecen todas las dudas, te quiero y te quiero con migo, pero no puedo decirte nada ya, tengo mis manos atrapadas en mis pantalones si las suelto no te voy a dejar ir… estoy cansada… te quiero y tú solo me dejas allí, no me tocas, levantas los brazos como si yo te estuviera obligando a soportarme un segundo antes de que yo suelte mis manos… me duele, eso me duele, como me ha dolido durante toda la argumentación que no seas capaz de decirme que estoy equivocada y que esto no es lo que tenemos que hacer, que deberíamos esperar darle tiempo al tiempo, o alguna cosa similar. Y retrocedo volviendo mis pulgares a los bolsillos del pantalón, estoy vencida.
‘Si no eres capaz de abrazarme, mejor vete… yo, ya no voy a pelear más por esto? -digo agotada.
Me miras con esa misma ira contenida que te caracteriza cuando estas molesto, solo me miras indignado, sobre pasado, esgrimes algo que no termino de entender si me lo dices a mi o alguien más, porque para variar me parece que esta conversación te trae recuerdos de otra y respondo por automático algo hiriente cuando veo la oportunidad porque estoy herida…
“Yo ya no voy a pelear más por esto?“-repito francamente vencida.
Das media vuelta diciendo algo que no alcanzo a retener en mi memoria porque estoy vencida, y me levanto lentamente tratando de rearmarme y de no salir corriendo detrás de él, cierro el pestillo de la puerta y vuelvo a mi cama, me pongo el pijama y mientras trato de conciliar el sueño lloro, no puedo evitarlo siento que todo en mi está partiéndose en pedazos, repaso mis dudas y lo único que me encantaría saber, sólo para cerrar el cuadro es: ‘que era lo que tu querías de mi’… me desvelo, y como un bebe me quedo dormida llorando.
Durante la noche, no puede evitar soñar contigo, mi cerebro no ha procesado que terminamos o mi subconsciente quiere contarme otra cosa, y sueño cosas que no entiendo, cosas que no logro explicar, sueño nuestra casa, sueño nuestra vida, momentos… despierto por automático, con la sensación de que no está todo dicho, pero lo cierto es que no tengo esperanzas y como en otras circunstancias, me levanto tratando de dejarte ir, tratando de desprenderme de la necesidad de salir corriendo a buscarte, llamarte o que se yo, mi conciencia me devuelve a mi rutina donde mi día bueno, malo o mediano ya no te incluye y por lo mismo, no tengo nada que esperar… aunque mi subconsciente me lance imágenes que me digan lo contrario, tengo que levantarme y seguir.
Mk.


viernes, 17 de mayo de 2013

Estas en mi vida (P36)

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara

Mejorando

Desperté rodeada de mi gente, mi papá, mi mamá, Viviana con la bebé en brazos, todos sentados en torno a mi cama. ¿Cuánto tiempo había pasado?, ¿Qué había pasado ahora?, fueron las primeras preguntas que se me vinieron a la mente, pero me tranquilizó ver que no había expresión de pena o angustia como antes en sus rostros.


“¿Qué tal estás?”

“Bien…- dije con una voz que parecía sacada desde lo profundo de mi cuerpo y traté de sentarme en la cama- ¿Cuánto tiempo estuve dormida?”

“Cerca de un día entero, el médico dice que es normal, que retomarás tus hábitos de sueño apenas comiences a tener una vida más normal, que ahora seras como un bebé que está adaptándose al medio.”

“Vale…”- respondí mirando a mi hija.

“No puedes pasar sustos, estás libre de cáncer, pero tu corazón no se recuperará mágicamente de los ataques que recibió durante este último mes.”

“¿Cuántos fueron?”

“Tres paros cardíacos, creímos que no volvería después del último.”

“Creo que tengo un registro único de enfermedades extrañas… -dije de modo irónico, pero nadie se rió- ¿Puedes pasarme a Maura?”


Viviana se acercó a la cama y Carlo me ayudó a ponerme de lado mientras que ella dejaba a la bebe en la cama junto a mi. La miré y supe que la amaba, mi hija, tome sus manitos y supe que era un sueño vuelto realidad, mí hija… mía… y comencé a llorar.


Mamá me pasó pañuelos, papá salió con Vivi al pasillo, mi mamá los siguió unos minutos más tarde y cucando estuvimos solos, Carlo saco una cajita de terciopelo de color azul, la miré sin entender nada, puso una rodilla en el suelo, tomo la caja y la abrió.


“¿Quieres casarte conmigo?”


