Viviana ha estado hablando de sus clases, a contar de la semana que viene tiene que volver a clases y yo sigo con orden de reposo relativo, me pregunto qué voy a hacer cuando no esté. Mi jefe volverá después de un mes de vacaciones y yo con licencia… que más puede andar mal…
Sus ojos, su boca, sus manos… ¿En qué estaba pensando cuando se me ocurrió que lo mejor era recordar?, debería olvidar… Sus ojos, sus voz, sus manos… Sus boca… Debería olvidarlo todo, pero la verdad es que no puedo, esta historia me está superando, creo que voy a tratar de leer algo.
Ha pasado casi un mes, no tengo idea como me enrede con este vampiro para hacer que mis días sean una extraña añoranza de él, quiero tenerlo a mi lado y… Y… Y no puedo ser su amiga, esta noche se lo diré todo y dejaré de hacerme falsas expectativas con él, le diré que no regrese, tal vez revoque su invitación, después de todo no tenemos nada y él no quiere nada más que ser mi amigo… ¿O no?
La tarde parecía no acabar nunca, estaba anocheciendo cuando entro a mi pieza, pero esta vez yo no quería verlo… ¿O si?… pero no quería decirle lo que había decidido, habría preferido hablarlo por teléfono, porque no lo llamé para decirle que no viniera otra vez, lo había estado evitando esta última semana… Se acercó a mi cama y se sentó a mi lado, por saludo me dijo:
“Te extrañe las últimas noches”
“De qué modo me extrañaste?” pregunté mordiéndome la lengua, y preguntándome para qué me hago esto… Supongo que de masoquista, él sólo quiere ser mi amigo… ¡Asume!... Me recosté y suspire sin darme cuenta mientras lo miraba.
“Extrañe estar contigo.”
‘¿Mis manos… mis ojos… mis palabras?’ Pensé y antes de que pudiera decir algo, él se acercó a mí.
“Tu boca… Está más roja hoy…”
No tenía espejo y no me había maquillado, así que no tenía ni idea de que estaba diciendo, pero cuando sus dedos pasaron sobre mis labios, me habría abalanzado sobre él… si no fuera porque no puedo, me dolería demasiado la pierna para hacer un movimiento así, estaría ya besándolo. Quise decirle algo, pero terminé cerrando los ojos y deseando que fueran sus labios… dejo su mano en mi mejilla y sonrió cuando abrí los ojos, me pregunté si él podía sentir mis cambios, si podía percibir que deseaba besarlo.
Sostuve su mirada mientras que intentaba dejar de pensar en su boca. ‘¿De qué me sirve esto?’, volvía a preguntarme y cuando él retrocedió dejado mis mejillas libres, estoy haciéndome más difíciles las cosas, como voy a decirle lo que pensaba decirle ahora, suspire otra vez.
“Julián, tengo que decirte algo… pero en realidad no sé cómo te lo vas a tomar… y bueno he estado pensando… ya sabes durante el día… he estado pensando en ti y…”
Me estaba escuchando y cerró los ojos, ¿Para que los cerraría?... con sus ojos cerrados, se veía tan vulnerable, podría besarlo…
Me apoyé en mi brazo bueno y llegué hasta su boca, le di el beso y cuando iba a retroceder porque no respondía, lo sentí responder… Sus movimientos lentos, pausados, como esperando, provocaban tantas reacciones en mí, que me sentí flotar, rodee su cuello, el rodeo mi cintura, me acerque un poco más con los ojos cerrados tratando de hacerlo sentir lo que sentía, pero es que no habría imaginado jamás en la vida que podría tener tantas sensaciones con él.
De pronto retrocedió, corrió un mechón de mi pelo y sonrió, yo sólo quería seguir besándolo, pero él tenía que decir algo y yo no quería escucharlo…
“Que vas a decir?”- pregunté finalmente.
“Debo irme, esta vez estaré fuera más tiempo y quisiera saber si cuando regrese ¿puedo volver a verte?”
“¿A dónde irás?...”
No respondió. Bien si él no quiere decir lo que va a hacer que me diga que quiere de mí…
“¿Para qué quieres volver a verme?”
Sus ojos se encendieron y se acercó a mí… podía escuchar mis latidos acelerados, pero él no dijo nada, solo sostenía mi mirada y de pronto sentí una manos en mi cintura y la otra en mi cabeza, me levanto de la cama y se tendió junto a mí sosteniéndome, como si estuvieramos recostado juntos en mí en la cama, pero estábamos en el aire a unos veinte centímetros de la cama.
