martes, 30 de julio de 2013
La primera discución
Lunes 2013
“Me gustas”
Estas en mi vida (Parte 58)
La edad de un vampiro
Debo admitir que aunque no me obsesioné con él, cada vez que Frederic hablaba, sentía esa necesidad de escucharlo incansable, los días pasaban entre cosas de la casa, las visitas de los hermanos y mis salidas por la ciudad, había dejado otra vez de hablar con los míos y esta vez me sentía responsable de no hacerles tiempo en mis días.
Como gran cosa logré encontrar un jardín para Maura, finalmente el jardín infantil que había recomendado Viviana fue el elegido, la energía en ese lugar era increíble, una mezcla de paz y tranquilidad, que se proyectaba desde las educadoras hasta la dueña del lugar y créame eso es mucho que decir, después de haber recorrido media ciudad en busca de un lugar cuya calidad humana y vibratoria fuera buena.
Las buenas noticias se acompañaban de las cosa no tan buenas, un par de veces olvide colgarme la libreta en la muñeca y tuve esos episodios extraños de trance que me que agradan porque me fastidian lo que quiera que estuviera haciendo, también me pasé un día entero pintando un cuadro en blanco y negro… Aunque debería decir en gris y negro, casi no había otro color, las escena era la cara de alguien en penumbras, con mechones sobre la cara… Para se término del mes, tenía treinta y dos pinturas, cinco libretas llenas y Carlo preocupado, ahora que ya tenía claro que no era Julián mi problema o distracción y que lo que me tenía retraída tenía que ver con estas cosas nuevas como predicciones y pinturas, en su mente giraban preguntas del tipo, ¿Cómo es que mantiene su buen ánimo?, sé que no podría poner en peligro a Maura, ¿Está bajo mucho estrés? y ¿Sería bueno llamar a Julián para que la ayude?.
Y en las noches cuando nos encontrábamos bajo las sábanas, olvidaba todos sus miedos y me amaba como si este fuera el último de sus días, con esa mezcla de locura y júbilo que le conocí desde el día uno. Estábamos construyendo nuestra vida juntos y dentro de todas las particularidades que teníamos, todo parecía encajar.
Debo admitir que despertar en medio de la noche y escuchar gritos de otro momento es lo más extraño que me ha pasado, desde que esto de las predicciones se agudizaron. Hablé con los cuatro hermanos sobre el tema de que podía predecir para humanos y vampiros, como conclusión general después de revisar las libretas entre todos, todos concordaron que lo más probable era que eso se debiera a que era inmortal, así que tenía tanto de un lado (los vampiros) como del otro (los humanos) tenía toda mi humanidad y eso explicaba mi capacidad de predicción amplia. Es necesario explicar esto, porque cuando anteriormente había hablado de predicciones con Laila, ella me explicó que los vampiros con esa capacidad, solo podían predecir una cosa a la vez, por ejemplo sobre humanos y en otro día de vampiros, por eso cuando la pitonisa hablaba del futuro de Carlo y no mio de de Julián, debió implicar a Carlo en el viaje a Colombia, pero yo tenía la capacidad de predecir indistintamente de quien fuere o que fuere, porque simplemente predecía, claro que igual la pitonisa tenía una ventaja, ella podía escoger qué ver, en cambio yo recibía todo y no tenía modo de controlar nada, ni la importancia, ni la intensidad de esa información que pasaba por mi cuerpo como si se tratara de un receptor de energía universal.
Había estado hablando y hablando sobre todos los temas que eran importantes, pero le daba vueltas ese detalle y no sabía si era prudente hablar o no de los primeros vampiros, había evitado decir directamente lo que pensaba, así que la pregunta que no quería formular en voz alta salió al paso pasada la primera semana de agosto, cuando Laila mencionó que Gaius era tan viejo como ella.
