miércoles, 15 de mayo de 2013

Estas en mi vida (p35)

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara


La tarde se extendía y había estado consiente cerca de una hora, o eso calculaba, la verdad es que me costaba demasiado tener una noción clara del tiempo, sólo sabía que era de día o de noche y que siempre estuve acompaña, mis padres, mi hermana, Carlo, Julián y ahora Laila. Todos se turnaban de día y de noche para acompañarme, el cariño y la unión que había generado mi estado era conmovedora, otra vez mi historia se propagaba por los pasillos del hospital, las enfermeras y médicos contaban como había sobrevivido a varias colapsos generales, como lograba volver de la muerte y como llevaba tres días completos luchando por vivir… tres días de los que apenas y recuerdo fragmentos borrosos, pero no solo la unión de mi familia y de los hombres que me rodean era llamativo para las enfermeras, la maravilla de mi hija que estaba completamente sana ponía la nota milagrosa y la excepcionalidad a la historia.
Laila llego a mi habitación acompañada de Julián, se notaba que habían discutido, pero no tenía idea el tema y no me dijeron nada, luego cerraron la puerta, bajaron las corinas y armaron todo para dejarme en una especie de habitación ritual, Julián extendió una tela de color lila sobre mi pecho y dibujo sobre ella un circulo, tomo velas de colores rojo y naranjo que hizo flotar a mi alrededor haciendo un circulo más grande, las velas flotaron siempre en el mismo sentido, contrarios a las agujas del reloj y a la misma distancia formando un circulo perfecto. Laila tomaba un poco de hierbas que revolvía en un pote que parecía de madera, se veía añoso, gastado… estaba cansada pero Laila trataba de ayudarme influyendo en que me despertara, el silencio parcia extenderse por el hospital hasta que no escuche ni un solo ruido, Laila agrego algo de agua y luego de unos minutos coló la sustancia y me la dio a beber, un sabor viscoso y amargo recorrió mi garganta y pude percibir claramente que recorría mi esófago, y llegaba hasta mi estómago, donde se anidaba en una suerte de detención temporal, luego comencé a sentir calor, un calor leve al principio hasta volverse tan intenso que me dolía todo el cuerpo, sentía mis venas hirviendo, sentía mi cuerpo levantarse de la maca, las velas hacían su trayectoria más rápida, el polvo del círculo se elevaba y cubría mi cuerpo como si fueran una cortina semi transparente, mis manos transpiraban, el dolor era tan grande, el calor era tan intenso, que no resistí mucho más antes de caer inconsciente, lo último que recuerdo fue el brillo que emanaba desde mí, un brillo intenso.

Cuando desperté otra vez era de día y estaba mi madre a mi lado, rezaba el rosario, tenia en las manos su rosario de perlas con forma de rosas que tiene olor a rosas, ese que sólo lo saca cuando hay algo realmente complejo pasando y deduje que había estado más de un día sin conciencia. La miré rezar y sonreí cuando ella levanto la cabeza, me miro incrédula y después de levantarse y tomar mi mano, comenzó a gritar ‘Doctor… doctor!’

Aún estaba confundida, cuando el medico comenzó a revisar mis signos vitales, a revisar los resultados de los exámenes y otras cosas, estaba cansada pero no me dormí y miraba a todos lados esperando que alguien me dijera cuanto tiempo había pasado y donde estaba mi hija.

“Hola, como estas?”- dijo Carlo.
“Cansada, pero no quiero dormir… Donde esta Maura?”
“Maura esta en casa, la traerá tu papá en un rato más”- respondió Carlo que había llegado casi quince minutos más tarde de que desperté.
“¿Qué fecha es hoy?”
“El médico me pidió que te dijera las cosas lentamente, tienes mucho que asimilar, así que vamos a ir lentamente…”
“Bueno que día de la semana es hoy?”
“Es Miércoles.”
“¿Qué otra cosa puedes decirme?”
“Que según el laboratorio, no tienes rastros del cáncer, estas completamente sana.”

