viernes, 22 de febrero de 2013

Paralelos

Parte A


Miraba por la ventana. Que lejos estaba de tener alguna idea de lo que me podría pasar, en todo caso, jamás admitiría que algo así sucediera si hubiera tenido alguna pista. Pero como suele suceder en la vida de alguien que presta más atención al mundo que a sí misma, lo que sucedió me dio como bofetada en la cara.

Hace unos días, estaba parada en la calle tratando de para un taxi, pero por la hora era improbable, además Vitacura suele ser una calle de gente que camina apurada de un lado a otro y bueno, yo allí mirando entre la lluvia un taxi con el letrero rojo prendido y nada. 

Pasó una micro de una línea, luego otra de otra línea, finalmente una caravana de autos que levantaron parte del agua del suelo a su paso me terminaron de aguar el día y nada de taxi, caminé por la avenida echando chispas y preguntándome porque me habré quedado dormida, tal vez necesitaba cambiar la canción para despertar, tal vez era ahora de que admitiera que no iba a llegar y dejara de reclamarle a mi conciencia mi cansancio. Pero como hija de mi madre, seguía haciendo caso omiso a la lógica y le pedía al cielo que me regalara minutos más largos, en eso paro un taxi, un hombre de unos cuarenta años bajó del taxi después de pagar y aproveche y subí yo.

Después de dar la dirección y argumentar estar apurada abrí la cartera, en que minuto olvidé desayunar… en fin tenía que intentar estar más despierta y dejar de soñar, la sonajeara de tripas ya pasaría y me tenía que arreglar era primordial verse algo mejor. Maquillada con los ojos bien delineados de color negro y sin querer mirar la hora, me bajé y salí corriendo, el taxista no dijo nada por la propina de setecientos pesos, que no me sobran, pero no podía discutir, cuando entre y marque miré el papel del biométrico… Llegue a la hora?

Miré mi reloj, era la hora correcta… 

martes, 19 de febrero de 2013

Días a día (P1)

Parte 1

“Cierra los ojos…vamos cierra los ojos… ahora respira hondo, y procura no pensar en nada…”
“Como no pensar en nada?”
“Cierra los ojos… piensa en algo agradable… algo que te guste… estas allí?”
“Sigo sentada frente a ti”
“Quiere o no que te ayude a recordar el sueño?”
“Si, pero esto no está resultado, llevas como media hora con la tontera de cierra los ojos y respira, no me gusta mucho el tema, además me está dando sueño (bostezo). Dime que quieres que haga?”
“YA bueno, cierra los ojos, respira hondo, imagina un cuadrado de un color verde, acércate al cuadrado hasta que sea tan grande que sea lo único que puedas ver, respira hondo no te olvides que te estoy hablando, aquí aunque no me vea, lo verde te relaja y estas con las manos más relajadas, los codos, los hombros y ahora estas relajada entera… lo sientes?”- lo dijo de modo irónico
“Siiii”- respondo en completo transe.
“Ahora entiendo porque nunca te había podido hipnotizar antes… bueno, estas relajada, quiero que me cuentes que pasó anoche antes de que te acostaras?”
“Acosté a mi hijo…”
“Después que hiciste”
“Fui a la cocina y dejé todo listo en la mochila para el día siguiente.”
“Ya… cuéntame todo lo que hiciste hasta que te acostaste.”
“Fui al baño, me lavé la cara y me puse mi crema- dije haciendo la mímica de ponerse crema en la cara- después me puse el pijama, iba a ver la computadora pero era muy tarde y me gusta dormir poco… así que me fui a la pieza y me acosté a dormir…”
“No pasó nada más?”
“No, me quedé dormida…”
“ Que soñaste?”
“Soñé con un camino lleno de piedras y me caía y me rompía la mano con una piedra, me dolía mucho…”
“Bien, dime hay algo más del sueño que quieras contarme, algo importante?”
“Veía a la abuela, y me decía que tenía que irme de aquí porque no es un buen lugar, tengo que irme pronto o algo malo va a pasar.”
“Te decía que cosa mala?”
“No, solo decía eso.”
“Bien… ahora quiero que despiertes lentamente, voy a contar hasta cinco, cuando diga cinco vas a estar completamente despierta… uno… dos… tres… cuatro… cinco”
“viste que me da sueño esto, debería intentar otra cosa”
“Ya sé porque tienes un corte en la mano, pero tengo que buscar algo en la web… “
“Como lo supiste”
“Porque tú me lo contaste recién…”
Me quedé callada, no recordaba haberle contado nada… solo que dijo cinco… me habrá logrado hipnotizar finalmente… con la taza de café y la mirada en mi mano, suspire. Lo cierto es que tenía un dolor punzante tan fuerte que parecía que todavía tuviera algo en la mano, pero no sabía cómo me la había cortado o que podría tente para que doliera así.
“Tuviste un sueño vivido”
“Ya pero si tuve uno, porque no me acuerdo de el sueño?”
“No lo sé, pero dijiste que te había visitado la abuela y que te había dicho que te fueras de aquí, tal vez allí este la clave”
“No dije nada más?”
“Nada más útil…”
“Vale, gracias por la ayuda…”
“No sé cómo mas ayudar, pero si te sirve de algo, dijiste que soñaste con un camino de piedras y que te habías caído y roto la mano, que te había dolido mucho, después se te había presentado tu abuela.”
“Ahora lo entiendo todo…”
“Vas a contarme, de que estás hablando?”
“No por ahora, pero mañana, ahora tengo que ir por mi hijo al jardín, un beso, te dejo.”
Me levanté y salí corriendo, iba tan tarde, no sé porque voy llegando tarde a todos lados… En fin llegué a lo de pequeño, conversamos de los que nos gusta de las cosas y lo lleve a la casa para darle la cena y jugar con él, a veces quisiera tener más tiempo para hacer cosas con el ir al parque, reírme o hacer cosas como por ejemplo jugar con el… pero la verdad es que la rutina el horario apretadísimo que tenemos y otros factores me tiene sin posibilidades de hacer mucho más.
“Hijo como te fue hoy”
“Mienm”
“Bien hijo, se dice bien.”
“Si, me fue miem.”
“Jajaja, que hiciste de entretenido hoy?”
“mamá, jugamos a hacer de spaider man y yo… yo tiraba la teraraña y shummm…”
“La terara que?”
“La teraraña mamá…”
“Más lento que?”
“La te-ra-raña”
“La tela de araña?”
“Shi”
Suspiro… qué más da, está hablando más, está haciendo un esfuerzo por decir lo que quiere, mejor lo dejo, me cuenta que ha salido con su amigo “Momingo” o “mingo” y que han jugado a los super héroes, y que quería juntarse con su amigo e invitarlo a la casa a ver una película, claro que esta es la traducción literal de lo que realmente me dijo pequeño, porque el lucoñol en el que habla es a veces más difícil de entender de lo que quisiera.