“Si está prohibido hablar de los primeros vampiros, ¿Cómo saben quién es el vampiro más viejo en un determinado lugar?”- pregunté esperando que esto no estuviera prohibido.
“Lo sabemos porque los conocemos y porque se siente la diferencia de edades… no sé cómo más explicarlo”- respondió Demeter.
“¿Tiene una capacidad de presidir la diferencia de edad de los vampiros que los rodean?...”- dije asombrada
“Tiene un nombre, se llama ‘Continuidad’, claro que se dice en otro idioma, uno que está extinto, pero creo que todos estamos de acuerdo en que ‘Continuidad’ es una buena traducción.”- respondió Odette.
Los miré asombrada, ellos podían percibir la diferencia de edad de un vampiro… Pero no podían hablar directamente del tema, no podían buscar a los más viejos o preguntar por ellos, era algo contradictorio.
“¿Mercurio es más viejo que ustedes?”
“Si- dijo Fedaric- es mayor que yo, pero no sé qué tanto realmente, podría ser unos cien años, o unos cincuenta tal vez.”
“Y por ser un vampiro mayor, él tiene algún privilegio?”- pregunté tratando de entender cómo funcionaba este tema.
“Se le debe respeto, pero ese respeto no es gratuito, tiene que ganárselo y retribuirlo de algún modo. En antaño, un vampiro mayor podía proteger a los más jóvenes y a cambio tener un grupo que lo cuidara, o cuidara de sus bienes… recuerda que antes no había un modo tan simple de comunicación o seguridad como hoy.”
Miré a Laila y supe que era obvio, el respeto tenía una retribución… ¿Pero cómo afectaba a los otros? ¿Por qué cada vez que hacía una pregunta terminaba con más interrogantes?...
Los hermanos se miraban como si discutieran algo y de pronto Odette se sentó frente a mí y tomando mis manos me pidió cerrar los ojos, solo cerré los ojos y vi proyectados sus pensamientos en mi mente, las imágenes algunas en movimiento y otras como fotos, describían cómo se volvía un vampiro, una secuencia que de verdad no imaginé y que no era simple de procesar me dejó mareada …
Cuando estaba abriendo los ojos sentí que muchas de mis dudas estaban resueltas, era claro que había aprendido mucho con ellos, pero por qué tenía la sensación de que lo que me había mostrado ya lo sabía? Me levanté y caminé a la sala, puse los cuadros en orden y de pronto todo tuvo sentido… Las escenas que había estado pintando… La escena en gris y negro…
“Por qué no me lo dijeron antes?...”- pregunté atónita mirando a los cuatro hermanos frente a mí, me miraron en completo silencio y entonces termine de entender todo, el pánico se apoderó de mí, las manos me temblaban, la garganta se me contraía y las lágrimas caían por mis ojos sin pena sino que impotencia…. ¿Por qué?
Astros y días
domingo, 28 de julio de 2013
Verdad
Me mentiste!
Si te mentí, y qué?
¿Por qué lo hiciste?
Porque podía...
...
Ambos se miraron, uno atónito, el otro serio.
Nunca te pedí nada
Mientes me lo pedía todo y para ayer..
¡No es cierto!
Como que no- su tono de vos era de cansancio- me pedías que estuviera contigo, que te amar, que te diera tiempo... Pedías y pedía... Y nunca te detuviste a mirarme a hacerme sentir parte tuya...
Eres... La persona más detestable del universo. Yo nunca te pedí nada... Y sí reclamas por tú tiempo, dime ¿qué hay del mío?... De todas las veces que me quedé para ayudarte? De las veces que estuve a tú lado en silencio viendo como hacías lo mismo una y otra vez... Que hay de mi! Acaso no modifique mi vida por ti?
Sí lo hiciste pero dime una cosa... Te lo pedí yo?
Otra ves se miraron, uno atónito, el otro serio.
