La mirada baja y las pocas palabras que me salían
por la garganta, no daban para pensar que teníamos una conversación, pero Carlo
se interesaba por todo, y trataba una y otra vez de comenzar a hablarme de
alguna cosa que hubiera visto o leído la noche anterior sobre de Valparaíso…
pero yo estaba con ganas de hablar, así que emitía algún monosílabo de cuando
en cuando para que supiera que en algún nivel estaba escuchándolo.
“Esta bien, entiendo que no estés tan interesada
como yo en los detalles históricos de tu ciudad, la verdad es que para mí
siempre ha sido fascinante saber las historias de alguna lugar, como por
ejemplo cuando construyeron tu casa?, quien fue el arquitecto?, habrían otras
casas de la misma índole?... Podrías decirme que es lo que te tiene
pensativa?...”
La pregunta me pilló por sorpresa, creía haber estado
haciendo un buen trabajo encubriendo mis emociones, pero nop… no era el caso y
frente a una pregunta tan directa no me quedaba de otra que responder.
“Julián”- dije sin mucho énfasis.
“Porque no lo he visto desde que llegué a la
cuidad?”- dijo él intrigado y algo incómodo.
“Veras… la razón por la que yo regrese a chile fue…
como explicarlo… mmm…”- como le dices a un desconocido que el rostro de la
persona que crees amar se volvió diabólico frente a tus ojos por puro egoísmo y
que eso te da miedo?… no tengo idea.
“Supongo que de algún modo que yo pueda
entenderlo…”-dijo cansado de esperar en silencio.
“Bueno- respondí buscando algún modo- la verdad es
que no lo has visto porque no me cree que lo amo”- y me sentí más tranquila de
poder encontrar una mentira a medias que tener que responderle la verdad.
Carlo miro el suelo avergonzado, no supe bien si
por lo sincero de mis palabras o por algún otro motivo. Luego de un incómodo
silencio me miro a los ojos, con expresión tan simple y tan alegre que no podría
imaginar que diría.
“Me hubiera gustado que dijeras que tu partía se
debía a que yo te gustaba tanto como él, pero supongo que sólo a mí me pasa que
cuando estoy contigo pierdo la noción del tiempo, el interés por el mundo en
general y lo único que deseo... es besar tus labios.”-dijo cerrando los ojos,
como para no verme.
Bien no era lo que yo quería escuchar, ni del modo
que me habría gustado escucharlo, pero no importaba, Carlo estaba siendo franco
con migo y eso me hacía sentir algo en el pecho, la misma sensación de que se
me estaba abriendo una herida y que me hacía tambalear todo mi entorno.
“Creo que no te conozco lo suficiente como para
sentir algo así por ti, y por lo demás, ese día en el café accedí a tomarme el
café contigo fue porqué creía que tú y Julián eran parientes o algo así, el
parecido entre ambos es francamente increíble, no tenía ningún otro motivo más.”
“Si tenemos un tío en común… claro que si hubiera
sabido que tú eras novia de un primo lejano, habría entendido que tu interés no
era por mi sino por el lazo sanguíneo… claro que eso no lo supe con certeza
nunca por lo menos, no esa noche.”
Otro silencio incomodo entre ambos y finalmente lo
miro a los ojos y pregunto sin ninguna duda de que necesitaba esta respuesta
para entender que rayos me hacía doler el pecho.
“Cuando Julián te mando los pasajes aéreos, porqué
decidiste venir?”
“En un comienzo los miré y creí que era una broma,
luego cuando estaba en la terminal y mi madre me recordaba que debía regresar
algún día sentí que era lo que tenía que hacer, y cuando crucé la puerta del
avión supe que venía por ti.”
Simple, directo y completamente extraño, aún no
podía creer lo que escuchaba de boca de Carlo cuando por arte de magia, sonó mi
teléfono. Mi médico había pasado a
buscar los resultados de mis exámenes y tenía buenas noticias, al parecer todo
estaba en orden, tenía los mejores niveles de anticuerpos que una persona con
cáncer puede esperar y por los resultados del resto estaba más sana que un
yogurt. Claro que cuando termino su discurso me pregunto algo que no esperaba.
“Cariño, quieres tener familia?”
“Yo?... no todavía porque Cristóbal?”
“Es que hace unos días cuando viniste a hacerte los
exámenes, Julián pasó por la clínica y me preguntó si podría incluir dentro de
los exámenes sanguíneos alguno que tuviera referencia sobre tu estado para
tener hijos… y bueno los incluí… tienes las mejores condiciones uterinas para
quedar embarazada que podrías esperar jamás.”
“Te lo agradezco, fuiste muy amable con Julián,
pero francamente no sé porque te habrá pedido eso, nosotros… - no podía decirlo
en voz alta, me dolía físicamente la garganta decirlo, pero era lo que estaba
ocurriendo- bueno es complicado…”
“Otra ruptura?” -concluyo mi Cristóbal y la sola
frase me dio asco.
Me levante y entre a mi habitación, estaba sola, así
que no necesitaba bajar la voz o tratar de ocultar lo que pensaba.
“A que te refieres con otra ruptura Cristobal?”
“Bueno, desde que te ingresé hace cinco años hasta
ahora han roto unas ocho veces… y siempre regresan, francamente no sé cuáles
son las razones para que terminen, pero sí sé que nunca duran mucho separados,
pese a lo determinada que te vez cada vez que terminan, de sacarlo de tu vida y
aceptar lo que sucede. Creo que ni siquiera las enfermeras les creen cuando se
separan y ya sabes que a ellas les gusta contar la historia como si ambos
fueran la pareja perfecta.”
“Pero es que…”
“Para mí como espectador es bastante obvio que
ustedes se aman, y que los problemas que tienen pueden solucionarse con un buen
consejero, pero la verdad es que nunca te había dicho nada porque no me sentía
en confianza para hablar de lo que tú vives con Julián o no…”
“Creo que este es un tema que no podrías entender,
hay muchas cosas que no sabes, como que Julián no puede tener hijos, por
ejemplo… pero sabes me gustaría escuchar lo que tienes que decir, claro que no
ahora, tengo visitas en casa y estoy algo ocupada…”
“Julián no puede tener hijos, estas segura?...-
respondí un monosílabo afirmativo y el continuo- Bueno, hablamos otro día, llámame
cuando vengas por los resultados de las imágenes.”
Imágenes, así se llaman los scaner ahora… Corté el
teléfono preguntándome cómo es que de todas las veces que habríamos discutido o
pensado en sepáranos, yo no llevaba cuenta, y mi médico si… pero no quise pensar
mucho más en el tema, del otro lado de la puerta esta Carlo, esperando para
concluir una conversación que ya no tenía ganas de concluir…
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