viernes, 15 de febrero de 2013

Tengo vida (ultima parte)

Julián se quedó conmigo esa noche y muchas otras, me ayudó con sus capacidades supernaturales a sobrellevar dolores de cabeza, malestares y a disfrutar dentro de lo que se puede de lo que es estar vivos y sufriendo, a tres años del tratamiento mi cáncer está a raya, mi corazón late perfectamente y mi vida ha vuelto a ser la de una persona más normal, me costó mucho recuperar peso, sobre todo porque nadie te dice que retienes agua como condenado en una parte del proceso y por Dios que duele todo el cuerpo.


He tenido que hacer muchos ejercicios para mi memoria, aprendí otra vez a tocar el piano, no es que no supiera, es que tuve que recordar cómo hacerlo y practico todos los días. Ahora tengo una casa más mía en la capital donde estoy casi medio año y el resto del tiempo en el puerto, donde compre mi casa sus dueños, fue una cosa fortuita, mi casa era originalmente de unos abuelitos, quienes al morir heredaron a sus hijos, nadie quería hacerse cargo de esta casa, así que les hice una oferta y la aceptaron, ahora remodele parte del primer piso y estoy viendo cómo mejorar el segundo, sobre todo porque aunque me encanta la distribución y el tamaño, creo que es hora de modernizar un poco los espacios.


Anoche volví a soñar con Julián, la misma escena que me daba miedo, hace poco descubrí que tal vez en una vida pasada lo había conocido, Julián me contaba sobre el tema de las vidas y como muchas veces las personas que él había visto en un siglo, volvían a parecer más adelante, y él sí creía en la reencarnación eso me lo dijo desde que lo conocí y cosas que yo pensaba eran completamente contrarias a sus sola existencia.


Aprendía a volar, me falta práctica pero puedo levitar diez centímetros sobre el suelo, requiere de mucha concentración, pero según me contó Julián la levitación existe desde hace mucho en China y se sabe que hay humanos que la han logrado alcanzar plenamente Todavía recuerdo el accidente y a Julián parado en la mitad de la calle volando… Creo que nunca olvidaré esa primera vez que lo vi, fue demasiado irreal.


Aunque me lo ha propuesto, rechace volverme como él, hace poco se enojó y no lo vi por cerca de tres días y me di cuenta que sigue siendo un niño en cuestiones de la vida, así que de verdad no me convence su discurso de estar para siempre juntos.


Visité un par de veces a mi jefe, creo que él estaba más feliz de verme de lo que imagine, me ha llamado muchísimas veces la última vez me ofreció un puesto de Ejecutivo Sénior… O algo así, que implica que ya no sería su asistente, pero lo cierto es que no quiero volver a estar encerrada todos los días en un edificio para ganarme el pan de cada día, prefiero francamente ser vendedor ambulante antes de eso.


Aunque igual he organizado evento de la empresa de modo externo y me ha pagado bien, aun no decido si quiero trabajar formalmente, el dinero que tengo en el banco con todas las cosas que he hecho aún me alcanza para vivir tranquila y cobre el seguro de cesantía y tuve hasta hace poco el pago de la licencia médica, claro que ya renuncie formalmente a la empresa y ahora veo todos mis gastos médicos por mi cuenta.


En días como hoy me pregunto, ¿dónde estaría hoy si no me hubieran atropellado’… o si no… o sino… Creo que soy muchísimo más feliz gracias a todo lo que paso, a que si nunca hubiera pasado.


Mis papás siguen esperando que formalice con Julián, yo sigo diciéndoles que hay que esperar unos años antes de ponerse de novia (con un vampiro), mi hermana está trabajando, le ha ido bien, y hace poco cuando hizo su tesis, me usó de estudio de caso, la cifra de mujeres que sobreviven un cáncer al cerebro, maligno, con pérdida de memoria y con problemas cardiacos, es tan baja, que parece que fui el ejemplo de ‘único sujeto que ha sobrevivido’, después descubrí que era porque la gran mayoría o perdían el juicio o terminaban con depresión y francamente el dolor es tanto que en algún punto me pregunté si lo superaría… Pero aquí estoy, sobreviví a casi todo… Debo admitir que ya no uso bikini porque tengo una cicatriz en el pecho y que a veces olvido los nombre de los elementos cotidianos y eso me asusta, pero luego recuerdo que es normal en alguna medida, y que si algo estuviera mal, los exámenes lo revelarían… Ah! me hago exámenes cada tres meses.