Cero los ojos y deseo estar en otro lado, salir de ese momento y de ese lugar... Pero estaban frente a frente en está discusión, en esta realidad... De que servía saber tres idiomas o poder leer las energías de otros sí la de la persona que quería no podía ni adivinar sus intenciones... Respiro profundo y abrió los ojos
Vete.- dijo con la voz firme.
Se miraron pero no hicieron nada, frente a frente... Sin idea de lo que pasaría, abrió la puerta y la luz del pasillo pareció cambiar las cosas porque en sus ojos había algo de irá.
Vete.- repitió y mostró la puerta.
La quería cruzar pero sentía los pies clavados al suelo... Y de pronto sólo caminó y cruzó la puerta dejando a tras todo en un silencio que no decía ni siquiera sí estaba bien.
Pasarían semanas meses... Y años antes de verse otra vez y como la última vez se miraron uno atónito y el otro serio.
MGD
miércoles, 24 de julio de 2013
Estas en mi vida (Parte 57)
La historia de Luisa
Me desperté con la sensación de que había una ventana abierta, pero en realidad era solo la rendija de la cocina que armaba corriente con la rendija de mi pieza, había llovido que estaba empezando el invierno y el día estuvo más frío que ayer, me levanté para darme cuenta que seguiría lloviendo y francamente no tuve ganas de levantarme, así que después de darle la leche a Maura y ordenar un poco no me preocupó estar en pijamas cuando llegaron Laila y sus hermanos.
Deméter estaba conversadora y mientras me tomaba una taza de café cargado para tratar de hacerme de ánimo para levantarme me contó que originalmente eran cinco hermanos, la quinta hermana se llamaba Luisa y se había enamorado de un vampiro mayor, había partido a vivir con él a otro continente y no la vieron hasta que fue demasiado tarde para ayudarla.
Los vampiros vivían con sus creadores cien años antes de considerarse que eran adultos, pero Luisa tenía sólo cincuenta años convertida en un vampiro, estaba tan feliz de haber encontrado una pareja y poder amar, que no escucho a nadie, solo quería estar con el vampiro que amaba, por eso se había escapado, el vampiro que se la había llevado era Mercurio, la había obligado a vivir mal, a hacer atrocidades en contra de los humanos y como en ese tiempo aún no existía forma de controlar a la comunidad, los magistrados no tuvieron pruebas concretas, así que no se aplicó justicia para ellos por las cosas que provocó Mercurio en su hermana…
La noche que la encontraron, ella había logrado escapar de Mercurio, su piel estaba transparente casi sin sangre, tenía una sed diabólica y Laila le dio a beber el remedio que los ayudaba a controlar la sed… Pero en su caso algo pasó y murió a las pocas horas, Laila nunca se perdonó a sí misma la muerte de su hermana pequeña, se prometió encontrar un remedio universal y eso hizo, desde que cumplió los doscientos años, se fue a vivir con otros vampiros y trabajó con muchos vampiros científicos, investigó plantas, hierbas y árboles de todo el mundo.
“Mi padre- dijo Odette cuando Deméter terminó su historia, en esa sincronía que ya conocía- nos cuidó a todos hasta los doscientos años, nos enseñó muchas cosas sobre ustedes y nosotros mismo, creo que por eso podemos convivir contigo tranquilamente. Mi padre fue quien impulsó el movimiento de unión, los vampiros más viejos fueron uniendo fuerzas y ahora somos una comunidad real, cumplinos normas estrictas y bueno eras nuestra excepción (rió por lo bajo). En ese tiempo nos escondíamos de todo y todos, no sabíamos casi nada del mundo y créeme, a veces en 200 años no sabíamos ni la mitad de lo que ahora.”
“¿Por que cuando Laila los presento dijo los nombres de países que se supone proviene y por lo que entiendo esos países no existían cuando fueron creados?”- dije mirando a Odette.
“Veo que estuviste investigando”- respondió ella riendo.