Si esta era la idea que tenía mi familia de no pasar sobresaltos, francamente no era la mejor, el monitor empezó a sonar un agudo dolor en el pecho me hizo hacer una mueca y cuando menos lo esperaba todo se calmó…


Desperté otra vez, esto de no tener idea del día, de la hora o de mis tiempos de lucidez no era bueno, el día acababa, pero no sabía si era el mismo u otro, pedía a Viviana que trajera mi computadora, tenía que escribir la última vez que había escrito algo había quedado en el capítulo que describe que acababa de descubrir que estaba embarazada, habían pasado muchas cosas… Así que retome con calma, me costaba recordar todo los detalles y como el médico que me recomendó esto hace años dijo ‘solo escribe, los detalles van a aparecer solos’, eso hice. 


Escribir hasta tarde, Julián estaba conmigo, me miraba a ratos y a ratos miraba por la ventana, algo le molestaba, pero no era que yo escribiera tanto, de eso estaba segura. Terminé el capítulo anterior y miré a mi acompañante, teníamos que hablar.


“¿Qué te molesta?”- pregunté sin rodeos.

“Nada.”

“Bien, cambia la cara.”

“No puedo… Esta es la única que tengo.”

“Porque me respondes así, ¿estás molesto conmigo?”

“No.”

“Bien… ¿Estás molesto con Laila?”


No respondió, volteó hacia la ventana y puso sus manos en la espalda, igual como en otro tiempo lo hacían los caballeros al estar de pie. Miró y se balanceo en sus pies y me di cuenta de lo extrañamente viejo que se veía para mí, como si tuviera doscientos años… bueno realmente tenía más de doscientos años, pero nunca había notado la diferencia de edades y me sorprendió.


Miré la computadora y decidí retomar un poco lo que estaba haciendo, total si él no quería hablar, ese no era mi problema. Escribí algo y cerré el notebook, tenía sueño, desde hacía varias horas que estaba cansada, pero recién ahora tenía sueño. 


Apoyé la cabeza en la almohada y empecé a relajarme cuando escuche claramente ‘Porque no ve que Laila la manipulo como a mí, para volverla algo que no es?’. Miré a Julián, estaba en silencio, no había dicho nada, pero yo estaba segura de lo que había escuchado…


“¿Por qué piensas eso?”- dije mientras bostezaba cansada.


Julián volteo y me miró a los ojos algo extrañado, pero como criatura sobrenatural, entendió más rápido que yo, lo que había pasado y simplemente se limitó a responder.


“Porque es cierto, Laila te ha manipulado, como lo hizo conmigo cuando murió la mujer que amaba y me prometió una vida de anónimo porvenir, donde cada noche podría amarla y descubrir el mundo… Lo que nunca me dijo, era que no tendría familia o descendencia y que sobre la descendencia de mis hermanos también estaba prohibido acercarme hasta la quinta generación. Aprendí a ver el mundo a través de sus ojos y sé que ella quería esto, quería probar contigo que no es necesario ser vampiro para ser inmortal y lo consiguió… Ahora tú serás materia de estudio para nosotros, veremos cómo hacer para revertir la necesidad de sangre a través de tu sangre, es probable que no lo hagan hoy, ni mañana, pero en algún punto de la historia los jueces determinarán que es tiempo de conocerte y sabrás todo lo más repugnante de nosotros, todo lo más halagador, todo de todo.”


Sus palabra eran una suerte de predicción amenazante, pero a mí no me parecía tan terrible, ahora podría criar a mi hija, podría estar con mi familia unos años más, además la inmortalidad que me había dado Laila no estaba exenta de la muerte, la muerte podría venir en cualquier forma y si entendía bien lo que había pasado hace unos días, mi corazón podría ser el órgano que la trajera, no veía todo con el tinte negro y terrible como lo hacía Julián y siempre creí que Laila estaba tratando de hacer más que sólo salvarme, así que no era algo que me molestara realmente. Él se acercó y vi sus años, vi su cansancio, vi nuestra diferencia y me pregunté porque nunca la habría visto antes, aunque no me importo, lo amaba de verdad, lo amaba y eso me bastaba, para besarle medio dormida.


Desperté al amanecer, el color del sol me llamó la atención parecía pálido, y la mirada de la enfermera al entrar me pareció dormida, una serie de detalles que jamás había visto me llamaban la atención y me abrasan a una nueva realidad, como cuando uno se queda mirando fijo algo y no puede dejar de verlo aunque quiera. 


