martes, 5 de febrero de 2013

tengo vida (parte 4)

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara


No es claro como termine aceptando que Viviana se quedara en mi casa cuidando de mí, pero si es claro que mi adorable hermana, estaba dispuesta a hacerme la vida más fácil aunque se tuviera que imponer sobre mis decisiones. Julián llegó a mi casa la primera noche y espero fuera de mi ventaba que estaba abierta hasta que lo invité a pasar… “Es cierto que no puedes entrar si no te doy invito?” Julián rió de buena gana, luego me explico que si bien podía ir y venir por todos lados, existían casa en que no podía entrar, generalmente eran lugares donde los dueños de casa tenían un sentimiento muy grande de propiedad, cariño o vínculo con el lugar, y no tenían como entrar a menos que los dueños lo invitaran, pero en la actualidad casi nadie tenía ese tipo de sentimientos hacia las propiedades así que le era fácil entrar a cualquier edificio o casa.
“Y porque esperaste fuera de la ventana?”
Su mirada se quedó en la mía sin decir nada, estaba sentado en un sillón que tengo al lado de la cama, lo puse allí cuando me di cuenta que no me gustaba eso de ver tele en la cama, así que esta frente a la tele, luego de un rato me dijo algo así como “porque tu si tienes ese sentido de propiedad, no pude entrar y eso quiere decir que podrías revocar mi ingreso a tu casa…”
Por una parte me sentí más tranquila, por otra miré a mi alrededor, y no la verdad es que este departamento es rentado, nunca lo he sentido mío, si lo considero mi casa y si, es muy importante… pero cumplir con el requisito de Julián… de pronto entendí que me miro durante largo rato sopesando cómo reaccionaría a lo que decía, y decidido decirme una verdad… o una mentira a medias… si se puede revocar la entrada de un vampiro, aunque no se tenga el sentido de propiedad inicial, y una vez revocada sólo la persona que revocaba la invitación podía otorgarla, pero de esto me enteraría mucho después.
La noche siguiente me quedé dormida antes de medianoche, cuando Viviana supo que no despertaba en las mañanas porque me desvelaba, le preguntó al médico y este receto unas pastillas para dormir que ella se encargó de darme sin aceptar mis reclamos al respecto, insisto en que a veces mi hermana se impone… Así que mientras que dormía producto del remedio no me enteré que Julián se acostaba a mi lado y me hacía cariño en el pelo, peinando mi cabello a un lado y dejándome como si fuera a sacarme una foto…
Al cabo de cinco noches ya había vuelto a mi rutina normal y me quedaba dormida a las doce a más tardar y Julián se había acostumbrado a tenerme sólo tres o cuatro horas despierta, a veces me preguntaba que hacía en mi casa mientras yo dormía y mi hermana dormía en la pieza de al lado, pero no me preocupaba.
La kinesióloga iba día por medio a verme y había decidido sacarme la bota de yeso, mi hermana me había ayudado a bañarme y estaba descansando preguntándome si alcanzaba a ordenarme el pelo, cuando Julián entró por la ventana.
“Como es que puedes volar?”
“No vuelo realmente solo me suspendo en el aire…”
Después de echarme a reír me explico que las leyes de la física no se aplicaban a los vampiros como a los humanos, primero podía suspenderse en el aire como si estuvieran nadando en el agua, luego podría tomar objetos pesados, porque al igual que una persona que anda, para ellos las cosas eran más livianas, y diciendo esto se puso a nadar en mi pieza… fue una de las imágenes más extrañas que he visto, un vampiro nadando literalmente en mi pieza. Después abalamos de su dieta alimenticia, me explico que a él si le gustaba comer, pero no lo hacía a menudo, para él los sabores de los alimentos eran demasiado intensos, así que con un bocado quedaba satisfecho y que la sangre humana era más fácil de comer porque para todo efecto práctico lleva las vitaminas y nutrientes que el necesita para vivir, pero que no siempre podía conseguir sangre de buena calidad, los humanos habían cambiado mucho su dieta alimenticia y él se había topado con amigos vampiros con anemia, o con problemas por falta de vitaminas o minerales y que la grasa que para ellos sirve para saciar más rápido su sed, había comenzado a ser difícil de encontrar, así que en el último tiempo prefería alimentarse de vacas y cerdos antes de consumir sangre humana.

“Pero… cuanta sangres necesitas para saciarte…”
La pregunta era extraña y Julián me miró sin responder, como se me estaban cerrando los ojos, no pude escuchar su respuesta, pero creo que dijo algo como tres litros… y yo que creía que tenían que secar a una persona para quedar saciados… A la mañana siguiente un ramo de flores adornaba la tele y una nota que decía: “Te veré en unos días, Julián.” Viviana me preguntó quién era y le respondí que mi jefe.

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