“No diría investigando, solo revisando libros de historia, pero entiendo que Francia se creó casi dos siglos más tarde de que tu fueras transformada en vampiro.”
“Originalmente soy Celta, igual que Federic, pero en la actualidad los lugares de donde nosotros provenimos están es los países que mencionamos. Bueno, creo que la tradición es más fuerte y siempre decimos de donde provenimos, es un modo de ubicar en el mapa nuestras raíces… para ustedes eso no significa nada en realidad.”- dijo pensativa.
“Yo siempre he sido de Grecia, aunque no parezca, soy menor que ellos dos, ese día cuando Laila nos presentó nos fue nombrando en el orden que estábamos frente a ti, pero si debíamos ponernos en orden, sería Federic, Laila, Odette, yo y Luisa.”- dijo Demeter.
Los miré asombrada, era cierto que Deméter se veía mayo a los otros dos.
“Son Celtas… ¿Desde cuándo existen los vampiros?”- pregunté recordando el libro de historia que decía que los celtas eran de la época del hierro.
“Los vampiros existen desde la época de la aparición del homo sapiens sapiens,- respondió Fereric, incorporándose por primera vez a la conversación- el primer registro de vampiro que aparece en la historia es de la misma época.”
Lo miré a los ojos y sentí algo extraño en mi pecho, por alguna razón no podía pensar en nada que decirle o preguntarle solo quería escuchar su voz.
“Existe una historia sobre el primer vampiro, pero le falta información”- dijo Laila.
“¿Cuál es la historia?”- pregunté esperando que Fereric hablara.
“No podemos contártela,- respondió Odette- sólo la podemos saber los vampiros, es una historia para nosotros nada más.”
“Pero yo no soy humana, soy inmortal- excusé encontrando la excusa perfecta-, las reglas de los humanos no se aplican conmigo.”
“Tiene razón- dijo Federic- ella es inmortal, no hay razón para aplicar la lógica de los vampiros.”
Los cuatro hermanos se miraron, en un diálogo sin palabras del que no participaba, pero unos minutos más tarde Demeter habló.
“Caía el sol y se le escapaba la vida, deseaba vivir con tanta vehemencia que decidió beber la sangre de su oponente que yacía casi muerto junto a él, sintió la vida volverse al cuerpo cuando el corazón de su oponente se detuvo y esa noche no durmió, su energía era infinita, llegó hasta una cueva donde se quedó dormido al salir el sol, la noche siguiente busco y busco, estaba en medio de la nada, sus ojos se habían acostumbrado a la poca luz y cuando distinguió una silueta se le acercó, la mujer le sonrió, y él bebió su sangre, bebió y bebió, hasta saciar su sed… esa es la historia del primero de nosotros.”
Los miré sorprendida, en realidad era una historia simple, pero le faltaba algunos detalles y creo que algunos fueron omitidos a propósito, tendría que ver con cómo se volvían vampiros, las historias que yo conocía decían que era un dolor intenso y la sensación de que algo se estaba quemando, otras que tenían que ser enterrados el vampiro y su criatura para que esta se volviera un vampiro, pero en fin, no sabía que me sorprendía de esta historia, había descubierto cosas tan distintas compartiendo con ellos que este otro de los miles de detalles.
Cuando me metía a la ducha, estaba tan distraída que no me di cuenta que Odette estaba en el baño, hasta que habló.
“Te preparo algo para el almuerzo?- dijo con su voz angelical.
Después del sobresalto, le respondí que sí, pero que por favor, fuera más medida con la cantidad que éramos dos humanos en casa y si quería considerara comida para tres, porque ellos apenas comían un bocado, además todavía me quedaba comida de la última vez que preparó algo, hace como una semana.
Bajo el agua miraba el blanco de los azulejos y pensaba en lo que habían dicho, el primer vampiro quiso sobrevivir y ese fue el motivo que lo volvió vampiro, no pude evitar preguntarme si habría algún vampiro de esa época vivo… Tenía más preguntas que respuestas otra vez.