“Hola”


“Hola.”


“Que vamos a hacer esta noche?”


“Tengo una idea, llévame a volar”


“Nélida, sabes bien que no puedes volar por cualquier parte de la ciudad y que hay que ser precavidos de no hacerlo todas las noches, ayer ya volaste…”


“Para que preguntas, ¿si no vas hacer lo que yo quiero?”


“Bueno, vamos a volar”.


"Bueno, pero antes..."


Me acerco, lo besó y lo abrazó con fuerza, él sabe que quiero hacer y no hace falta explicaciones, me sostiene por la cintura y me levanta del suelo, le quitó la camiseta y suspiro en su pecho... 


Macarena García Donoso.


Tengo Vida (Parte 22)

Estoy cansada, me duele el cuerpo en lugares que no sé ni cómo explicar, volví a bajar de peso y estuve en la clínica por problemas estomacales, el médico dice que hay serias probabilidades de que sea la droga y que no puedan darme más medicamento contra el cáncer, mi cuerpo ha sufrido demasiado y es mejor que descanse. 


Julián tuvo que salir una semana y fue un calvario, no quise tener este humor negro que me rodea, pero es difícil ser optimista sintiéndose tan mal. Acabe la biblioteca de películas que me había puesto Viviana en el computador, a veces solo escucho las películas para poder imaginar otra realidad, estoy cansada de ver mi cama, mi cuarto y las mismas cosas, nunca había extrañado tanto el mundo exterior como ahora. 


“Mamá vamos a caminar…”

“Claro hija, ¿para dónde vamos hoy?”

“Vamos a la playa”


Me puse la mascarilla y las zapatillas, me duelen los huesos y doblarme para ponerme las cosas, pero hoy estoy harta. Salimos y tomamos el ascensor del cerro, estamos a dos pasos del muelle, y veo el mar, el mar se ve tan bello, el olor del mar alcanza a entrar por la mascarilla y me siento viva… camino con mamá.


“Que ganas de comer un empolvado…”

“Veamos si encontramos un quiosco cerca”

“Mamá, gracias por dejarme volver a mi casa… sé que no ha sido fácil para ti.”


Ella no dice nada. Camino tomada del brazo de mamá, mis manos huesudas se resbalan de su chaleco y tambaleo, algo me hace caer al suelo parece que hubiera tropezado, mamá me afirma y veo su rostro borroso, estoy tan cansada, alguien se acerca y me sostiene por los brazos, mi mamá dice algo que escucho a lo lejos, tan lejos… de pronto sólo veo el cielo, un cielo azul, bello, tan bello que sólo quiero perderme en el…


Desperté desorientada, mi papá está sentado junto a la cama durmiendo y todo está en silencio. Lo miro y lo recuerdo… recuerdo poco, cosas vagas, cosas que no sé si pasaron del todo, como que volaba… Julián entra y me mira, se acerca y toma mi mano, me besa y parece que una lágrima le rodara por la mejilla, pero era sangre…


“Yo no sabía que podías llorar…”

“No es común… ¿Cómo te sientes?”

“Bien, ¿cuánto tiempo ha pasado?”

“Suficiente como para preocuparnos…”

“Julián… cuanto tiempo llevo inconsciente?”

“Una semana.”

“¿Qué pasó?, ¿qué dijo el médico?”


Me mira a los ojos como lo ha hecho desde que lo conocí como si quisiera predecir si podría entender lo que me estaba a punto de decir, y finalmente habla pausadamente y con tono neutro, como si realmente no fuera tan grave o tan malo.

“Que si no despertabas en 72 horas, podrías no despertar jamás, después de una semana intentarían hacer algo, pero era experimental, si no despertabas mañana te harían terapia de shock de frío para despertarte.”

“No suena muy bien, que bueno que desperté”


Nos quedamos en silencio, mi padre se incorporó lentamente bostezando… lo miré y esperé a que reaccionara, Julián ya estaba del otro lado de la pieza sentado en una silla haciéndose el dormido, cuando mi papá habló.


“Hija… Hija?”

“Hola papá.”

“¡¡Hija!!”- se tiró a abrazarme, me beso la frente, me miró una y otra vez, no se convencía de verme despierta. “¿Qué recuerdas?”

“Caminaba con mamá del brazo y después el cielo…”- la verdad es que recordaría más tarde parte de lo que ya conté.

“Hija, hija…” repetía mi padre como si ni siquiera se acordara de mi nombre. 


Después de que se calmó, llamó a la enfermera, luego telefoneó a mamá y finalmente trató de despertar a Julián quien se demoró en salir de su ‘sueño’.


El médico que estaba de turno, aprovecho de revisarme y hacerme unos exámenes de rutina, luego dijo que si quería podía dormir, que tratara sobre todo de no tener sobresaltos. Quise bajarme al baño, pero cuando vi mi cuerpo casi no lo podía creer, estaba más flaca si eso realmente era posible, pero quería tratar de levantarme y hacer algo, así que insistí y Julián me llevo al baño mientras mi papá iba a buscar a mamá a la puerta de la clínica.


Volver a la cama fue igual de difícil que salir de ella, pero gracias a Julián la tarea no fue tan difícil. Cuando llegó mamá, tenía mi pelo tomado y miraba a Julián que me contaba algo divertido. Ella se tiró sobre mí… Luego de llorar y reclamar que debí haberle dicho lo del dolor en el pecho, caí en cuenta que no recordaba gran cosa de lo que pasaba y comencé a retroceder, claro yo quería salir de casa porque estaba ahogada, tenía una molestia en el pecho, pero que tenía que ver eso con que estuviera ahora aquí?...


