martes, 28 de mayo de 2013

Estas en mi vida (P38)

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara

Valpo y los vampiros


Maura está creciendo, todo gira en torno a ella, Carlo viene casi todos los días a vernos, está pendiente de los controles médicos, de que ha crecido y cambió de talla, del peso de su hija, aunque muchas veces ha tratado de convencerme que me ama, yo tengo claro que no lo amo y que no basta con que uno solo sienta algo para tener una relación, a veces ni cuando las dos personas se aman se puede tener una relación. Así que seguíamos en la dinámica de padres y amigos.


Julián viene menos seguido, en parte porque todavía está molesto con Laila por volverme inmortal, aunque aún no se ha demostrado que sea realmente yo sea una inmortal, mi vida si continúa hasta ahora podría deberse a los tratamientos médicos. Lo cierto es, que para él este tema es un debate interminable sobre porque no escogí ser vampiro pero sí inmortal y aunque para mí la respuesta es de verdad obvia, para él sigue siendo un asunto difícil de entender, que yo sí desee volverse más vieja y no tener que beber nunca en mi vida  sangre. Aunque debo admitir que desde que lo conozco, he aprendido que gran parte de la mitología en torno a ellos no es más que eso, mitología. 


Sé que existe un lapso de la vida de los vampiros en el que deben aprender a liderar con su nuevo cuerpo, el hambre o “la sed”, y eso no es tan mitológico y que puede volverse completamente peligroso para los humanos la presencia de un vampiro, los detalles técnicos no los tengo, porque este tema así como otros no se habla, porque está completamente prohibido y para variar esta prohibición implica el suicidoo del vampiro que revele a un humano su secreto ya que para variar existe un conjuro que los mataría automáticamente. 


Así que mientras la gente común se debate entre la idea de que las historia de vampiros habla vienen de los mitos que se crearon para explicar las pestes de Europa en el siglo XVII, o que el origen de los vampiros es un conde llamado Drácula, o que en realidad fue un escritor alemán Karl Von Wachsmann, quien crea el primer cuento titulado Der Fremde en 1884 y este relato es sobre vampiros, que narra algunos de los atributos que luego recogería el irlandes Abraham "Bram" Stoker, en su novela Drácula. Lo cierto es que no se tiene buena cuenta ni de que pueden llegar a hacer o desde cuándo existen los vampiros en el mundo y en mi condición de inmortal, no tengo acceso a nada de la información que me pueda dar respuestas a los miedos que podría estar teniendo hoy Julian y tampoco sé si sea tan bueno dejar un registro de las características de los vampiros en mi computadora.


Puedo decir que desde que fui madre, he descubierto que el tema del amor sigue siendo complejo, si bien sé que amo a mi hija y que daría la vida por ella, cuando se trata de mi lado mujer y no madre, todo es distinto, no soy capaz de engañar a Carlo, no soy capaz de negarle a Julián un beso y no mis corazón siguen siendo un ir y venir de emociones, que me hacen preguntarme ¿Está realmente bien que uno ame como madre, pero no como mujer?


También he aprendido a callar, sobre todo cuando los otros están molestos, no es algo que me agrade, pero muchas veces he dicho lo que pienso y después me duele más ver que los otros sufren por mis palabras, así que mejor callo, aunque los otros ya han aprendido a entender que no es quien calla otorga conmigo, porque callo para no herirlos y lo que no opino ni por asomo como ellos, también saben van a tener que esperar un par de días a escuchar mi opinión franca, porque tengo que pensar bien qué decirles para no ser hiriente y si certera.


Maura es la única que me escucha espontáneamente, todos los días de la vida, me río mucho con mi hija, es tan bella, es tan agradable, es tan mía, que no puedo imaginarme el mundo sin ella. Y a la vez tengo claro que, es un préstamo de la vida, que ella estará junto a mí por un período de tiempo que parece eterno ahora porque solo tiene cuatro meses, pero que solo serán unos dieciocho años más.


En fin, después de este recuento de pensamientos y reflexiones, el tema que quería escribir era lo que pasó esta tarde, volvía a casa después de haber ido a Santiago a ver a Cristóbal el oncólogo, para que revisara los últimos análisis, que decía que ‘No’ tengo cáncer y cuando entre a casa sentí frío, Maura comenzó a llorar y por alguna razón yo empecé a llamar a Julián mentalmente.


“Mis disculpas, habría esperado junto a la puerta, pero una criatura como yo no pasa inadvertida ni de noche- dijo una voz, desde las sombras- me presento, soy Mercurio.”