Salí del agua y me vestí pensando en lo mismo, finalmente cuando llegue a la cocina, Odette tenía todo revuelto y los otros hermanos estaban haciendo algo diferente, me acerque a Federic y le pregunté:
“Existe algún vampiro de la época de los primeros vampiros?”
“Si, ellos están vivos, se dice que los primeros fueron los personajes de la historia, el hombre y la mujer que encontró en el medio de la nada.”
“¿Y tienen acceso a ellos?”
“No, está prohibido hablar de ellos, o buscarlos.”
En mi cabeza, daban vueltas las palabras de Federic, estaba prohibido hablar de ellos, ¿Por qué?, ¿qué había detrás de las historias de esos vampiros?, y si estaban vivos ¿Dónde estaban?... La voz de Federic aún tenía ese efecto extraño, necesitaba escucharla, como si en el timbre de su voz hubiera algo que no podía evitar encandilarme, de pronto me di cuenta que él nunca había hablado antes en mi presencia y me pregunté si era a propósito.
Para cuando Odette terminó el almuerzo, había comida en mi mesa para una semana entera, todos se sirvieron un poco de los diferentes platos y al final creo que comí el doble de lo que todos. Carlo llegó a eso de las siete, estaba con papeles en las manos y mientras cerraba la puerta los hermanos y yo hablábamos haciendo una sobremesa que se había extendido desde el almuerzo, reíamos y charlábamos mientras que mi Maura hablaba con toda propiedad de cualquier cosa, para cualquier persona que no supiera que eran vampiros y hubiera visto esta escena, habría creído que éramos grandes amigos reunidos después de mucho tiempo sin vernos y eso fue precisamente lo que pensó Carlo cuando nos vio, se estaba acostumbrando de a poco a ellos, aún les tenía miedo y desconfianza, pero esta escena le ayudó a bajar sus defensas, sentándose con nosotros y escuchando al grupo contando otra anécdota divertida.
martes, 23 de julio de 2013
Estas en mi vida (Parte 56)
Mi familia
Se complica el tema y se complica más, Carlo cree que hay algo que le estoy ocultado, no lo dice pero lo cree y lo puedo ver en sus pensamientos, lo que a él le molesta es que cree que tiene relación con Julián y no sospecha que tiene que ver con mi salud.
Partí tomando el preparado todas las noches, llevo casi dos semanas y no he visto una mejoría increíble, pero no me ha vuelto a faltar el aire y estoy con un poco más de ánimo, Laila dice que cuando revisa mis signos vitales mi corazón late a buen ritmo, creo que no he hablado en detalle de esto y tal vez es porque no me gusta, pero esa tarde que Laila escaneo mis signos, hizo algo que no sabía podrían hacer los vampiros, puso sus manos sobre mi carne y esta se volvió transparente formando una especie de círculo traslucido y a medida que movía la mano podía revisar mis órganos y podía intensificar este círculo y ver los órganos que estaban más atrás, la experiencia la primera vez fue tan extraña, ver cómo se mueven mis pulmones o ver el color de la sangre y las venas que rodean el cuerpo, me descoloco y solo lo catalogue de desagradable, pero ya me estaba acostumbrado a esta tarea e incluso no me incomodaba tanto.
Por otro lado los hermanos de Laila, tenían acceso a mi casa y sabían que como norma debían avisar su presencia, así que entraban por la puerta, aunque no la de la casa, a veces por la de la cocina, otras la del baño, etc.
Mi pequeña se ha acostumbrada a Federic y cada vez que lo ve corre a sus brazos y lo lleva a jugar con ella y él le retribuye el cariño con el mismo entusiasmo. Deméter, siempre serio y retraído se limitaba a contarme los últimos chismes de la comunidad de vampiros, las cosas que Laila no comentaba porque consideraba innecesario, pero él en cambio le gusta hablarlas dice que si estoy informada es mejor para mí, así fue como me enteré de la negociación que había hecho Laila para conseguir que la comunidad me dejara vivir en paz por el resto de mi vida, entre Cedro y Gaius habían logrado convencer a otros vampiros que mis características y personalidad les hacía pensar que era una persona de confiar.
