Parte 29 - Dar explicaciones
Continuar caminando, continuar la vida después de haber dejado atrás lo bueno y lo malo de lo que uno ha hecho, es complicado. Nunca he tenido éxitos increíbles de los que sobreponerme, o fracasos que me dejaran en el suelo, quizá el no tener experiencia en éxitos y en fracasos, es lo que me lleva a dar vueltas a este tema mil y una vez.
La mañana después de que Carlo partiera a un hotel fue extraña, Julián se quedó conmigo en casa, pero esa noche fue llamado a un tema del que no hablo y no le pregunté tampoco, estaba acostumbrada a que la comunidad de vampiros celebrará sus reuniones cada cierto tiempo y que el tema de estas no fuera transmitido. Estaba sola en mi cuarto y miraba mi reflejo en el espejo, el color de mis ojos había vuelto a ser café, mi piel ya no se veía pálida, aunque no precisamente tostada. El timbre me tomó por sorpresa y cuando abrí la puerta y vi a mi padre frente a mi me alegré.
“Hija, ¿puedo pasar?”
“Claro, pasa… pasa- me hice a un lado y él entró- ¿Cómo va todo?”
“Venía a comunicarte que tu madre ha decidido aceptar que Carlo se quede en nuestra casa durante unas semanas. Hasta que él tenga dinero para ver un hotel o hasta que pueda arrendar.”
La declaración de mi padre me dejó de una pieza. Carlo no se había ido directo a un hotel… ¿Por qué? ¿Le faltaría dinero?, ¿Si me ofrecía a pagarle un hotel era mucho?...
“Bueno. La casa de ustedes, no veo que tengo que ver yo en sus decisiones.”
Mi papá me miró con cara de pocos amigos, ¿no era ese el tema de conversación?, Esto de vivir con vampiros que hablan claro y no se van por las ramas para decir las cosas afecta más de lo que uno quiere… La noche entera me la había pasado escuchando de boca de Julián lo fabulosa, lo feliz que estaba y lo bella que era y no lo decía de modo irónico…
“Hija, ¿no quieres saber cómo fue que Carlo terminó en casa en vez de en un hotel?”
“Bueno, cuéntamelo.”
Mi papá me miró un poco más cansado que de costumbre y luego comenzó el relato. Carlo había preparado una celebración sorpresa en casa de mis padres porque justamente ayer se cumplían dos meses desde que nos habíamos conocido en España, así que había conspirado con mi madre y preparado todo para pasar a buscarme y llegar juntos a la celebración, comer mis platos favoritos, etc.
Así que cuando apareció en casa de mis padres anoche, no fue raro para ellos, el conflicto fue que llegó mal… y bueno mi madre después de escuchar el relato de lo que había pasado, le prohibió terminantemente que se fuera a un hotel y bueno el resto era historia.
“¿Qué es lo que quieres que haga papá?”
“Hija, no quiero que hagas nada. Solo vengo a contarte que Carlo está en nuestra casa y que tu madre está enfurecida contigo, considera que estas haciendo las cosas mal, tal vez sería bueno que te juntaras con ella y hablen fuera de casa. Pero ten claro que a mí tampoco me parece nada de bien el modo en que has solucionado las cosas… Carlo no se merecía esto, él te quiere bien…”
Cuando papá se fue, volví a repasar las cosas, como es que Carlo lleva buena cuentas de las fechas y yo no tengo idea de nada, cómo es que Julián nunca ha celebrado ninguna fecha conmigo… Compararlos no me llevaba a nada bueno, dejar las cosas así me traería problemas a futuro.
Me armé de paciencia y revisé las cosas que habían pasado desde la perspectiva de mi madre y la verdad es que ella no sabe nada o casi nada de lo que realmente ha pasado y es normal que esté molesta conmigo, trate de ver qué podría decirle y nada de lo que le dijera la tranquilizaría y nada de lo que Julián hiciera ayudaría en nada.