Me moví un poco asustada, la verdad me daba miedo caerme, el dolor de un golpe en mi pierna sería para pegar un grito y despertar a Viviana, pero Julián no hizo nada, se quedó mirándome y me pregunto.
“Estarías más cómoda si estuvieras sobre mí?…”
‘¿Sobre ti?’… Sobre él… La verdad es que si, así que asentí con miedo a hablar para que no se rompiera el efecto de estar ‘flotando’, estábamos frente a frente, yo apoyada en su cuerpo firme como mármol, con los ojos puestos en sus ojos.
“Quiero conocerte más.”- dijo finalmente.
“Que tengo de especial, acaso no conoces ya a la mujer, que fue atropellada en medio de la calle, que tiene que estar en cama casi dos meses para poder volver a caminar y que solo vez a ratos en la noche... qué quieres conocer, ya sabes todo sobre mi?, lo lamento, mi vida no es emocionante o exótica, soy solo una mujer.”
“Mucho… la verdad las humanas, tienen un punto de tolerancia a nuestra existencia de uno o dos días… ya llevamos casi un mes viéndonos, la gran mayoría sienten una atracción hacia nosotros con solo vernos, a ti no te pasa eso con migo y me intriga, además te estás enamorando de mi -dijo dejándome reaccionar-… y yo estoy cada vez más atraído hacia ti, si no fuera porque tengo que partir, haría los arreglos para poder dormir en tu casa y estar todos el mayor tiempo en tu compañía…”
Su voz era tan firme, tan sincera, y su explicación tan simple, que me desarmó.
No podía reclamarle, no podía decirle que no, quería fundirme en sus brazos ya mismo, cerré los ojos y me acerque a su boca, sentí sus manos recorrer mi espalda suavemente mientras que me besaba, pese a lo frío de sus manos yo sentía calor, y me percaté que su boca no era fría, era sólo un poco más fría que la mía, podía percibir sus lengua con claridad y sus labios, cada movimiento de sus labios sobre los míos.
Lo besé sin pensar en nada, me besó con cariño, con dulzura y cuando estaba quedándome dormida en sus brazos soñando con otra cosas, comenzó a besarme con pasión y me despertó totalmente, sus manos firmes y fuertes encendiendo mis puntos débiles, sus ojos apretados, como resistiéndose algo… un suspiro, otro suspiro ahogado y un golpe de corriente eléctrica me recorrió el cuerpo, ‘¿qué rayos es eso?’ pensé, sintiendo otro impulso igual subir por mi espalda.
Me alejé de él y le pedí me dejara en la cama, tenía que serenarme, estaba muy agitada y lo que más me había dicho el médico era que debía descansar, respiré hondo y luego logre mirarlo a la cara, aun ruborizada y sintiéndome más tranquila.
¿Estoy empezando a enamorarme?, ¿Yo?... ¿De quién? ¿Cómo es que no lo sabía?, ¿O en realidad como es que no me había dado cuenta antes?…
“¿Qué quieres decir con que te estoy empezando a atraer, ¿Los vampiros pueden amar?”
“De todas las preguntas que tienes, ¿por qué decides realizar esta? -Julián me miró y esperó a que dijera algo, cosa que no hice- Si, podemos amar y podemos sufrir también, podemos estar alegres, poder estar tristes, con el tiempo aprendemos a controlar las emociones y a reaccionar más calmadamente a ellas, pero hay cosas que no podemos evitar como interesarnos en alguien…”
Julián parecía sopesar sus palabras, controlar sus emociones y medir todas mis respuestas, aunque no fueran más que cambios fugaces en mi rostro, él parecía estar anotando mentalmente todos mis cambios.
“¿Puedo pedirte algo?… ¿Puedes quedarte conmigo hasta el amanecer?”
Julián me miro y se recostó junto a mí, comenzó a acariciar mi pelo y de pronto noté que podía ver sus movimientos con destellos de color, estaba a mi lado, mirando mi pelo y jugando con el cuándo sentí como si algo se rompiera en mi pecho, la cara de Julián era de alguien preocupado… El dolor agudo me hizo doblarme en dos, el dolor agudo me hizo gritar, el movimiento en la habitación de al lado delataba a Viviana despertándose, un segundo y agudo dolor en el pecho me hizo volver a gritar… Viviana entró corriendo y me miraba sin saber que pasaba, marcó un número en el celular y gritó algo alguien, yo apenas podía respirar, no lograr entender qué decía, pero fuera lo que fuera no era bueno y me desvanecí.
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