Laila ha estado más tiempo en casa que el resto de sus hermanos, porque en realidad aún no logro acostumbrarme a todos y recién ahora estoy entendiendo, a qué se refería Julián cuando dijo que nosotros los humanos no resistimos la compañía de los vampiros por mucho tiempo. Es muy extraña sentir la presencia de alguien que tiene muchísima energía fluyendo a su alrededor, mientras que uno se va apagando o varía su nivel de intensidad, además saben de todo tipo de temas, no se interesan en detalles emocionales, viven un día a día eclipsado en el tiempo o dicho de otro modo, tiene un eterno presente, uno que no tienen duda que va a vivir, así que nada los apremia realmente, excepto comer y como ellos son de los vampiros que optan por la comida cuando, vienen a casa suelen prepara sendos banquetes, aunque solo probaran un poco de cada cosa y ya. Lo que a mi parecer carece de lógica, porque preparo lo justo para cada comida.
“Bueno, te espero… si no hay problema, vale, vale, nos juntamos en mi casa.”- terminé de decir a Viviana.
“¿Viene para acá?”- dijo Laila.
“Si, viene en cosa de media hora, traerá a mi sobrina y probablemente vendrán mis papás más tarde. ¿Por qué?”
“En realidad hace tiempo que no ves a tu familia, será mejor que nos vayamos”-dijo Deméter.
“Bueno, como quieran, procuren tocar la puerta de entrada de casa si quieren volver a venir cuando ellos estén aquí, no van a entender que toquen la puerta del baño en cualquier momento…”- los cuatro me miraron y asintieron, luego se fueron a la otra dimensión.
‘No puedo creer que me acostumbre a todo, menos a tener a los cuatro juntos…’ Pensé cuando se habían ido. La verdad es que no es que me moleste tenerlos, es que algo en mi me hace sentir incómoda, como cuando al principio de mi relación con Julián cada vez que se quedaba en casa durante el día, lo único que quería era no verlo… Es la misma sensación irracional.
“Mamá, la tía Vidiana está en la perta.”- dijo mi hija sacándome de mis pensamientos.
Cuando mi hermana entró con su bolso y mi sobrina, una ráfaga de viento helado me rodeo y lo supe, Viviana está embarazada, de verdad no sé qué me dio esa certeza, pero la tenía y cuando se sentó en el living mientras nuestras hijas jugaban a nuestros pies, la mire a los ojos y volví a tener la certeza, Viviana está embarazada. Mire la libreta que tenía colgando de mi muñeca y comencé a ojearla distraídamente, mientras mi hermana me contaba de un jardín de niños, donde quería ingresar a su hija y que creía sería ideal para mi hija.
“¿Estás escuchando?”
“Si, claro. Estabas diciéndome que te entrevistaste con la dueña del lugar y te agradó el ambiente que había, pero no me has dicho el nombre del lugar.”- respondí sacando mis ojos de la libreta.
“Libélula, así se llama. Creía que estabas leyendo. ¿Podrías decirme porque traes una libreta colgada en la muñeca?… ¿no te molesta?
“No, es cómoda, el lápiz está sujeto de ella por el espiral y puedo anotar cualquier cosa que necesite sin olvidarlo- respondí apresuradamente tratando de no olvidar esta mentira, aunque sonara lógica.
Viviana siguió hablando y luego fuimos a preparar la leche de las pequeñas, tomamos algo de té mientras reíamos de lo extraña que estaba la distribución de la casa y yo trataba de no maldecir a Odette por cambiar todo de lugar.
