sábado, 4 de mayo de 2013

Estas en mi vida P25

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara


“Julián, sólo hablaba con la muchacha, no seas desagradable”
“Laila, ya es hora de que nos vallamos.”

La vampiro miraba a Julián sin expresividad en el rostro, sus ojos verdes parecían igual de tranquilos que los ojos negros de él, pero de pronto percibí algo de emoción, como si ambos se estuvieran midiendo en silencio.

“Bueno hagan lo que gusten, pero por favor que sea rápido, Carlo está por llegar.”
“Entremos a tu casa”- dijo Julián en un tono que no admitía reclamos y de pronto me pregunté porque ahora logro captar sus emociones en la voz, era como si en breves segundos todo a mí alrededor se hubiera puesto en alerta y viera detalles obvios que nunca había logrado captar.
“No” -les respondí sin énfasis en el mismo tono que él.
“Cariño, lo mejor es que me dejes terminar de hablar con la muchacha, ya verás que no pasará nada grave.”- Laila parecía desafiar a Julián.
“No está en ti, decirle lo que he callado, no está en ti el que ella sepa nada de lo que no quiera saber o que no pregunte directamente, si no te callas sólo provocaras daño, que no lo ves?”- Julián sonaba algo angustiado.

Laila me miro a los ojos y luego de unos segundos, se aproximó, susurrando al oído algo que apenas entendí y que tarde horas en reconstruir completamente, la frase era algo así como ‘llámame cuanto antes, aún hay mucho que decirte’, luego de esto dio media vuelta y casi tan rápida como un rayo desapareció. Julián estaba junto a mí, no dijo nada, no hizo nada, quieto tan rígido que parecía muerto y en algún momento supe que no estaba bien, que sus brazos estaban más rígidos y que su mandíbula tenía una línea más tensa porque estaba apretando sus sienes, que estaba preocupado y cuando iba a hablarme dio media vuelta y revisando el panorama se elevó desapareciendo en el cielo.

Miraba hacia donde lo había visto desaparecer sin percatarme que Carlo estaba junto a mí, su beso en mi mejilla me trajo de regreso al presente, no pregunto que miraba y no le dije que estaba haciendo parada en la puerta de mi casa mirando el cielo, supongo que ninguno quería hablar de estos episodios extraños en los que yo miraba el cielo y el me miraba a mi tratar de encontrar algo en algún lugar de la oscura noche. 
Cenamos y no hablamos muchos, nos sentamos a ver las noticias y no hablamos mucho mas, en mi cabeza estaba la conversación con Laila, ella había dicho algo que me había dejado callada, ‘al invitarte tu vida se ata a la de la otra persona por el tiempo en que vivas, o bien hasta que te vuelvas vampiro’, y una extraña idea se comenzó a generar en mi cabeza, que tal si la sensación de que se me partía el alma no era mía sino de él, que tal si la pena y la desazón de Julián eran esa especie de grieta que percibía en mi pecho cada vez que avanzaba en mi vida con Carlo… 

Carlo habló de su día, de sus cosas y cuando vio que no respondía solo se acercó y me abrazo, parecía que supiera que yo estaba pensando en Julián, pero no dijo nada. Y cuando a la noche me fui a dormir sin más que un ‘que descanses’, no trato de besarme o de entrar a mi habitación, cosa que francamente le agradecí. La noche se volvió fría y yo tenía que verlo, tenía que hablarle, en mi cabeza daban vuelta las palabras de Laila, en mi pecho la sensación de que la herida estuviera sangrando me hacía pensar que necesitaba una explicación. Cuando estuve segura de que Carlo dormía en la habitación de al lado, me elevé y con todas mis fuerzas llame mentalmente a Julián, pasaron minutos en los que me repetía que no era como si tuviera un teléfono y ahora que me acordaba el había eliminado el suyo poco después de la llegada de Carlo a Valpo, pero quería creer que cuando yo pensaba en él, tenía qué escucharme, así que seguí llamándolo mentalmente hasta que no supe si alucinaba o lo estaba escuchando en mi cabeza contestar ‘no puedo’, y de pronto miré por mi ventana y simplemente salí volando, recorrí varias calles y llegue a un edificio abandonado, no había entrada y las paredes apenas se mantenían en pie, la fachada de una casa de principios del siglo pasado, delataba la riqueza de esa casa y la decadencia las tablas que cubrían todas las ventanas y puertas, así como los grafitis en la pared. Volé por encima del edificio, y de pronto lo tenía frente a mí… Julián…

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