Así que la llame al celular y trate de en pocas palabras decirle que tenía que confiar en mi criterio, que lamentaba lo que estaba pasando con Carlo y que sinceramente esperaba que no tomara partido, porque no quería dejar de verla, a menos que ella así lo decidiera, creo que esa última frase le aclaro lo determinada que estaba a no dejarme influenciar o extorsionar. Finalmente le dije que la quería, pero que hasta que no fuera más neutral para actuar, no quería verla…
Me sentí como la peor hija del mundo, ella me ha cuidado siempre, ha estado a mi lado siempre y ahora le estoy diciendo que yo no estaré a su lado hasta que tome partido por mí y mis decisiones… Pero no tengo más alternativas y ella a la larga lo entendería, eso no quita que después de decirle esto empecé a desmoronarme y tuve que cortar el teléfono.
A las tres de la mañana tenía tanta energía que no me quedaba dormida y creo que por eso empecé a pintar el cuadro, era una escena que tenía tan clara en mi cabeza que cuando la empecé a esbozar no supe porque hice las líneas curvas o el brillo de los ojos de la persona, a la mañana siguiente tenía casi terminado el cuadro, pinte de corrido toda la mañana y pare para ir al baño y para prepararme un café, tenía en el pecho la necesidad de seguir pintando como si el trazar y colorear con el óleo fueran una droga que me consumía y cuando concluí el último toque y puse mi firma me sentí libre, deje la tela junto a la ventana y me di una ducha, no fue hasta que salía del baño y entre distraída a vestirme, que no me percaté de que la escena era la misma que habíamos vivido Carlo y yo, la primera vez que nos vimos en Madrid.
Eran las cinco de la tarde y no dejaba de mirar el cuadro.
¿Por qué habría pintado esto?...
Cerca de las seis de la tarde saque la pintura y puse otra tela en blanco, pero como el blanco de la tela, mi cabeza no tenía más ideas y solo veía blanco… Trace un par de líneas y nada, salí a comprar pan y cuando regresé a casa me sentí otra vez inspirada, frente a la tela repetí la misma mecánica, trazos sin sentido aparente, armar la figura y en último lugar pintar, usé los colores sin preguntarme si me gustaba o no, solo marcaba el blanco tiñéndolo de colores, la misma sensación de que esto era una droga que me consumía, la misma sensación de que estaría sacando algo de mi cabeza y cuando terminé otra vez habían pasado horas y horas de pie frente a la tela, me tomé otro café y prepare unos huevos revueltos, saque la mantequilla y tosté el pan, cuando tenía mi desayuno listo, regresé a la pieza y miré el cuadro, para darme cuenta que esta escena también era familiar, éramos Julián y yo, besándonos apasionadamente, en una noche de luna llena, podríamos haber estado volando o no, porque solo se veían nuestro cuerpos hasta la cintura…
¿Qué me estaba pasando?...
De pronto miré la ventana era medio día, ¿pero de qué día?
Me senté sobre la cama, mirando la escena de Carlo y la de Julián… Podría ser una sola persona… podría amar a Carlo, aún que amaba a Julián… Podría tener una vida normal, pero escogía la vida con Julián, estaba siendo consciente de que realmente podría escoger... Y si, era consciente de que escogía. ¿Por qué tenía que escoger lo más complicado? Después de todo, si hubiera seguido con Carlo, sé que habría aprendido a quererlo, tal vez a amarlo… No, no soy esa persona, no soporto estar con alguien si no es lo que realmente deseo, por eso no tuve miles de relaciones antes y no soporté tener dos en paralelo ahora último tampoco…
Por primera vez desde que había iniciado una relación con Julián me pregunté ‘¿Por qué no volverme vampiro?’ Después de todo, qué más podría hacer. Estaba masticando y algo me dio nauseas… Pasaron unos segundo y tuve que correr al baño, vomitando todo el desayuno… Preocupada llame a mi papá y le pedí me llevara al médico, si el cáncer se había activado, debía actuar rápido, llamé a mi médico en Santiago, Cristóbal decidió llamar a un amigo médico en la clínica Reñaca, dónde me esperaban para hacer los exámenes de rutina, y rehidratarme, porque suponían que estaba más mal de lo que me sentía, para cuando entramos a la clínica, me sentí más que observada, todo mundo me trató con mucho cuidado. Los exámenes de rutina previos a una escáner de cuerpo completo tenían resultados rápidos y cuando el médico llegó quince minutos más tarde con los resultados, no supe si reír o llorar.
Estaba embarazada.
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