Carlo tenía trabajo en la que fue por 12 años la oficina donde trabajé como secretaría mucho antes de vivir esta vida que llevo hoy. Por mi parte tenía, tengo mis clases de pintura, así que lentamente estábamos armando una rutina, una situación similar a la de una pareja que comienza a convivir, algo divertida, algo seria, habíamos tomado roles y él me sorprendía con un detalle diferente todos los días, si no eran flores, eran chocolates o una postal, o un comentario, o una nota que dejaba pegada en la mesa, refrigerador o la puerta de mi habitación. Aunque dormíamos en cuartos separados y hablábamos a diario, para todos los que nos conocían esto era más parecido a convivir con el novio que solo ser algo más que amigos. Empecé a sentirme más y más feliz conforme aceptaba que Julián se había ido y que con Carlo podría tener una vida humana plena, todo iba bien hasta que apareció Laila…
Era la vampiro que había aparecido en el aeropuerto de Madrid disfrazada de aeromoza y que me había llamado por teléfono alguna vez, hace unas ocho semanas atrás para invitarme a un bar, decidió después de que nunca dí o respondí su solicitud de vernos, aparecer en la puerta de mi casa un atardecer, cuando yo salía a comprar el pan porque Carlo estaba por llegar y quería que cenada con pan fresco.
“Hola”- dijo Laila a mi espalda.
Paré en seco.
“¿Liala?, ¿Qué haces aquí?”- respondí a modo de saludo.
“Estoy de visita, mañana parto a Europa a pasar la temporada de invierno y quería verte.”
“A Uds. los vampiros que les gusta todo al revés.”
“Es natural, en invierno la gente se vé más pálida, así que no sobresalimos entre la gente, a diferencia del verano cuando las personas están más bronceadas, además quién crees que puso de moda el usar una chaqueta de cuero y un polera en pleno invierno, nosotros… Ustedes los humanos lo aguantan porque lucen bien, pero nosotros lo aguantamos porque el frío no nos influye.”
“No sé por qué, no me parece extraño el asunto, ahora que lo mencionas.”
“Bueno, así que te has involucrado con un humano después de vivir y aún recordar una experiencia con un vampiro… Dime cómo lo haces para… tu sabes.”
“¿Para tú sabes qué? ... ¿de qué me estás hablando?”
“¡Ha! Vamos, sabes de qué hablo, de estar sexualmente con un semidiós y ahora con un simple humano.”
“No te voy a responder”
“Pero, ¿por qué?”
“Liliana, te está pasando la cuenta ser vampiro hace demasiados años. En primer lugar: no te importa; en segundo lugar: no hago nada diferente, solo soy yo misma.”
“Mira, no se me habría ocurrido, ser tú misma, debes ser muy especial ‘Tu misma’. Una chica especial, Julián debió considerar que merecías vivir y tener familia o no te habría hecho la invitación”
“Otra vez, ¿de qué me estás hablando?”- pregunté extrañada.
“Para que seas un miembro honorario de la comunidad de vampiros, hay una serie de requisitos que debes tener, uno de ellos es que el vampiro que te invita tendrá un lazo contigo para toda tu vida mortal, esto quiere decir que él sentirá lo que tu sientes, el vera lo que tu vez, él podrá estar junto a ti si corres peligro real, sea de noche o de día y ese vampiro no solo se compromete a cuidar de ti, te invita y se responsabiliza por ti, tu bienestar físico y tu descendencia por el resto de tu vida mortal.”
“Pero…”- dije porque quise hablar y no supe qué decir en respuesta.
Miré el suelo extrañada, mire a mi alrededor y noté que caminábamos cerro abajo y voltee porque estábamos muy lejos de casa, a cada paso que daba me preguntaba por qué Julián habría omitido esa parte de la historia, por qué Laila había venido a hablarme de esto ahora, y por qué tenía la sensación de que había algún otro detalle obvio que estaba olvidando.
“¿Pero qué joven muchacha?”- respondía Laila en el mismo tono en el que decía todas las cosas, neutro, sin emoción como si no le importara nada de nada.
“Laila, si sigues con los apelativos, te juro que voy a responderte- la miré desafiante, ella no dijo, ni hizo nada salvo caminar junto a mí- … ¿pero a qué te refieres con que me hizo la invitación? Se supone que pidió que considerara mi caso, para dejarme en libertad de acción el día que quisiera retomar mi vida humana, él quería cuidarme permitiéndo que pudiera tomar esa elección...”
“Si hay que pedir una autorización, pero es un trámite nada más. La invitación es un conjuro, que se llama así ‘Invitación’, claro que se dice en un idioma que existió en el principio de los tiempo, el conjuro incorpora al humano a vivir nuestra vida sin volverse uno de nosotros, para eso se enlaza a uno de nosotros su vida, hasta que esta concluya ya sea volviéndose vampiro o con su muerte del humano o el caso improbable la muerte del vampiro.”
“Laila… ¿cómo se vuelven vampiros?”
“Ha, eso cariño sólo lo sabrás cuando tú te conviertas en uno, si llegara a decírtelo ahora estaría cometiendo un suicidio, porque me matarían por revelar ese secreto… Sólo te puedo decir que la época oscura en que los vampiros nos alimentábamos de cientos de humanos por las noches y que arrasamos con ciudades enteras ese tiempo estas atrás, que ahora sabemos que podemos comer alimentos, aunque no nos satisfacen como la sangre y que si deseamos podemos tomar hasta quedar satisfechos que es lo que normalmente pasa luego de tomar medio o un litro de sangre, sin matar a nuestra víctima y luego podemos hacerla olvidar… Además, los vampiros que dejaban secos a sus presas se han extinguido, en parte porque los han matado las autoridades, en parte porque se descubrió que era una enfermedad, un estado de ‘Locura’ si se pudiera llamar de algún modo y es fácil de diagnosticar, pero nada de esto explica porque tú Julián decidió hacer la 'Invitación' contigo."
Estábamos de regreso en la puerta de mi casa y la miré tratando de entender porque esta mujer estaba aquí ahora, hablándome de cosas que Julián nunca me dijo, cuando de pronto caí en cuenta de un detalle, Laila siempre supo quién era yo, como si siempre me hubiera conocido, ¿sería uno de los vampiros vigilantes o era otra cosa la que la había hecho acercarse a mí esa noche en Madrid?...
“¿Qué relación tienes con Julián?”- dije en respuesta.
“Creo que lo sabes perfectamente”- respondió en ese tono que me empezaba a irritar, porque no revelaba nada de nada.
“Lo sé - miré el suelo-… Pero tú, ¿lo sabes?”-respondí tratando de sacarle la mentira por verdad.
La miré a los ojos y por un segundo sentí que ella tenía envidia, en sus ojos se transmitía una mezcla de envidia y de alegría ahora que sabía con certeza que con Julián no estábamos juntos, pero no alcance a terminar de pensar eso, cuando Julián apareció.
“Laila.”- dijo por saludo y la tomó del brazo.
“Julián.”- respondió ella y podría haber jurado que ella estaba esperando que él llegara.
La escena era algo extraña, mi ex tomando del brazo bruscamente a una mujer desconocida en la puerta de mi casa, para sacarla antes de que llegara Carlo del trabajo y mientras más analizaba la mirada de ambos y la fuerza que imprimía él en el brazo de ella, más entendía que ellos ya se conocía y que había una historia que tal vez ellos tenían en el pasado, pero que ahora veía en el presente desarrollarse y todo cobró sentido en dos segundos, o Laila era su creador o era su hermana o bien era alguna amante que él omitió en su lista de amores… ¿Cuál era la respuesta? …
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