Parte 22
Estoy cansada, me duele el cuerpo en lugares que no sé ni cómo
explicar, volví a bajar de peso, y estuve en la clínica por problemas
estomacales, el medico dice que hay serias probabilidades de que sea la droga,
y que no puedan darme más medicamento contra el canse, mi cuerpo ha sufrido
demasiado y es mejor que descanse. Julián tuvo que salir una semana y fue un
calvario, no quise tener este humor negro que me rodea, pero es difícil ser
optimista sintiéndose tan mal. Acabe la biblioteca de películas que me había
puesto Viviana en el computador, a veces solo escucho las películas para poder
imaginar otra realidad, estoy cansada de ver mi cama, mi cuarto y las mismas
cosas, nunca había extrañado tanto el mundo exterior como ahora.
“Mamá vamos a caminar…”
“Claro hija, para donde vamos hoy?”
“Vamos a la playa”
Me puse la mascarilla y las zapatillas, me duelen los huesos y doblarme
para ponerme las cosas, pero hoy estoy harta. Salimos y tomamos el ascensor del
cerro, estamos a dos pasos del muelle, y veo el mar, el mar se ve tan bello, el
olor del mar alcanza a entrar por la mascarilla y me siento viva… camino con
mamá.
“que ganas de comer un empolvado…”
“vamos si encontramos un quiosco cerca”
“Mamá, gracias por dejarme volver a mi casa… sé que no ha sido fácil
para ti.”
Ella no dice nada. Camino tomada del brazo, mis manos huesudas se
resbalan de su chaleco y tambaleo, algo me hace caer al suelo parece que
hubiera tropezado, mamá me afirma y veo su rostro borroso, estoy tan cansada,
alguien se acerca y me sostiene por los brazos, mi mamá dice algo que escucho a
lo lejos, tan lejos… de pronto sólo veo el cielo, un cielo azul, bello, tan
bello que sólo quiero perderme en el…
Desperté desorientada, mi papá está sentado junto a la cama durmiendo y
todo está en silencio. Lo miro y recuerdo… recuerdo poco, cosas vagas, cosas
que no se si pasaron del todo, como que volaba… Julián entra y me mira, se
acerca y toma mi mano, me besa y parece que una lagrima le rodara por la
mejilla, pero era sangre…
“Yo no sabía que podías llorar…”
“No es común… ¿Cómo te sientes?”
“Bien, ¿cuánto tiempo ha pasado?”
“Suficiente como para preocuparnos?”
“Julián… cuanto tiempo llevo inconsciente?”
“Una semana.”
“Qué pasó?, qué dijo el médico?”
Me mira a los ojos como lo ha hecho desde que lo conocí como si
quisiera predecir si podría entender lo que me estaba a punto de decir, y
finalmente habla pausadamente y con tono neutro, como si realmente no fuera tan
grave o tan malo.
“Que si no despertabas en 72 horas, podrías no despertar jamás, después
de una semana intentarían hacer algo, pero era experimental, si no despertabas
mañana te harían terapia de shok de frio para despertarte.”
“No suena muy bien, que bueno que desperté”
Nos quedamos en silencio, mi padre se incorporó lentamente bostezando…
lo miré y esperé a que reaccionara, Julián ya estaba del otro lado de la pieza
sentado en una silla haciéndose el dormido, cuando mi papá habló.
“Hija… Hija?”
“Hola papá.”
“¡¡Hija!!”- se tiró a abrazarme, me beso la frente, me miro una y otra
vez, no se convencía de verme despierta. “¿Qué recuerdas?”
“Caminaba con mamá del brazo y después el cielo…”- la verdad es que
recordaría más tarde parte de lo que ya conté.
“Hija, hija…” repetía mi padre como si ni siquiera se acordara de mi
nombre. Después de que se calmó, llamó a la enfermera, luego telefoneo a mamá y
finalmente trato de despertar a Julián quien se demoró en salir de su ‘sueño’.
El médico que estaba de turno, aprovecho de revisarme y hacerme unos
exámenes de rutina, luego dijo que si quería podía dormir, que tratara sobre
todo de no tener sobresaltos. Quise bajarme al baño, pero cuando vi mi cuerpo
casi no lo podía creer, estaba más flaca si eso realmente posible, pero quería
tratar de levantarme y hacer algo, así que insistí y Julián me llevo al baño
mientras mi papá iba a buscar a mamá a la puerta de la clínica.
Volver a la cama fue igual de difícil que salir de ella, pero gracias a
Julián la tarea no fue tan difícil. Cuando llegó mamá, tenía mi pelo tomado y
miraba a Julián que me contaba algo divertido. Ella se tiró sobre mi… luego de
llorar, y reclamarme que debí haberle dicho lo del dolor en el pecho, caí en
cuenta que no recordaba gran cosa de lo que pasaba y comencé a retroceder,
claro yo quería salir de casa porque estaba ahogada, tenía una molestia en el
pecho, pero que tenía que ver eso con que estuviera ahora aquí?...
“Tuviste una insuficiencia cardíaca, es como si tu corazón no pudiera
bombear suficiente sangre, en tu caso es por la operación, puede que nunca más
tengas un episodio, puede que tengas todos los días, ahora depende de tu
cuerpo, el doctor te puso en una dieta híper-calórica, espera que recuperes
músculos, pero eso toma tiempo y cómo has estado en cama tanto tiempo, eso te
afecta en la perdida de musculatura… ya se voy a ver con la enfermera que te
pongan a la terapeuta desde mañana.”
“Mamá, son as cuatro de la mañana, espera a que sean las 7 y hablamos
con la enfermera.”
“Lo siento cariño, perdí la noción del tiempo, tienes razón…”
Todos reunidos, y de pronto nada que decir, papá fue por café con mamá,
yo me quedé con Julián, solos en la habitación.
“Estuve leyendo tu cuaderno. Deberías publicarlo.”
“Nadie me va a creer lo que está escrito allí Julián.”
“Tu historia es bellísima, como has logrado sobrevivir todas estas
cosas, como has logrado salir adelante y tener optimismo, me sorprendes, deberías
ser un ejemplo. Publícala.”
“Y contar todo lo que he dicho de los vampiros…”
“Podrías editar esa parte, o dejarla, o tal vez suavizarla para que
parezca más una alucinación que una realidad, tu sabes escribir y hacer sentir
a la gente lo que pasa. Eso no es algo que se pueda enseñar, publícala.”
“Si sobrevivo, la publicaré.”
“Bien.”
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