Carlo apareció a las cinco treinta con cara de cansado y la mirada triste, pero no dijo gran cosa, Vivi le contó sobre el nuevo jardín y cuando llegaron mis padres a eso de las seis treinta, mi casa volvía a ser la casa de ruidos y conversación que siempre quise. Mis padres bromearon porque el último en llegar fue el marido de mi hermana, quien había tenido una reunión de última hora que lo había retrasado, las niñas se durmieron abrazadas en el sillón viendo una película y todos conversamos hasta tarde.
En la madrugada me levanté a buscar agua y recordé la libreta de notas, algo de lo que había visto en ella me había llamado la atención, cuando me acostaba prendí la luz de mi velador y la revisé con calma, esta vez leyendo su contenido más detenidamente. “Va a tener un niño, que llamará Matías”, fechado hace dos meses atrás, esa predicción no era como las otras que hablaban en metáfora era directa y clara… lo que me hacía pensar que era de una persona mortal… O séa que mi capacidad de ver el futuro se extendía a otras personas y yo que creía que solo podría predecir mi futuro… Seguí leyendo la libreta y asombrándome con su contenido.
lunes, 22 de julio de 2013
Adultos?
Tuve un fin de semana, que como pocos, me regreso en el tiempo a mi vida antes de ser madre y créanme, no fue a la parte caprichosa, sino a la que me hace preguntarme como los adultos que me rodean son tan inmaduros, o porque yo ya maduré y ellos no… Definitivamente no logro entenderlo, tengo claro aún estoy creciendo y aprendiendo, pero ellos… UF! …
Así que después de llegar a almorzar con mis padres a casa de mi tía y hablar sobre el viaje, lo bueno del camino, las anécdotas y alegrías, me dedique a lavar y ordenar las cosas de casa de mi tía… por qué ordene cosas en casa ajena, donde no tengo nada que hacer? Simple, porque así es el tema con mi tía, sin argumentos...
En fin en eso, terminaba de secar ropa y para variar mi tía en otra haciendo cosas que nadie entiende y reclamando por hacerlas, decide que tiene que pasar por encima de mí, nota el patio tiene unos tres metros cuadrados y yo estaba agachada frente a la secadora, dejando a lo menos dos metros y medio de espacio para ella y sus cosas, aun así, decidió pasar sobre mi cabeza con una rejilla llena de cloro y jabón….
Y cuando siento un par de gotas de algo, no me preocupe, como la quinta gota callo en mi mano y la miro levantando la cabeza para saber qué hacía y le digo “¿Tía que tenía eso que llevas?”… Cloro… cloro y jabón… alguien que me explique esto por favor.
Por qué pasó por encima de mí, ni idea, porque no me pidió espacio aunque había sufciente, ni idea, porque no me dijo que saliera o esperó a que yo terminar de sacar la ropa de la secadora… insisto, ni idea. Así que cuando le pregunto porque no me explicaba que la motivo a tal absurdo, y en vez de darme una explicación, me banque una discusión de cerca de 20 minutos, en las que me dijo hasta para mi abuelita, según ella yo tendría que haber adivinado que ella pasaría por encima de mí con eso, y tenía que entenderla ella está enferma… Enferma de que ahora?... mi tía es un resto hipocondríaca, pero que enfermedad te excusa para hacer absurdo semejante?...
Claro se manchó mi ropa, lo que me molesto bastante, probablemente la ropa que tenía encima mientras que sacaba de la secadora también, no la revise francamente, y obviamente después de todo este alboroto, ella termino con su frase celebre, que yo detesto porque francamente es denostadora: “tienes que aprender a valorar lo que tienes…” Yo una madre soltera, que vivo sola con mi hijo, que no recibo pensión del padre, no tengo ayuda economía de nadie y que hago todo con un mismo sueldo?... Yo tengo que aprender a valorar las cosas?... Yo?... tengo que aprender a valorar las cosas?… y por eso paso encima de mí con cloro y jabón?:..
