viernes, 15 de febrero de 2013

Tengo Vida (parte 22)

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara


Parte 22

Estoy cansada, me duele el cuerpo en lugares que no sé ni cómo explicar, volví a bajar de peso, y estuve en la clínica por problemas estomacales, el medico dice que hay serias probabilidades de que sea la droga, y que no puedan darme más medicamento contra el canse, mi cuerpo ha sufrido demasiado y es mejor que descanse. Julián tuvo que salir una semana y fue un calvario, no quise tener este humor negro que me rodea, pero es difícil ser optimista sintiéndose tan mal. Acabe la biblioteca de películas que me había puesto Viviana en el computador, a veces solo escucho las películas para poder imaginar otra realidad, estoy cansada de ver mi cama, mi cuarto y las mismas cosas, nunca había extrañado tanto el mundo exterior como ahora.
“Mamá vamos a caminar…”
“Claro hija, para donde vamos hoy?”
“Vamos a la playa”
Me puse la mascarilla y las zapatillas, me duelen los huesos y doblarme para ponerme las cosas, pero hoy estoy harta. Salimos y tomamos el ascensor del cerro, estamos a dos pasos del muelle, y veo el mar, el mar se ve tan bello, el olor del mar alcanza a entrar por la mascarilla y me siento viva… camino con mamá.
“que ganas de comer un empolvado…”
“vamos si encontramos un quiosco cerca”
“Mamá, gracias por dejarme volver a mi casa… sé que no ha sido fácil para ti.”
Ella no dice nada. Camino tomada del brazo, mis manos huesudas se resbalan de su chaleco y tambaleo, algo me hace caer al suelo parece que hubiera tropezado, mamá me afirma y veo su rostro borroso, estoy tan cansada, alguien se acerca y me sostiene por los brazos, mi mamá dice algo que escucho a lo lejos, tan lejos… de pronto sólo veo el cielo, un cielo azul, bello, tan bello que sólo quiero perderme en el…

Desperté desorientada, mi papá está sentado junto a la cama durmiendo y todo está en silencio. Lo miro y recuerdo… recuerdo poco, cosas vagas, cosas que no se si pasaron del todo, como que volaba… Julián entra y me mira, se acerca y toma mi mano, me besa y parece que una lagrima le rodara por la mejilla, pero era sangre…
“Yo no sabía que podías llorar…”
“No es común… ¿Cómo te sientes?”
“Bien, ¿cuánto tiempo ha pasado?”
“Suficiente como para preocuparnos?”
“Julián… cuanto tiempo llevo inconsciente?”
“Una semana.”
“Qué pasó?, qué dijo el médico?”
Me mira a los ojos como lo ha hecho desde que lo conocí como si quisiera predecir si podría entender lo que me estaba a punto de decir, y finalmente habla pausadamente y con tono neutro, como si realmente no fuera tan grave o tan malo.
“Que si no despertabas en 72 horas, podrías no despertar jamás, después de una semana intentarían hacer algo, pero era experimental, si no despertabas mañana te harían terapia de shok de frio para despertarte.”
“No suena muy bien, que bueno que desperté”
Nos quedamos en silencio, mi padre se incorporó lentamente bostezando… lo miré y esperé a que reaccionara, Julián ya estaba del otro lado de la pieza sentado en una silla haciéndose el dormido, cuando mi papá habló.
“Hija… Hija?”
“Hola papá.”
“¡¡Hija!!”- se tiró a abrazarme, me beso la frente, me miro una y otra vez, no se convencía de verme despierta. “¿Qué recuerdas?”
“Caminaba con mamá del brazo y después el cielo…”- la verdad es que recordaría más tarde parte de lo que ya conté.
“Hija, hija…” repetía mi padre como si ni siquiera se acordara de mi nombre. Después de que se calmó, llamó a la enfermera, luego telefoneo a mamá y finalmente trato de despertar a Julián quien se demoró en salir de su ‘sueño’.

El médico que estaba de turno, aprovecho de revisarme y hacerme unos exámenes de rutina, luego dijo que si quería podía dormir, que tratara sobre todo de no tener sobresaltos. Quise bajarme al baño, pero cuando vi mi cuerpo casi no lo podía creer, estaba más flaca si eso realmente posible, pero quería tratar de levantarme y hacer algo, así que insistí y Julián me llevo al baño mientras mi papá iba a buscar a mamá a la puerta de la clínica.
Volver a la cama fue igual de difícil que salir de ella, pero gracias a Julián la tarea no fue tan difícil. Cuando llegó mamá, tenía mi pelo tomado y miraba a Julián que me contaba algo divertido. Ella se tiró sobre mi… luego de llorar, y reclamarme que debí haberle dicho lo del dolor en el pecho, caí en cuenta que no recordaba gran cosa de lo que pasaba y comencé a retroceder, claro yo quería salir de casa porque estaba ahogada, tenía una molestia en el pecho, pero que tenía que ver eso con que estuviera ahora aquí?...
“Tuviste una insuficiencia cardíaca, es como si tu corazón no pudiera bombear suficiente sangre, en tu caso es por la operación, puede que nunca más tengas un episodio, puede que tengas todos los días, ahora depende de tu cuerpo, el doctor te puso en una dieta híper-calórica, espera que recuperes músculos, pero eso toma tiempo y cómo has estado en cama tanto tiempo, eso te afecta en la perdida de musculatura… ya se voy a ver con la enfermera que te pongan a la terapeuta desde mañana.”
“Mamá, son as cuatro de la mañana, espera a que sean las 7 y hablamos con la enfermera.”
“Lo siento cariño, perdí la noción del tiempo, tienes razón…”
Todos reunidos, y de pronto nada que decir, papá fue por café con mamá, yo me quedé con Julián, solos en la habitación.

“Estuve leyendo tu cuaderno. Deberías publicarlo.”
“Nadie me va a creer lo que está escrito allí Julián.”
“Tu historia es bellísima, como has logrado sobrevivir todas estas cosas, como has logrado salir adelante y tener optimismo, me sorprendes, deberías ser un ejemplo. Publícala.”
“Y contar todo lo que he dicho de los vampiros…”
“Podrías editar esa parte, o dejarla, o tal vez suavizarla para que parezca más una alucinación que una realidad, tu sabes escribir y hacer sentir a la gente lo que pasa. Eso no es algo que se pueda enseñar, publícala.”
“Si sobrevivo, la publicaré.”
“Bien.”

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