“Tuviste una insuficiencia cardíaca, es como si tu corazón no pudiera bombear suficiente sangre, en tu caso es por la operación, puede que nunca más tengas un episodio, puede que tengas todos los días, ahora depende de tu cuerpo, el doctor te puso en una dieta híper-calórica, espera que recuperes músculos, pero eso toma tiempo y cómo has estado en cama tanto tiempo, eso te afecta en la pérdida de musculatura… Ya se voy a ver con la enfermera que te pongan para la terapeuta desde mañana.”

“Mamá, son las cuatro de la mañana, espera a que sean las siete y hablamos con la enfermera.”

“Lo siento cariño, perdí la noción del tiempo, tienes razón…”


Todos reunidos, y de pronto nada que decir, papá fue por café con mamá, yo me quedé con Julián, solos en la habitación.


“Estuve leyendo tu cuaderno. Deberías publicarlo.”

“Nadie me va a creer lo que está escrito allí Julián.”

“Tu historia es bellísima, como has logrado sobrevivir todas estas cosas, como has logrado salir adelante y tener optimismo, me sorprendes, deberías ser un ejemplo. Publícala.”

“Y contar todo lo que he dicho de los vampiros…”

“Podrías editar esa parte o dejarla, o tal vez suavizarla para que parezca más una alucinación que una realidad, tu sabes escribir y hacer sentir a la gente lo que pasa. Eso no es algo que se pueda enseñar, publícala.”

“Si sobrevivo, la publicaré.”

“Bien.”



Tengo vida (Parte 21)

Los días y las semanas, parecían tan iguales que no fue hasta que regresé al hospital para hacerme chequeos médicos, que no entendí cuánto tiempo realmente había pasado, la enfermera que estaba embarazada, estaba en su post-natal, la paciente con cáncer terminal había muerto poco después de que saliera del hospital, todo había cambiado, se habían hecho mejoras sobre todo en el jardín de la clínica, alguien había donado dinero para hacer un paseo con flores y más árboles, habían contratado un paisajista y se veía francamente paradisiaco. 


Pero eso no era lo que más me asustaba, era saber que parecía más muerta que viva, por mucho que me esforzara por estar más presente e incorporarme lo cierto es que estaba tan débil que apenas y caminaba, a veces incluso apenas y abría los ojos, la luz… me hacía doler todo. 


Julián, mamá y papá se turnaban para cuidarme durante el día y la noche, Viviana me visitaba prácticamente todos los días, pero lo más extraño es que no recordaba prácticamente nada de lo que me hablaban, pasaban unos minutos y lo olvidaba todo. Había subido de peso, al menos no era un esqueleto como el primer mes y tenía más color en mis cachetes… 


“Hola doctor”- dijo mi mamá y yo levanté la cabeza, lo miré unos minutos y me costó reconocerlo, me costó llegar al recuerdo y saberme su nombre.

“Hola”- respondió él, pero su voz no concordaba con la voz que yo recordaba y demoré unos minutos en entender que podría estar resfriado. “¿Cómo está tu?”- dijo mirándome a la cara.

“Yo… estoy bien… gracias por… yo estoy bien.”

“Es bueno saberlo. Dime cuales han sido los síntomas más recientes?”

“Los síntomas… “


No necesité decir mucho más, el médico miró los exámenes de laboratorio, la ecografía a mi corazón, el escáner al cerebro y las placas de la radiografía que mostraba un punto banco en medio de mi cerebro.


“Parece que no ha cambiado en nada la cosa -dijo después de mirar una imagen y otra-, eso es bueno, no has empeorado, tampoco mejorado. Tendrás que hacer más ejercicios para la memoria eso sí, quiero que intentes lo siguiente, comienza a escribir tu vida, desde algún punto no muy lejano que recuerdes muy bien y trata de llegar hasta el presente. No debes escribirlo todo de inmediato, basta con que escribas un poco cada día y si te entusiasmas escribe más, todos los días, ve por partes, cuando llegues al presente, conversaremos del tema.”

“Doctor, pero si voy a escribir de mi pasado hasta el presente y solo un poco cada vez, no voy a llegar nunca al presente”

“Buena lógica, eso no se ha alterado con el tumor… Mmm… Si, la idea no es que llegues al presente, es que ejercites recordar.”

“Bien lo haré, tengo una pregunta, ¿cómo está el tema del corazón?”

“Se ve mejor, debes saber que hay cosas que no son inmediatas, la cirugía que te hicieron fue compleja, tendrás un poco de dificultad cardíaca pero si haces caminata de bajo impacto -ladee mi cabeza con cara de ‘¿De que me está hablando?’- Si sales a caminar en un sector plano, por entre quince a veinte minutos, vas a ir recuperando tu capacidad cardiaca, el proceso es lento, tienes que ir con calma, la herida está sana y se ve cicatrizada, el corazón no tiene zonas oscuras y el punto donde estaba el coágulo está calcificado, eso probablemente que no cambie nuca, pero no implica un daño inmediato, tal vez cuando seas mayor tenga algún impacto, tal vez nunca lo tengas. Eres muy afortunada, tienes un ángel de la guarda que te cuida.”


Salimos de la consulta y yo miraba el pasto, el jardín nuevo de la clínica y lo que se había hecho hasta ahora era tan bello que me sentí en otra parte. Mamá me preguntó si quería ir a ver departamentos, pero la verdad es que tenía sueño, la mire y sonreí, ella supo que ya había olvidado la pregunta y la repitió.


