La noche se había vuelto caída y estaba más tranquila, la cuenta regresiva había comenzado a solo cuatro días, tres días, dos días, un día para ingresarme en la clínica en Santiago, toda mi vida había sido analizada, desmenuzada y vuelto a contar por mí en un cuaderno, no tenía idea de que habría provocado el tumor o qué habría pasado si nunca me hubieran atropellado. Julián estaba conmigo, estaba más que conmigo, creo que ahora era su polola, si es que los vampiros tienen una.
“Si me volviera vampiro… tendría un tumor en la cabeza y pérdida de memoria?”
“Hasta donde sé, no hay enfermedades que se mantengan después de la transformación, pero si te cortan una mana y te transformas, bueno no te vuelve a crecer y si te implantan una antes de la transformación, no siempre se logran conservar al momento de volverse vampiro… conoces la historia de Frankenstein?”
“Si, todo el mundo la conoce.”
“Bueno, la verdad de esa historia es que no era un científico cualquiera quien realizó las modificaciones en el cuerpo de Frankenstein, fue un vampiro, quien inspirado en estudios llevados a cabo por siglos de siglos, hipnotizó a un hombre muy inteligente, a quien operó poniéndole los brazos del leñador más poderoso del pueblo, los ojos más bellos de una doncella, las piernas de un hombre que corría muy veloz, las manos de un pianista, etcetera. Finalmente hizo todo para transformarlo en vampiro, el resultado fue un desastre… demoramos años en retomar la paz de la comunidad vampira, primero el nuevo vampiro casi deja sin gente una provincia del sur de Rusia, luego cuando lo logramos controlarlo, comenzó a perder movilidad en sus brazos y estos le colgaban apenas sujetos, su creador decidió ponerlos como si cosiera ropa y por esos en casi todas las representaciones le ponen enormes puntos de hilo negro, unas semanas antes de transformarlo le había abierto el cerebro y cuándo él se transformar no cicatrizo la herida, así que a veces se le abría el cráneo y por eso los puntos de la cabeza, lo cierto es los brazos tenían vida propia y los ojos también, para el año diez de vida de este vampiro creemos que le quería morir, no era capaz de comunicarse bien, por lo que el esfuerzo que realizó para hacernos llegar su deseo de morir fue muy conmovedor, pidio cruzar la puerta de su casa al amanecer, no podíamos acomparalo, pero lo vimos salir de la habitación sin dudar aunque temblaba de pies a cabeza. De todos modos los descubrimientos de este experimento, fueron tan significativos que hasta el día de hoy está prohibido transformar a alguien si este tiene algún miembro injertado de otra persona, si estopa operado hace poco tiempo, etc. Su existencia sentó un precedente en nuestra comunidad.”
Lo miré entre risas y luego extendí los brazos.
“Yo soy Frankenstein… yo ser… jajaja“
“No te rías, fue realmente un problema todo lo que ocurrió en esa época, por suerte no existían los celulares y las máquinas fotográficas no eran algo masivo… Créeme, logramos cambiar la historia y dejarla como el cuento que es hoy, pero hubieron muchas personas que la vivieron y no olvidaron jamás, por mucha hipnosis que se procuró o intento de engaño, por qué crees que se acuerdan de los brazos cocidos? o de los ojos saltones?…”
“¿Qué pasó con el creador de Frankenstein”
“Hay varias teorías, que abrazó el sol, que siguió experimentando en secreto… la verdad no lo recuerdo, pero lo más probable es que un magistrado lo haya llevado al sur, donde o lo mataron o lo encerraron de por vida.”
Miré a Julián, el poco apego por sus pares a veces me parecía extraño, es como si no le importaran del todo, no solo era frio al hablar de ellos, tampoco tenía empatía por ellos en lo absoluto.
“¿Por qué nunca me has propuesto volverme vampiro?”
La pregunta lo pilló desprevenido y su rostro se contrajo con espanto por unos segundos, la mirada fría volvió unos segundo después. Luego levito sobre mi cama mirando la vista de la ciudad, que debo decirlo es bellísima la vista del puerto y las luces color anaranjado, para cuando regresó a mirarme, el brillo en sus ojos era otra vez el de siempre.
“Esperaba evitar esta conversación unos años más…”
“No sé si voy a vivir unos años más Julián, todo depende de cómo reaccione mi cuerpo al tratamiento y cuanto retroceda el tumor, según me explicó el oncólogo mi diagnóstico es medianamente grave, pero eso no quiere decir que no sea grave, sólo que no tengo riesgo vital inmediato.”