La mañana fue lenta y a las ocho cuando entró mi papá con la bebé en brazos, no pude dejar de mirarla, estaba hipnotizada por sus diminutos rasgos, el color de su piel, la expresión de su mirada. Por primera vez en mi vida, deseé poder ver desde sus ojos el mundo, poder saber qué pensaba o que quería hacer, pero no vi, no sentí ni supe nada fuera de lo común con ella, seguía siendo un misterio en desarrollo, la besé y dormí junto a ella un buen rato. Para cuando desperté, sentía los pechos pesados, miré mis mamas y tenía leche, tanta leche que se me estaba cayendo, manchando la ropa y mojando a Maura.


Mi bebé al sentir el olor de la leche comenzó a llorar e instintivamente me la acerque al pecho, pasarían quince largos minutos antes de que se acabara parte del contenido de mi pecho derecho y la trasladé al otro pecho, donde ella mamó con ganas, como si la vida se le fuera en sacar la leche de su madre, después de esta experiencia que no se puede describir con palabras porque francamente habría que inventarlas, me sentí madre de mi hija, me sentí unida a ella. 


El día transcurrió lentamente, la familia me visitó y Carlo se quedó por primera vez junto a mí, además habían logrado admitir a la bebé en mi habitación cuando vieron que ella tomaba de mi leche y entre argumentos válidos, racionales y clínicos, el médico accedió a que amamantara a Maura, accediendo a que ella se quedara junto a mí en la habitación.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Estas en mi vida (P 34 y 35)

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara

Parte 34 - Quiero vivir

La luz del amanecer se volvió regular y Laila seguía girando sobre sus talones en el techo de la habitación argumentando razones para vivir, mientras que yo comenzaba a sentir angustia por ella, el día estaba comenzando... La cara de Laila se inundó con la luz de sol y no pasó nada, no hubo brillos extraños, no hubo chispas, su piel no se incendió, ni siquiera pareció darse cuenta de lo que pasaba, mientras que todos mis miedos y angustias aceleraban mi corazón y hacían sonar las máquinas, Laila bajó del techo tomo mi mano y sonrió.


“Este es otro secreto, yo descubrí un modo de estar al sol y no morir por ello, pero aún está en fase experimental así que no lo he compartido con nadie, pronto se lo diré a Julián...”- dijo riendo algo traviesa y relajando por primera vez su tono de voz.


La miré tratando de entender lo que me decía con la mayor rapidez que mi cerebro podía, pero la enfermera entró y preguntó qué había motivado el alza de frecuencia cardíaca y antes de que pudiera hacer algo, me inyectó un sedante. Cuando desperté no supe si habían pasado unas horas, unos días o semanas, estaba cansada, estaba francamente cansada.


“Cariño, hoy nuestra hija me sonrió, es tan hermosa, me gustaría que pudieras tomarla, tiene tus pestañas y se ve fuerte.”


Lo miré y él supo que estaba consciente, llamó al médico y me habló de cosas que no entendí, al parecer no todo estaba perdido en mi caso… no todo me llevaría a la muerte otra vez y salvarme no sería producto de la magia de los vampiros, sino que de la ciencia de los humanos, no pude evitar derramar una lágrima mientras escuchaba.


“La droga es experimental, tienes que firmar el consentimiento para su uso, pero dado su estado, bastará con su consentimiento verbal.”


Miré a Carlo y mire a la bebé que cargaba en sus brazos, una necesidad imperiosa de tenerla en mis brazos y besarla, me ayudaron a decirle que si con un movimiento de cabeza que fue casi mínimo, pero que para mí fue toda una odisea, tan agotadora que me quedé dormida pocos minutos más tarde. Creo que era el mismo día o la misma tarde… Laila estaba en mi habitación tomando mi mano.


“Despierta no tengo mucho tiempo más para hablar, pronto llegará Julián, vas a probar la droga experimental, tal vez eso ayude a convencerles de que no es mágico tu recuperación y tal vez puedas aceptar mi ayuda.”

“Laila… déjame ir…”- logré articular mientras ella sostenía mi mano en el aire.

“No, no lo aceptó, puedes vivir… estoy segura que es lo que quieres en el fondo, lo que sentiste cuando viste a tu hija, lo que anhelas, yo puedo dártelo puedo ayudarte… acepta mi ayuda.”- dijo en un tono de voz que era de súplica, estaba segura.