Fuimos a tantas partes que no supe si era búsqueda o caza de departamento… pero francamente era algo de temer buscar en la capital. Guarde los folletos de los que realmente me gustaron por precio y calidad, lugar, etc. Después le pedí a mamá que me llevara a una librería y compré un cuaderno y varios lápices de pasta de colores. En casa de mi abuela, acostada otra vez en la cama de visitas, de plaza y media, en completo silencio escribí sobre la primera hoja “Tengo Vida”, había pensado escribir ‘Mi vida’, o ‘Mi historia’, pero lo cierto es que eso sentía, que tenía vida y que quería hablar de ella y como dijo mi doctor desde el momento que recordara mejor, mi accidente. 


Durante días me debatí en que escribir, si hablar de Julián como el vampiro que conozco o si hacer mención como el conocido y amigo que de transformó para mí, primero porque creí que si alguien leía esto creería que estaba loca, luego porque no sabía si convenía recordarlo todo. Al tercer día hablé con Julián y le propuse que si llegaba a morir se llevará el cuaderno consigo, por ahora el no sabría que había anotado y no tendría idea de cómo había contado la historia, pero lo mejor era creer que si me llegara a pasar lo peor, podría saber él como me sentí junto a él estos meses que llevo conociéndolo, sería mi recuerdo para su eternidad… eternidad que palabra más rara… no me gusta, realmente no me gusta… Es demasiado tiempo.


“¿Estás segura de lo que dices hija?”

“Si, lo estoy. Es hora de que tengamos nuestro lugar para vivir, la abuela y su casa ayudan, pero quiero llegar a mi cama y a mis cosas y no quiero estar en Santiago mucho tiempo más. Podemos partir mañana a Viña y yo estar esta noche en mi casa.”

“Si podemos, pero alguien te tiene que cuidar…”

“Mamá, ¿quieres ir a cuidarme a mi casa?”

“Bueno, veré si puede ayudarme Vivi y como lo hacemos con tu papá y con Julián.”

“Julián sólo tiene tiempo de noche”

“A veces creo que ese muchacho es un vampiro, sólo lo veo de noche.”

“También lo he pensado madre… Pero no, Julián trabaja de día y hace muchas cosas, tiene negocios en varias ciudades, no solo en Valpo y en Viña…”- mentí descaradamente a mi madre, le mentí y fui tan convincente que hasta ella se lo creyó, pero lo cierto es que era tan evidente que sólo lo veíamos en la noche, era tremendamente formal como de otra época, estaba cuidándome toda la noche despierto, etc., que no era difícil sumar dos más dos y de pronto eso me dio miedo.


Tengo Vida (Parte 20)

“Tienes todo listo?”


Miré la habitación y tomé mi cartera, papá llevaba la maleta y mamá una bolsa con revistas y libros que regalaríamos ahora al área oncológica de la clínica. 


“Vamos.”

“Vamos”


Caminé por los pasillos lentamente, mirando la mirada de otros pacientes y sintiéndome con suerte, yo partía y no regresaría hasta más adelante para chequeos. Caminaba cansadamente, había bajado cerca de veinte kilos y por primera vez estaba en los huesos, aunque nunca he sido gorda realmente, pero el caso es que mi madre me cuidaba como si fuera de cristal y me fuera a romper en cualquier minuto.


Viajamos a Viña del Mar directo desde la clínica y me quedé en casa de mis padres, no tenía fuerzas para alegarles que quería volver a mi casa y no lo intente siquiera. Por la noche Julián llegó formalmente a casa de mis papás y tuve la sensación de tener quince años cuando mi papá dejó la puerta de la pieza abierta y me miró con cara de ’Pórtate bien’.


“Tengo sueño”

“Duerme, yo te miraré dormir.”

“Estoy flaca…”

“Si”

“Me da nervios… me estresa rozar mis costillas con los codos.”

“Come más…”

“No tengo hambre…”


Mi mamá entró mientras que yo decía esta frase y me miró con reproche, traía la bandeja con comida.


“Julián, ¿podrías intentar que coma algo?”

“Lo intentaré”-respondió él sonriendo a mi madre.


Lo miré y no quise alegar, estaba demasiado agotada de todo. El comenzó a darme de comer como si fuera una niña de tres años y finalmente termine comiendo, el sabor de la comida en la boca era extraño, tragué lentamente y trate de contener las náuseas, Julián me miró largo rato y finalmente cuando sintió que debía hacer algo, apoyó su mano en mi vientre y luego de unos minutos la sensación desapareció.


“Podrías venir todos los días a darme de comer”

“Podría…”


Comí todo y cuando terminé el plato y el postre, me quedé dormida. Desperté cerca de las cinco de la mañana, él aún estaba en la habitación, claro que ahora la puerta estaba cerrada.

“Estuve averiguando casos como el tuyo.”

“¿Casos como el mío?... ¿que de estas hablando…?”

“Vamos, casos de personas con cáncer que fueron convertidas en vampiro, efectivamente no tendría el tumor, pero tienes que esperar a que la operación sane completamente, de lo contrario podrías terminar teniendo problemas con la herida por años, además hay que ver que tu corazón sane bien, si tiene algún soplo, eso no importa, pero si hay algo muerto o necrosado, te puede matar.”

“Así que me quieres tener cerca un tiempo más.”-declaré divertida.