“No lo sabía…”-seguía volando sobre mí.
“No he pensado en nada de lo que he hablado con el oncólogo cuando estás conmigo, porque es doloroso. Pero creía que por tus años de experiencia en el mundo ya sabrías que esto es lo que podría pasar”
“No tengo experiencia en esas enfermedades, he estado lejos de la humanidad los últimos cien años, no me parecía que me he perdido de mucho… ¿qué más has ocultado?”
“Julián no seas injusto, yo no te he ocultado nada, solo he omitido detalles que no son saludables, no quiero que te quedes conmigo por pena.”
“Pena… ese es un sentimiento humano, yo no tengo esos sentimientos.”
“Bueno, no quiero que te quedes si realmente no quieres hacerlo, ni quiero que te sientas forzado a nada.”
“¿Vas a decirme algún otro detalle que deba saber?”
“No.”
“Bien.”
Julián salió por la ventana, y se quedó suspendido en el aire, sus manos estaban apretadas, no sé si estaba realmente enojado, esta sería la primera vez que lo veía así, pero tenía la sensación de que tenía pena, no enojo… Finalmente se fue y no dijo adiós. Lo busqué con la mirada, pero solo veía las casas, las calles sin gente, las luces de la noche que adornan los cerros y la luz que refleja el mar por la noche.
¿Por que de pronto estaba tan triste?… Me senté de regreso en la cama y trate de descansar, Viviana entro un par de horas más tarde, tenía los ojos color ceniza debido a las ojeras y la falta de sueño, pero mi hermana no dijo nada, hacía días que estaba más callada tratando de decir algo que no quería contar.
“¿Qué pasa Vivi?”
Mi hermana agacho la cabeza, la mire otra vez y esperé unos minutos, pero no dijo nada. Tenía sueño y estaba fatigada, cerré los ojos y ella se levantó de la cama, en el marco de la puerta voltió a verme y dijo:
“No quiero que te mueras eso es todo”
Abrí los ojos de par en par y la vi apoyada en el marco, tomando fuerza para decirme lo que estaba pensando, pero en su mirada había una nota más preocupante... ¿Qué había detrás de esta declaración? La miré y suspiré, ella volvió a caminar hasta mi cama, sentada a mí lado me miró otra vez con vergüenza.
“Hermana, es hora de que aprendas que para morir sólo hay que estar vivo, así de simple. Nadie tiene su tiempo comprado o arreglado, vas a vivir hasta que dejes de hacerlo y no quiero morir tampoco, pero no saco nada con preocuparme y llorar por algo que no puedo controlar, es como si alegara en contra del accidente, si no me hubiera accidentado, no habría sufrido un paro cardíaco, no había vuelto al hospital, no sabría que tengo un tumor en el cerebro… cada cosa que pasa, tiene una razón, sea cual sea, aprende, asegúrate de que lo que aprendas te sirva y sigue viviendo. Ya se, no es lo que quieres escuchar, pero créeme, no saco nada con pensar que voy a morir o vivir, porque no sé la respuesta simplemente.”
Viviana respiró hondo y luego me abrazó, parecía una niña de cinco años contándome que creía que había alguien debajo de la cama, en estos casos me preguntaba porque me comportaba como su madre y no su hermana, pero así soy yo, más madre que hermana. Los papás llegaron y cuando subieron a mi pieza, traían un regalo, no supe que decir, solo los miré y lloré.
Mi mamá aun le costaba hablarme con normalidad y lo que había hecho por mí depositando el dinero en mi banco, había sido lo más difícil del mundo para ella, en parte porque su código moral se lo reclamará mucho tiempo y en parte porque no le gustaba que ese muchacho que apenas conocía regalara una suma de dinero tan grande para mi tratamiento médico. Lo único que la mantenía tranquila y callada, era saber que al final del día, ese dinero me respalda para iniciar mis tratamientos médicos, los que ellos no podrían haber costeado sin perder en el proceso su casa, auto, etc.
Papá, por otro lado no tenía claro los detalles de cuánto dinero me había pasado Julián y cómo lo había justificado para evitar el pago de impuestos, por suerte este tema lo hablamos en algún momento entre risas y con soltura mi padre le daría las gracias a Julian, pero no nos adelantemos.
Negris termina esta historia y publicala.... besos!
ResponderBorrar