miércoles, 13 de febrero de 2013

Tengo Vida (Parte 16)

Pasé varios días viendo cómo solucionar mi vida antes de comenzar el tratamiento, por el tamaño y las características del tumor, todo debería salir bien, pero el ‘debería’ y no la certeza de que todo saldría bien me hacía volver atrás sobre mis decisiones y cuestionarlas. 


Esta mañana fui a visitar mi oficina, la verdad es que ahora que puedo caminar con ayuda del bastón hago más cosas, la terapeuta me había dicho que si quería intentara paseos cortos, pero yo quise ir hasta mi oficina y ver a mi gente, no sé en cuánto tiempo la veré otra vez.


La puerta de vidrio y metal daba el acceso a un grupo de elevadores, el portero junto con un guardia que no reconocí inmediatamente me saludaron amistosamente, yo trabajaba en el piso 16 y el ascensor tardó en llegar. Las puertas se abrieron y una recepcionista me saludó, tardó unos minutos en reaccionar y luego corrió a abrazarme.


“Calma Pamela, que me vas a terminar votando y eso si va a doler…”


Pamela me soltó y me miró otra vez, luego dijo algo sobre que todavía no se lo creía y volvió tras el mostrador, pasé directo hasta la oficina del gerente, mi jefe directo, mi escritorio estaba ordenado, y no había reemplazante aún, la puerta de Arturo estaba abierta, él era de la política que para mantener a raya los chismes había que dejar la puerta abierta así, la gente era más cuidadosa antes de hablar. Carraspeé en la puerta para avisar de mi presencia, Arturo me miró, primero iba a decirme algo, y luego parpadeo…


“¡Pero qué sorpresa!”

“Una grata espero…”

“Por supuesto, te veo… te veo mucho mejor de lo que esperaba”

“Ya lo sé, es inevitable han pasado dos meses y medio del accidente, ahora ya puedo caminar… no te imaginas el lío que era estar quieta en cama.”

“Me parece bien, ¿el bastón es por seguridad?”

“No realmente lo necesito todavía.”

“Bueno… ¿y que te trae a la oficina?”

“Tenemos que hablar.”


Arturo me miró intrigado, me invitó a sentar y no pudo evitar una mirada extraña cuando vio que me movía como si me pesara la mitad de mi cuerpo. Luego pidió a Pamela que me trajera un café y esperó a que le dijera lo que tenía en mente. No fue fácil, no porque no quisiera, sino porque aun me cuesta encontrar las palabras para explicar lo que quiero sobre todo si me pongo nerviosa o son cosas muy específicas.


Trate de disimular mis olvidos con notas sobre lo que planeaba hacer, Arturo me miraba intrigado, para el mi accidente era algo lejano y como le pasa a todo el mundo, si ocurrió ayer, hoy no importa, mañana casi no lo recuerdo, pero para mí el tema era el hoy… y por una u otra vía para Arturo comenzaba a dimensionarse el conflicto de mi presente.


“El viaje es corto, tengo que ir a capital y ver si el especialista opera o no, luego hacerme una serie de exámenes, si todo sale bien, tendré que iniciar mi tratamiento en unas semanas, luego viene la fase de espera, son casi un mes entre que concluye y se hacen los siguientes exámenes, recién allí existe la posibilidad de que me dejen volver al trabajo, pero mientras tanto estaré con licencia médica…. Arturo eso significa que estaré lejos de la oficina cerca de cinco meses, es casi un post natal, la isapre me quiere rechazar la última licencia y necesito una nota de mi empleador afirmando que está al tanto de mi situación y que desea continuar empapándome…. ¿Podrías extender ese certificado?”

“Claro, pero eso no es por lo único que has venido, ¿cierto?”

“No, no lo es. Trata de calmar la angustia, no es tan fácil como antes hilar las ideas, es otro de los problemas del tumor, tengo que retomar mi capacidad de asociación libre… Vale, no voy a volver a trabajar.”

“Pero ¿cómo?, no vas a volver a la oficina, ¿nunca más?”

“No, recibí una herencia de cerca de doscientos* millones de pesos, puedo vivir el resto de mi vida de los intereses que eso me genera en el banco, necesito tu ayuda porque si pierdo la isapre el costo del tratamiento será cercano a los cien millones y no estoy de acuerdo en pagar semejante suma a un grupo de médicos y no tengo cómo contratar ninguna aseguradora con este nuevo antecedente en mi salud… si necesitas ayuda para contratar a alguien, o para entrenar a alguien en mis labores no dudes que te ayudaré. Pero Arturo, quiero vivir… Vivir de verdad, conocer el mundo, salir y hacer todo lo que siempre dije que haría más adelante, si este tratamiento me mata… Si las cosas no salen bien, quiero decir que viví bien mi vida y morir contenta”
“Has pensado mucho en el tema…”

“Casi dos meses en el hospital no tenía nada más que pensar… “

“Lamento tanto el accidente… lamento no haber enviado ni siquiera un ramo de flores…”

“Arturo por eso era buena en mi trabajo, siempre pensaba en las cosas que te faltaban y sin ánimo de ofender, te falta ser más humano con la gente, más cálido… no se si me explico bien…”

“Te entiendo, no te preocupes…”

“Bueno ahora tengo que volver a casa, este ha sido un paseo interesante.”

“Te puedo visitar en el hospital?”

“Claro si tienes tiempo, por supuesto, será bueno verte, tienes mi celular, probablemente te conteste mi hermana, pero ella te dirá dónde estoy.”

“Cuídate.”

“Lo haré”


Salí de su oficina y me fui directo al ascensor, la verdad es que me había agotado hablando con Arturo y no estaba acostumbrada a agotarme tan rápido, Pamela corrió a despedirse de mí, me preguntó cuándo regresaría, le respondí algo escueto: “Pronto”. Las puertas del ascensor se abrieron y entré, cuando se cerraron sentí como si un capítulo de mi vida se cerrará también.


*200.000.000 Peso chilenos es igual a 400.000 Dólares 2013

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