“Esta vida que yo tengo es compleja, sé que puede sonar interesante, pero créeme después de cien años no querrás estar estática en una misma situación y querrás tener hijos o envejecer, o tener familia, si te vuelves vampiro, tendrás unos diez, tal vez quince años con tu familia humana y tendrás que morir para ellos…”

“La verdad es que lo he pensado mucho Julián y no quiero morir, pero tampoco quiero volverme vampiro, te veo y no sé… adoro tu compañía, pero en cien años, ¿querrás estar conmigo?, no me atrae la vida eterna como cuando era una quinceañera, me agrada la idea de amar, tener hijos, tener nietos… ver mis canas, reír hasta llorar… “

“A veces me sorprendes… mi único problema es que quiero tenerte conmigo… yo sí quiero tenerte a mi lado…”

“Julián cuantas veces te lo he dicho, ‘deja de pensar en ti’, piensa en mí… ‘Tu quiere tenerme a tu lado’ ahora, y mañana cuando ‘Tu’ no quieras tenerme cerca?... por qué no sabes amar, por qué?”

“Nunca aprendí a hacerlo en mi vida humana -respondió mirando por la ventana-… y nunca lo he intentado en esta…”

“Pues inténtalo, tal vez por eso me temías que conocer, por eso me tenías que salvar la vida y por eso estás ahora conmigo ahora…”

“Es interesante lo que dices… para mí las cosas no son coincidencias, a lo largo de esta vida he aprendido a ver un camino dentro del caos de la humanidad… pero no lo sé, la verdad no-- lo sé…”


Me beso, con suavidad, se apoyó de costado conmigo en mi cama, y me miró risueño.


“Está muy flaca, pareces esqueleto…”

“Deja de burlarte… no me agrada”

“Bueno, descansa estuve buscando información de lo tuyo y encontré cosas que me llamaron la atención… debes dormir unas 8 a 12 horas, para eliminar toxinas, así que duerme, debes mejorar para que tengas más posibilidades de vivir…”


Cerré los ojos y lo sentí besar mis manos, dormí profundamente lo que quedaba de noche.


jueves, 14 de febrero de 2013

Tengo vida (Parte 19)

Viviana regresado con mi computadora llena de películas, no sé cómo había logrado bajar en tiempo record más de doscientas películas, además de armar una carpeta de ‘Románticas’, ‘Acción’, ‘Acción y Suspenso’, ‘Suspenso’, ‘Misterio’ y la última carpeta que decía ‘Para inspirar la vida’, pero más adelante me diría o eso esperaba. 


Me había traído una serie de vestidos de con mangas sueltas que se podían poner fácilmente y había hablado con la enfermera para que me pudiera probar algunos, tenían que quitarme la vía con el suero mientras me ponía y sacaba vestidos, lo que no era tan malo considerando que el medicamento me lo pasaban sólo por un periodo corto de tiempo y que el suero traía cosas para evitar que me sintiera peor por la quimio. De los vestidos que traía, el ultimo de color celeste me había gustado tanto que me lo quedé puesto, era hasta las rodillas y tenía un bordado simple en el costado, además era cómodo y aunque marcaba mi figura, era suficientemente suelto para estar parada o sentada sin que me incomodara. 


Por la tarde llamamos a los papás, mi mamá estaba llorando, no sé si por los trabajos comunitarios o porque, pero su llanto me afectó y entre sollozos me dijo que estarían llegando esa misma tarde. Mi médico, habló conmigo, revisó mis signos y me preguntó algunas cosas personales, que no detallaré, Viviana estuvo todo el tiempo conmigo, su rostro parecía haber envejecido esa mañana, y yo no tenía ganas de preguntarle qué pasaba por su cabeza. 


Por la tarde pedí permiso para salir al patio interno de la clínica, es un pequeño jardín con árboles, flores y una explanada pasto, caminé con mi hermana como si no pasara nada, el aire fresco me hizo sentir mejor, las náuseas me hacían vomitar casi todo lo que comía y aunque no me agrada recordarlo, había otros efectos secundarios más. 


Cuando llegaron mis papás esa tarde, comprendí que había pasado algo más importante, Viviana les había dicho el real estado de mi diagnóstico y les había exigido que estuvieran conmigo en lo que quedaba de tratamiento. Para poder cumplir, ellos habían tenido que pedir favores por todos lados, mi mamá estaba apenadisima, no podía creer que me hubiera dejado sola una semanas sin siquiera saber que podrían ser las últimas, pero lo cierto era que cuando el médico había hablado conmigo en el hospital, yo estaba sola y luego no repetí todo a mis padres, tal vez porque era más fácil así. Mi papá me miró a los ojos y supe que estaba furioso, triste y enrabiado consigo mismo, esa mezcla de emociones me traspasó cuando me abrazó.

 

“¿Por qué no nos dijiste nada?”

“Para que les iba a dar más explicaciones, ¿no te bastaba con saber que tenía un tumor en el cerebro?”

“Que no se puede operar, que arriesga tu vida, que el tratamiento es incierto… Hija debiste decirnos eso, no habrías estado nunca sola…”

“Papá, no pude… De verdad, no pude hacerlo.”


Los tres se miraron con la misma idea en la cabeza, y aunque yo quería alegar mi espacio personal, mi vida y mis decisiones, ellos estarían ahora quisiera o no, acompañándome y escuchando de primera fuente mis decisiones. Mamá desapareció un par de minutos buscando a mi médico, papá se le unió mientras que Viviana me llevaba de regreso a mi cama, estaba cansada, pálida y quería dormir.


Cuando desperté tenía una pequeña reunión en torno a mí, el médico me sonrió.


“No me había dicho que tu madre era tan insistente.”

“No lo creí necesario”

“Quieren saber todo…”

“Será mejor que les responda, o no lo van a dejar tranquilo tampoco a usted.”


El médico explicó el caso otra vez, cada detalle de lo que habíamos hablado el día que me interne, cómo eran administradas las dosis de medicamento, los efectos iniciales y secundarios, las posibilidades de éxito, las variantes entre una y otra persona, las cosas que se habían descubierto en el último tiempo, mi caso era tan complicado como extenso y tardó cerca de una hora en contar todo, mis padres y mi hermana preguntaron todo lo que se les ocurrió y todo lo que ni yo habría preguntado.