La miré a los ojos, era cierto quiero vivir, quiero disfrutar a mi Maura, quiero correr otra vez y no estar acostada en una cama, ¿pero a qué precio es todo eso?, sabía que no se daría por vencida, la miré largo rato sin decir nada, sin pensar nada, ella estaba cada vez más angustiada y triste, mi supervivencia le estaba activando recuerdos de otra vida o de otras vidas, de otras personas a las que no pudo salvar esta alquimista, inspire hondamente, trate de articular sin agotarme pero me agoto igual.


“Acepto”.


Parte 35 - Despertar

La tarde se extendía y había estado consciente por cerca de una hora, o eso calculaba, la verdad es que me costaba demasiado tener una noción clara del tiempo, sólo sabía que fuere de día o de noche siempre estuve acompañado, por mis padres, mi hermana o su marido, Carlo, Julián y ahora también Laila. 


Todos se turnaban de día y de noche para acompañarme, el cariño y la unión que había generado mi estado era conmovedora, otra vez mi historia se propagaba por los pasillos del hospital, las enfermeras y médicos contaban cómo había sobrevivido a varias colapsos generales, como lograba volver de la muerte y como llevaba tres semanas completos luchando por vivir… Tres semanas de las que apenas y recuerdo fragmentos borrosos, pero no solo la unión de mi familia y de los hombres que me rodean era llamativo para las enfermeras, la maravilla de mi hija que estaba completamente sana ponía la nota milagrosa y la excepcionalidad a la historia.


Laila llego a mi habitación acompañada de Julián, se notaba que habían discutido, pero no tenía idea el tema y no me dijeron nada, luego cerraron la puerta, bajaron las corinas y armaron todo para dejarme en una especie de habitación ritual, Julián extendió una tela de color lila sobre mi pecho y dibujo sobre ella un circulo, tomo velas de colores rojo y naranjo que hizo flotar a mi alrededor haciendo un circulo más grande, las velas flotaron siempre en el mismo sentido, contrarios a las agujas del reloj y a la misma distancia formando un circulo perfecto. Laila tomaba un poco de hierbas que revolvía en un pote que parecía de madera, se veía añoso, gastado… Estaba cansada pero Laila trataba de ayudarme influyendo para que me despertara, el silencio parecía extenderse por el hospital hasta que no escuche ni un solo ruido, Laila agrego algo de agua y luego de unos minutos coló la sustancia y me la dio a beber, un sabor viscoso y amargo recorrió mi garganta y pude percibir claramente que recorría mi esófago, y llegaba hasta mi estómago, donde se anidaba en una suerte de detención temporal, luego comencé a sentir calor, un calor leve al principio hasta volverse tan intenso que me dolía todo el cuerpo, sentía mis venas hirviendo, sentía mi cuerpo levantarse de la cama, las velas hacían su trayectoria más rápida, el polvo del círculo se elevaba y cubría mi cuerpo como si fueran una cortina semitransparente, mis manos transpiraban, el dolor era tan grande, el calor era tan intenso, que no resistí mucho más antes de caer inconsciente, lo último que recuerdo fue el brillo que emanaba desde mí, un brillo intenso.


Cuando desperté otra vez era de día y estaba mi madre a mi lado, rezaba el rosario, sostenía en las manos su rosario, ese que las perlas tenían forma de rosas que tiene olor a rosas además, el que sólo saca cuando había algo realmente complejo pasando y deduje que había estado más de un día sin conciencia. La miré rezar y sonreí cuando ella levantó la cabeza, me miró incrédula y después de levantarse y tomar mi mano, comenzó a gritar:


‘Doctor… ¡Doctor!...’


Aún estaba confundida, cuando el médico comenzó a revisar mis signos vitales, a revisar los resultados de los exámenes y otras cosas, estaba cansada pero no me dormí y miraba a todos lados esperando que alguien me dijera: ¿cuánto tiempo había pasado y donde estaba mi hija?


“Hola, ¿cómo estás?”- dijo Carlo.

“Cansada, pero no quiero dormir… ¿Dónde está Maura?”

“Maura está en casa, la traerá tu papá en un momento más”- respondió Carlo que había llegado casi quince minutos más tarde de que desperté.

“¿Qué fecha es hoy?”

“El médico me pidió que te dijera las cosas lentamente, tienes mucho que asimilar, así que vamos a ir lentamente…”

“Bueno, ¿Qué día de la semana es hoy?”

“Es Miércoles.”

“¿Qué otra cosa puedes decirme?”

“Que según el laboratorio, no tienes rastros del cáncer, estás completamente sana.”