El hombre de un metro setenta, delgado y de aspecto frío se levantó del sillón dejando ver su rostro a la luz del atardecer, facciones angelicales contrastaban con la mirada fria de sus ojos negros y la ropa que parecía estar combinada hasta el ultimo detalle, su modales eran los de un caballero de la época antigua, su apariencia era realmente cautivadora pero daba miedo porque se sentía frio a su alrededor. Un segundo más tarde de ver su rostro, Julián estaba junto a mí.


“Mercurio, no te esperábamos hasta el año que viene. ¿Qué te trae por Latinoamérica?”

“Julián viejo embustero, me conoces, sabes que no me gusta esperar tanto para aparecer por estas latitudes… además debí haber conocido a la mujer cuando aún no había sido transformada, habría sido ideal cuando estuviste en España, pero jamás aceptaste una cita para reunirnos… creo que ahora no te queda más remedio que… bueno aceptarla, ya sabes lo que está en juego.”

“Amigo, no seas rudo con la dama, ella debe descansar ha viajado desde la capital y debe ver a su bebé antes de atender a nuestra reunión, te invito a tomar algo, regresaremos en… dos horas?”- dijo Julián mirándome.


‘¿De qué me están hablando?’- pensaba casi a gritos.

Una reunión con un hombre que parece sacado de una película de Drácula ¿Para que me mira a mi Julián?... De pronto recordé una conversación que había sostenido cuando recién conocí a Julián, los vampiros podían ser des-invitados de una casa, si su dueño así lo decidía, Julián había dicho ya dos veces el nombre de este desconocido, ¿me estaba tratando de advertir que debía prohibirle la invitación a mi casa?, ¿o que debía atender a la pequeña y luego atenderlos como había verbalizado? De pronto lo único que desee era leer la mente de Julián y mientras me sentaba en el sillón relaje un poco mi mente y miré a Julián quien prestamente gritaba desde su mente ‘¡Prohíbele la entrada!’.


“Si- dije en un tono neutro, aunque me moría de miedo- regresen más tarde.”


Julián salió con Mercurio y desapareciendo en la noche, mientras que yo trataba de recordar como prohibirle la entrada a un vampiro, donde estaba Laila cuando uno la necesitaba. Caminé a mi pieza y dejé a Maura en su cuna, fue entonces cuando me percaté de las cenizas… ¿Por qué había un rastro de cenizas en el suelo de mi habitación?… Llegué al baño y la puerta estaba trabada, la forcé hasta lograr entrar.


Laila estaba en el sueño, un charco de sangre que se volvía ceniza la rodeaba, tenía los ojos desencajados,y la mirada diabólica de los vampiros, tenía hambre, se notaba porque tenía los colmillos expuestos y cuando me vio, retrocedió asustada, controlando el impulso de atacarme imagino…


“Estás bien”- le dije tratando de no provocarla.

“Tengo hambre- dijo con los dientes apretados y la mirada fija en mi pierna, si no la conociera creería que quería tirarse sobre mí y beber hasta quedar satisfecha.

“Laila necesito que respondas, ¿Mercurio te atacó?”

“Tengo hambre- repitió y luego de un segundo asintió con la cabeza-. Tengo mucha hambre…”

“Laila, te traeré sangre, dame un minuto, no salgas del baño.”


Corrí a la cocina, saqué un trozo de carne que había dejado descongelando en el refrigerador, antes de irme a Santiago, pensando que cuando regresara debería cocinar para la pequeña, no era mucho, pero era algo. Y corrí de vuelta al baño, Laila se agarraba con tanta fuerza de la tina que parecía que la iría a romper. Le dejé la carne cerca y retrocedí.


Lo que vi, no solo no quisiera haberlo visto, me vasto para no querer comer carne en mucho tiempo, luego de eso ella se tranquilizó lo suficiente como para cubrir sus colmillos con los labios y ántes de que me pregunten, no se retraen sólo evitan sonreír con todos los dientes y ni siquiera se notan sus colmillo excepto que ellos así lo deseen. Pasarían minutos que creí más largos de lo normal, antes de que lograra que me hablara pero tenía un tono gutural, áspero muy distinto al suave tono de voz que le conocía..


“Mercurio te estaba esperando desde ayer, hoy cuando vine a revisar que no hubieran problemas en tu casa, él me recibió… y yo- dijo mostrando su brazo- estaba desprevenida, así que no lo vi abalanzarse –mire su herida, la sangre que había caído al piso se había vuelto ceniza, la sangre que había brotado y que marcaba su brazo se tornaba color negra-... Debes -la miré con miedo, tenía una extraña expresión en el rostro- Debes ir por Maura.”


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