“¿Las pesadillas que ha tenido pueden ser por el tumor?”- preguntó Viviana.

“Si”

“¿EL tic en el ojo?”- dijo mi mamá.

“Si”

“¿qué tic?”- dije mirándolos raro.

“¿El tic en la mano?”- siguió preguntando mi mamá.

“¿qué tic?”- pregunté esta vez mirando mis manos y viendo que una se doblaba hacia fuera sin sentirlo.

“También”- dijo el Oncólogo.-“Bueno alguna otra consulta pueden llamarme, aquí están mis datos, mi teléfono celular y mi correo electrónico. Espero que la ayuden a descansar, es importante que descanse, y que no tenga sobresaltos.”
“Gracias doctor”- dijo mi papá.


Mi mamá me miró con cara de no entender nada y mi hermana la llevó fuera de la habitación, mi papá me preguntó si quería ver alguna de las películas que había traído en mi computadora y nos pusimos a ver “El Destructor”.


Cuando ambas volvieron, mi hermana se sentó junto a papá y mamá junto a mí, tomando mi mano, sentí una lágrima caer sobre el dorso y miré a mamá, que sonreía triste. La tarde fue graciosa, viendo las películas y riéndonos del malo, por Dios que malo más absurdo. Después de la película debatimos sobre el tema, a veces me costaba hablar, pero ellos me esperaban, armamos argumentos más convincentes para el malo y argumentos más convincentes para el bueno. Al anochecer llegó Julián, que esta vez entró por la puerta. Mis padres se fueron con Viviana a la casa de mi abuela y él se quedó toda la noche conmigo.


Tengo vida (Parte 18)

La primera semana de tratamiento y como resultado tengo más insomnio del acostumbrado, deambulo por la habitación del hospital y a veces creo que debería llamarlo, decirle que quiero verlo, pero no sé para qué querría verlo. Volvía a mirar por la ventana de noche, esperando que volviera a aparecer frente a mí, aún que a la larga ya me había acostumbrado a estar sola y a pensar, pensar y pensar.

 

Habían cosas que nunca habría podido creer que sucederían en mi vida y una de esas era padecer un cáncer, creía que solo le daban a la gente que le cuesta quererse a sí misma, pero bueno aquí estaba en una clínica con una dosis alta de medicamentos y con la mirada perdida en el horizonte de la capital en uno de los barrios más caros de la capital, rodeada por la cordillera un parte del barrio que aún es residencial y se parece más a Viña del Mar que a la misma ciudad capital, porque tiene calles con árboles grandes y casas y edificios pequeños. 


Lo había decidido, compraría una casita o departamento para lo que me restara de tratamiento en la capital, así no tendría que pensar en a donde llegar luego de terminar esta primera ronda de tratamiento y si el hotel tendrá o no cupo, podré cocinar mis propias comidas y arreglar todo como más me acomode, después de todo tengo el dinero para hacerlo, Julián se había encargado de eso.


Mi mamá no había podido volver a viajar después de traerme, mi papá trató de explicarme lo que pasaba, pero francamente no tenía ganas de oír nada y mientras hablaba no presté atención. Así que colgué el teléfono. 


Viviana llegó esa tarde a verme, era viernes y no tenía pruebas, así que se quedaría conmigo el fin de semana completo, aunque no traía buenas noticias. Lo poco que entendí de todo el lío de mis papás era que parte de los trabajos comunitarios en los que ellos participaban tenían un tema legal que había que solucionar en la municipalidad, el resto de los detalles mejor los omito, porque en parte no los entendí y en parte no sé qué tan verás puedo ser con esta información, mi mamá había pasado la semana entera en la municipalidad mientras que mi papá tenía loca a su secretaria buscando cómo solucionar el tema y llamando a medio Viña del Mar para hablar con cuanta autoridad podía colaborar en el caso.


“Como van los estudios?”

“Bien, te conté que hice las pruebas del Eneagrama para obtener tu tipo de personalidad y la estoy estudiando”- dijo mientras sacaba el libro de su mochila.

“Hermana eso no se hace… o tal vez eso no es bueno que lo hagas sin mi consentimiento”

“¿Por qué?”

“No lo sé, es como si te metieras en mi intimidad.”

“Bueno no lo hice con esa intención, lo cierto es que hay que conocerse y como no soy buen juez para sacar mi personalidad, saqué la tuya. Más adelante, si logro crear tu perfil lo más correcto posible, voy a intentar hacer el mío.”

“Bueno, ¿y qué has descubierto de mí que no sepas ya?”


La conversación se extendió por horas, Viviana sacó los apuntes y un cuaderno, estuche y lápices de colores, había creado una especie de grafica en la que anotaba mis respuestas cotidianas y creado con ellas una suerte de mapa de comportamiento, si es que existe algo así. El análisis de mi vida y de mi conducta era tan claro, que quedé sorprendida, no estaba loca, pero tenía mis rasgos de locura, no estaba obsesionada con el orden, pero era capaz de ordenar y mantener, la lista seguía y como les decía hablamos por horas.


“Hay algo que no les he dicho a los papas.” 

“Si lo sé, se te nota.”

“Bueno, Viviana si algo sale mal en el tratamiento químico que me están aplicando, no hay modo de operar hasta que la otra operación esté completamente sana. El médico me explicó que de algún modo la pérdida de sangre y la recuperación por del impacto vivido en el cuerpo, no hacen recomendable operar. Mi organismo está muy debilitado.”

“Que se supone que pasará si las cosas salen mal?”-Viviana preguntó esto con total claridad, con sus ojos fijos en mí y sin demostrar miedo.