Lo miré incrédula… Sana… Yo estaba libre del cáncer, podría hacer mi vida otra vez sin tener que vivir con él sino del cáncer… Sana…


“¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?”

“Cerca de un mes.”

“Un mes… ¿Qué más ha pasado?”

“Estuviste muerta por ocho minutos el último día y después de eso te conectaron a una máquina para darte asistencia artificial, te desconectamos hace tres días y estábamos esperando que despertaras o que…”

“Que no despertara.”

“Si, eso.”


Miré a Carlo que parecía el novio del año, con su sonrisa de oreja a oreja y me pregunté porque yo no me sentía tan feliz como él. Mi papá entró a mi habitación con la bebe en los brazos, estaba tan grande… Tan grande… Que mis lágrimas brotaron como río cuando la tomé en brazos y créanme que la habría sostenido el resto de la tarde en brazos si no fuera porque cuando comencé a agotarme sentí mis brazos débiles y tuve que devolvérsela a Carlo por miedo a que se cayera.


Laila llegó al atardecer con Julián y ambos se sentaron en sillas frente a frente, al parecer aún había algo de conflicto entre los dos, pero no se molestaron en hablar de ello, solo se quedaron mirándome y esperando que les contara algo, pero que les iba a decir… Mi padre se quedó hasta tarde conmigo, lo cierto es que los niños no pueden estar en lugares como la UTI o la UCI, pero como mi caso era conocido por todos, las enfermeras se encargaron de traer leche, conseguirse pañales y trataron de ver que me pudiera quedar hospitalizada con ella, pero el médico lo desestimó por ahora. Así que mi papá se quedó hasta las once de la noche para que yo pudiera disfrutar de mi hija de un mes de edad… Un mes ya...


“Deberían saber que tengo claro que han estado discutiendo y creo saber el tema, pero creo que es hora de que se tranquilicen, las cosas están bien.”- le dije cuando estuvimos solos.

“No, no lo están.”- reclamó Julián.

“Entonces dime, ¿qué hace que no lo estén?, ¿Qué ha pasado?”- dije tratando de no mostrar malestar, aunque la verdad no era sencillo.

“Laila hizo una fórmula para poder estar al sol un par de horas durante el día y lleva diez años probándola y no me había dicho nada de eso a mí”

“¡Ha!, te ha contado.”

“¿Como, ya lo sabías?”

“Si, ¿qué otra cosa anda mal?”

“La fórmula que aplicó para salvarte la vida, no la había probado más que en gatos enfermos y tres de los siete se habían muerto, sólo uno se había recuperado realmente el resto habían quedado tullidos, o mal de algún modo.”

“Eso me parecía probable.”-respondí serena.

“¿Te dijo que lo que hizo es similar a volverse vampiro?”


Miré a Julián, eso no estaba claro, eso nunca me lo había imaginado, ¿A qué se refería exactamente cuando decía que similar a volverme vampiro?, ¿Ahora chuparía sangre como ellos?, ¿Tendría ocultarme de la luz?… No creo, estuve todo el día en mi habitación y no pasó nada… Comencé a entrar en pánico y Laila me tomó de la mano.


“No nada de eso, descubrí una fórmula de inmortalidad. Algo que no se había probado en humanos nunca, solo en gatos, aun puedes morir, o te pueden matar, pero en términos técnicos tendrás posibilidades de inmortalidad, por lo menos de cien años, no vas a envejecer mucho, lo que las hierbas hacen es detener tu proceso de envejecimientos y bueno te verás relativamente joven siempre…”


Si eso no sonaba tan mal, ¿Por qué no le parecía bien a Julian? Laila me miraba con sus ojos llenos de alegría, se sentía satisfecha de sí misma, había logrado inmortalizarme de algún modo y podríamos aprender la una de la otra muchas cosas, además no había dejado de ser humana… ¿o si?


“¿Por qué a Julián no le parece bien?”- dije finalmente omitiendo la pregunta que tenía en mi mente.

“Porque no podrás volver a tener familia, porque tal vez nunca más te enfermes o un resfrió te mate, porque podrás hacer muchas cosas en tu vida, pero tendrás que ir dejando a un lado a tu gente paulatinamente para que no sospechen de que eres inmortal y porque como mi maldición, la tuya significará que verás a tus nietos envejecer a la distancia, nunca podrás tener a tu familia contigo… y eso ella no te lo dijo.”


Parpadee dos veces, seré inmortal… podré ver a mis nietos de lejos… esto era más de lo que quería saber por hoy, la cabeza me empezó a dar vueltas y de pronto ya no supe más de mí.