Lo miré incrédula… Sana… yo estaba libre del cáncer, podría hacer mi vida otra vez sin tener que vivir con el sino del cáncer… sanada…

“Cuanto tiempo estuve inconsciente?”
“Cerca de un mes.”
“Un mes… ¿Que más ha pasado?”
“Estuviste muerta por ocho minutos el último día y después de eso te conectaron a una máquina para darte asistencia artificial, te desconectamos hace tres días y estábamos esperando que despertaras o que…”
“Que no despertara.”
“Si, eso.”

Miré a Carlo que parecía el novio del año, con su sonrisa de oreja a oreja, y me pregunté porque yo no me sentía tan feliz como él. Mi papá entro a mi habitación con la bebe en los brazos, estaba tan grande… tan grande… que mis lágrimas brotaron como río cunado la tomé en brazos y créanme que la habría sostenido el resto de la tarde en brazos si no fuera porque cuando comencé a agotarme sentí mis brazos débiles y tuve que devolvérsela a Carlo.

Laila llego al atardecer con Julián y ambos se sentaron en sillas frente a frente, al parecer aun había algo de conflicto entre los dos, pero no se molestaron en hablar de ello, solo se quedaron mirándome y esperando que les contara algo, pero que les iba a decir… Mi padre se quedó hasta tarde con migo, lo cierto es que los niños no pueden estar en lugares como la UTI o la UCI, pero como mi caso era conocido por todos, las enfermeras se encargaron de traerme leche, conseguirse pañales y trataron de ver que me pudiera quedar hospitalizada con ella, pero el medico lo desestimo por ahora. Así que mi papá se quedó hasta las once de la noche para que yo pudiera disfrutar de mi hija de un mes de edad… un mes ya...

“Deberían saber que tengo claro que han estado discutiendo y creo saber el tema, pero creo que es hora de que se tranquilicen, las cosas están bien.”
“No, no lo están.”- reclamó Julián.
“Entonces dime que fue lo que ha pasado?”
“Laila hiso una fórmula para poder estar al sol un par de horas durante el día y lleva diez años probándola y no me había dicho nada de eso a mí”
“Ha!, te ha contado”
“Como ya lo sabías?”
“Si, que otra cosa anda mal?”
“La fórmula que aplico para salvarte la vida, no la había probado más que en gatos enfermos y tres de los siete se habían muerto, solo uno se había recuperado realmente el resto habían quedado tullidos, o mal de algún modo.”
“Eso me parecía probable.”-respondí serena.
“Te dijo que lo que hizo es similar a volverte vampiro?”

Miré a Julián, eso no estaba claro, eso nunca me lo había imaginado, a que se refería exactamente cuando decía que similar a volverme vampiro?, ahora chuparía sangre como ellos?, tendría ocultarme de la luz… no creo estuve todo el día en mi habitación y no pasó nada… comencé a entrar en pánico y Laila me tomo de la mano.

“No nada de eso, descubrí una fórmula de inmortalidad. Algo que no se había probado en humanos nunca, solo en gatos, aun puedes morir, o te pueden matar, pero en términos técnicos tendrás posibilidades de inmortalidad, por lo menos de cien años, no vas a envejecer mucho, lo que las hierbas hacen es detener tu proceso de envejecimientos y bueno te verás relativamente joven siempre…”

Si no sonaba tan mal, porque no le parecía bien a Julian? Laila me miraba con sus ojos llenos de alegría, se sentía satisfecha de si misma, había logrado inmortalizarme de algún modo, y podríamos aprender la una de la otra muchas cosas, además no había dejado de ser humana… o si?

“Porque a Julián no le parece bien?”- dije finalmente omitiendo la pregunta que tenía en mi mente.
“Porque no podrás volver a tener familia, porque tal vez nunca más te enfermes o un resfrió te mate, porque podrás hacer muchas cosas en tu vida, pero tendrás que ir dejando a un lado a tu gente paulatinamente para que no sospechen de que eres inmortal y porque como mi maldición la tuya significará que veras a tus nietos envejecer a la distancia, nunca podrás tener a tu familia contigo… y eso ella no te lo dijo.”

Parpadee dos veces, seré inmortal… podré ver a mis nietos de lejos… esto era más de lo que quería saber por hoy, la cabeza me empezó a dar vueltas y de pronto ya no supe más de mí.

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