“Puedo caer en coma, puedo perder parte de la memoria, puedo quedar paralizada un tiempo… Uf!, todo depende de lo que pase con el tratamiento químico.”

“¿Qué quieres que hagan los papás si pasa algo de eso?”

“La verdad quisiera que supieran que los amo y que no me dejen morir.”

“¿No estás hablando en serio?”

“Que quieres que te diga, no sé qué podrán hacer. No hay modo de aceptar una cirugía, si lo hacen me pueden matar más rápido, si me intentan otro tratamiento puede que ni siquiera despierte… Vivi, hay tantas cosas que barajar que espero que los papás puedan hacer lo mejor posible y que sepan que no los voy a culpar por nada. Créeme lo he pensado mucho y pedirles que hagan una cosa, o decirles que me dejen morir es lo mismo, a estas alturas es lo mismo y legalmente soy un adulto en plena facultad de mis derechos ellos tampoco podrán hacer nada, salvo esperar…”

“Te falta una razón para vivir hermana, eso es lo que no te has dado cuenta.”

“Si me he dado cuenta, ¿crees que no la busco?”

“Pero porque… ¿acaso no basta con Julián?...”

“¿Julián?… Ay Vivi, si supieras… “

“No sé, porque nunca me ha terminado de convencer él, pero es mejor él que nadie, por favor date cuenta, nos tienes a nosotros, ¿no somos una buena razón para vivir?... Hermana, habla…”


Viviana se largó a llorar, se apoyó en mis piernas y lloro largo rato, que le podía decir, no tengo idea de que va a pasar si este tratamiento falla, mi amigo con ventaja vampiro, había desaparecido hacía dos semanas. La noche anterior a irme a la clínica entendí que esto no lo dimensionaba nadie en mi familia, ellos tenía tantos compromisos que había pasado una semana sola en la clínica y ahora que al fin recibía una visita, no tenía cómo explicarle que nada de lo que me pasaba se solucionaría tan simplemente como yo quisiera.


“Me voy a casa de la abuela, mañana volveré con un par de películas, ¿qué quieres ver?”

“Algo de acción y misterio ponte tú, pero trata que no sea muy romántica.”

“Bueno”


Los rastros de las lágrimas de mi hermana se habían borrado, pero su expresión de dolor no, me sentía mal por eso y no podía hacer nada por ella. Salió de mi habitación con paso lento, como si no quisiera irse del todo y me quedé otra vez sola mirando por la ventana y de pronto Julián, pegue un salto que me hizo retroceder, y cuando volví a mirar por la ventana hizo señas, unos segundo más tarde estaba entrando por la ventana. 


“Lo siento”

“Lo imagino.”

“Te traje esto, extendió una caja”

“No quiero tus regalos, no quiero nada Julián, no quiero nada.”

“Pero… tienes que entender, yo… vamos, tienes que entenderme… yo…”

“¿Yo qué?... yo no significo nada, eres demasiado viejo como para no saber que una mujer herida no se compra con regalos.”

“Bueno, pero trata de entenderme.”

“No Julián, no lo voy a hacer. Debes dejar de creer que eres el centro del mundo, o de mi mundo. ¿Quieres acompañarme?…”

“Si”

“Bien quédate, pero deja de hablar de ti...”


Me miró a la cara con furia, con rabia y estaba tan cerca que me parecía que trataba de ser amenazador, pero ya no lo era, no para mí. Trato luego de casualmente pasarme la caja y se la rechacé. Trato de ser más amable, pero parecía una bestia con piel de oveja, así de mal le salía hacerse el inocente, finalmente desistió y se mostró franco conmigo.


“Todavía me cuesta creer que me engañaras. ¿Por qué no me dijiste nada de lo que te había dicho el médico?”

“Julián deja de pensar en ti, y piensa en mí… para qué querría yo recordar lo impactante y drástico de un diagnóstico que predice que mi calidad de vida será menoscabada y que las posibilidades de supervivencia son mínimas… Qué culpa tengo yo de tener un cáncer que es operable con riesgo vital y que no puedo operar porque estoy demasiado débil producto de la operación al corazón, o de tener un corazón que funciona a medias, o de haber estado expuesta a un accidente que casi me mata… Julián la muerte me ha rondado desde la misma tarde que te conocí, créeme que para mí es suficiente con simplemente no recordarlo. Ahora si no los superas y tratas de acompañarme, puedes irte.”


La mirada de Julián no declaraba ira, pena o rabia, solo una expresión de desconcierto. Luego de unos minutos se sentó a mi lado y unos minutos más tarde tomó mi rostro y me besó, la sensación cálida me pareció casi un milagro, pero su beso despertó en mí las ganas de abrazarlo, desnudarlo y tenerlo… De pronto no me di cuenta y él tenía medio pantalón fuera y sus brazos apretados en torno a mí espalda desnuda. Era la primera vez que lo veía desnudo, era la primera vez que lo sentía humano y no un ser que venía de un pasado y presente distante de mí y de la historia.

 

Cuando sentí sus manos en mi pierna o sus besos en mi pecho, todo en mi respondió a él, con un poco más de entusiasmo del que habría imaginado. La experiencia fue única. No es el primer hombre con que he estado, pero nada de lo que sentí en esos momentos tenía relación con lo que he vivido en mi vida, nada de nada. De espaldas sobre la cama, y apoyada de lado sobre su pecho descansé como no lo había logrado hacer hacía muchas noches, sin sueños, sin miedo.


Desperté y estaba sola durmiendo de lado en la cama, con el cabello revuelto y el pijama puesto, miré por la ventana, estaba amaneciendo.