Viernes, otra vez viernes.
Quiero salir a bailar, reírme con mi
amiga y olvidar estos últimos tres días, quiero… pero no puedo, con quien dejo
a mi hijo. Salgo tarde del trabajo, me esperan en casa, había quedado con mi
hermano y ya llegó, pero yo sigo aquí sentada frente al computador tratando de
escribir la historia de un vampiro… un vampiro, nunca entendí que rayos le dio
a mi intelecto creativo con inventar una historias de vampiros, a mí no me
parece para nada la idea de volverme inmortal y lucir el resto de mi
inmortalidad igual, o volverme inmortal y tener que beber sangre humana para
sobrevivir, definitivamente no me agradan los vampiros o su misticismo… tal vez
por eso le di el giro que le di a la segunda parte de la historia… pero en fin,
escribo lo que parece una antítesis a mi propia vida, porque a mi protagonista
a falta de un hombre que la ame, tiene dos… y yo? hasta ahora ninguno.
Es viernes por la noche y sólo quiero
descansar, mi hijo está en su cama, agotado de jugar con su primo, mi hermano y
su mujer me hicieron reír, olvidarme del complejo escenario que tengo en
frente, y como ya todo volvió al silencio, tomo un baño largo, me lavo el pelo,
pienso en mi vida y disfruto del agua tibia, hace tanto frío últimamente que el
agua no solo relaja, me hace sentir en orto lado, para cuando me salgo del agua
son las diez y media, me seco con calma el pelo, trato de alisarlo, cosa que no
consigo como quisiera, porque el aire está muy húmedo, y finalmente salgo del
baño para irme a la cama.
Veo mis cosas, ordeno algo mi cuarto, abro
la cama para acostarme y tocan la puerta… que hora es? Miro el celular las
once, abro la puerta mirando mi teléfono y el corazón me da un vuelco cuándo
veo a la persona frente a mí.
“Hola”- dice él.
“Hola”
“Puedo pasar?”
“Si”
“Como estas?”
“Eeee... estoy… y tú?“
“De eso venía a hablarte”
Me siento en mi cama, en el que fue su
rincón la última vez que estuviste aquí, y trato de no sentir ninguna emoción,
trato de concentrarme en ti y en lo que quieres decir… pero no hablas, al
principio dices mi nombre y contienes el aire, enlazas las manos y tratas de
decir algo que no es fácil, independiente que no tengo idea de que queras
decir, parece que lo que fueras a decirme te esté costando emocional y
físicamente, así que te miro en silencio repetir mi nombre hasta que arrancas
con una frase a medias.
“Mira yo… yo… bueno yo...”
Me acerco y te abrazo, pero en vez de
calmarte, comienzas a tiritar de pies a cabeza y retrocedo.
“Lo lamento no debí acercarme.”-
susurro.
Me miras con los ojos llenos de nubes…
como su en ellos hubiera un huracán, me miras atravesándome con preguntas sin
pronunciar y te miro en silencio atenta a lo que dirás, hasta que logras
hablar.
“Quiero pedirte disculpas por lo que te
dije la última vez que nos vimos…”
Hablas lentamente, hablas con la voz
contenida con la mirada fija en mí, como si estas disculpas implicaran un
esfuerzo físico, una maratón para la que no te preparaste, aunque te decidiste
a correrla, explicas cosas que si bien son bastante importantes, me dejan
descolocada… y termino parándome a buscar un vaso de agua, necesito escucharte,
pero mi corazón late tan fuerte que temo no escuchar algo importante por el
ruido que provoca y temo perderme detalle.
Tus palabras me calan hondo, me hacen
sentido, me parecen necesarias y al mismo tiempo creo que tienes miedo, un
miedo increíble a perderme de verdad, miedo a nunca más estar con migo, creo
que a pesar de que lo que dices, que es ‘…entiendo tu decisión de terminar…’,
en el fondo quieres que sea yo la que te retenga, así como fui yo quien te dejo
ir… hablas de nosotros con cariño, con orgullo y me pregunto porque estás
hablando en pasado… acaso no puede ser en presente?, porque no haces el
esfuerzo consiente de decirme que quieres de mi?
Hablamos y terminas respondiendo todas
mis preguntas, estas más tranquilo, te veo relajado, te veo esperando algo… que
esperas de mi ahora?, te respondo algo que no creí decirle a nadie nunca en la
vida, te digo que te tomes el tiempo en pensar lo que necesitas, que no te
prometo estar aquí esperándote, pero que si regresas con tus respuestas, las
podremos hablar, te miro con sinceridad y me respondes:
“Me tengo que ir”
“Vete…”- digo sin ánimo de echarte.
“Me tengo que ir…”
“Vete- repito- vete… y disfruta.”
Me miras esperando que diga algo más, y
te miro sin tener idea de que quieres que te diga, tienes que irte lo lógico es
que te vallas, pero te quedas aquí frente a mí. Sigues hablando de nosotros, de
nuestra historia. porque no me conoces? me pregunto, y es que tu aun no sabes
que jamás te voy a obligar a nada, no te voy a rogar que te quedes, aunque lo
desee, si quieres estar con migo tiene que ser porque tu optaste a eso, no
porque yo lo dije y unos minutos más tarde repites que debes irte y te repito
que te vallas, finalmente me rindo y te pregunto:
“Que va a pasar si te quedas?”
“Tengo que irme por…”- explicas los
detalles de una asunto que no me compete. La razón es válida, debes irte, así
que me levanto y te llevo a puerta porque no parece que te quisieras ir
realmente, pero antes de que salgas tomo tu mano y te digo 'dame un segundo',
volteas mirándome con una mezcla de emociones que no conozco y te paso el dulce
que te había preparado.
“Lo hice para ti- te digo-, pero
lo probé- te explico cuando vez que le falta un poco al pote-… bueno y me comí
un poco...”
Me miras, me miras con alegría?... que
tiene tu mirada hoy que no logro saber que quieres decir?, las emociones están
mezcladas y francamente podrías querer decir cualquier cosa.
“Te comiste como diez panes”- bromeas.
“Bueno mi hijo también comió… pero solo
un poco… de todos modos lo hice para ti, llévatelo y disfrútalo”- te digo con
sinceridad.
Me miras atravesándome con preguntas
sin pronunciar y me pregunto si esto te aleja o te acerca… pero no dices nada,
solo me das un beso en la mejilla, un beso profundo con sentimiento, y luego te
vas… me habría encantado que en vez de en la mejilla fuera en mi boca… porque
francamente mi cerebro no ha procesado que terminamos. Te vas y cierro la
puerta tratando de dejar ir las ganas de salir corriendo y robarte un beso como
corresponde, porque aunque no tiene sentido, mi subconsciente me grita que haga
algo así.
Regreso a mi cama y me acuesto, no
puedo dormir… no puedo dejar de pensar que es extraño que hubieras venido a mi
casa, que es completamente extraño que me dijeras que me quieres, pero que no
dijeras que quieres estar con migo… mi cabeza da vueltas y finalmente me canso
de pensar, me canso de que seas tú mi preocupación principal, debería ser yo el
centro de mi universo… debería ser yo… y recuerdo una frase que te dije hace
tres días 'el centro de mi vida soy yo'... debería practicarla... pierdo la
noción del tiempo en medio de una película de la TV y finalmente me quedo
dormida, otra vez sueño con nosotros, otra vez sueño nuestra vida, tan vívidamente
que despierto desconcertada...
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