UF! adultos…. No los entiendo, así que allí estaba yo, escuchando a una persona que definitivamente es difícil, darme cátedra sobre la vida que según ella debería ser más dura con migo, sobre temas que francamente ella jamás ha vivido y mirándome con cara de Tú me agredes… todo esto en versión estero y a máximo volumen... Y recordé la única vez que la enfrenté hace como diez años, por otro motivo que no quiero detallar, cuando tenía cerca de 23 años y ella repetía incansable que yo no valoraba a mi papá… cuando me di cuenta en esa ocasión, como en esta, que yo sería descuartizada en conversaciones futuras, porque no me va a pelar, me va a descuartizar, me di media vuelta y me fui a buscar a mi hijo, la dejé con la palabra en la boca y me quede con la sensación de que había caído en su trampa… como tan bruta…
Para cuando regresó mi papá, la noche había calmado las cosas, pero quise decirle lo que había pasado y mi amable padre me respondió lo que yo suponía, porque hace diez años dijo lo mismo, me miro con sus ojos verdes y doblándose para mirarme a los ojos, el es muy alto o yo muy pequeña, dice “Para que enganchas?”… me quedé igual de frustrada que cuando hablaba con su hermana... pero igual es una buena pregunta, para que engancho… es que en este caso no había enganchado en nada, yo no partí el lío, no se me ocurrió echarle a perder el chaleco a nadie y tampoco se me ocurrió parir la cuarta guerra mundial en colores porque no ‘adiviné’ que mi tía pasaría con el mentado objeto sobre mi cabeza… a todo esto porque no pudo esperar a que yo terminara de secar la ropa?... hubiera sido demasiado dramático esperar un par de minutos si sólo pensaba usar esa vía al lavadero y no por otra?
En fin, de regreso en mi casa, mis padres subieron al departamento y en vez de hablar del tema del cambio de casa o posible compra, me toco repetir otra vez todo lo que había pasado… si regresé en el tiempo, a esos tiempos en que la misma cosa se repetía cinco o seis veces para convencer a todos, (a absolutamente todos, todos los presentes, todos los interesados, todo mundo… todos), de que lo sucedido no era culpa mí… culpa mía… yo no le dije nunca a mi tía: “Si tía échame a perder uno de los tres chalecos que conservo de cuando estaba embarazada de mi hijo”. No, yo no lo dije.
Mi padre y sus opiniones absolutas sobre que yo había hecho algo mal, insisto que no sé qué sería porque de adivina no me gano la vida, y mi madre con que debí haberme sacado el chaleco y haberlo botado allí mismo, porque la discusión no servía de nada, solo había hecho que ahora fuera el comentario amargo de mi tía, que la ‘pobrecita’ había sufrido por mi causa, había vivido un disgusto tan grande… Insisto si hubiera sido al revés el caso, a mí me desheredan, me mandan al psiquiatra y me revisan todo, me dan cátedra todos los días y a cada rato para asegurarse de que no cometa absurdo semejante otra vez en la vida.
viernes, 19 de julio de 2013
Trataré
Estas en mi vida (Parte 55)
Parte 55 - Sus hermanos
La mirada de mi hija estaba delatando que mi comportamiento era extraño, Laila había tardado demasiado tiempo y era hora de hacer algo, las clases de Laila no habían caído en saco roto, yo era capaz de idear algo para mí, algo para mis síntomas al menos. Tomé a Maura en brazos y salimos, recorrí una par de cuadras y llegamos al centro, unas calles más y estábamos en una tienda de hierbas que era tan vieja como esta ciudad, la mujer rió de buena gana con los nombres que le decía y a la vez que le decía algo, ella lo repetía en castellano con risa en la voz, pagamos todo y salimos rumbo a casa, llevaba a la pequeña en brazos y recordaba de tanto en tanto escuchar mi corazón, Maura apoyaba su cabecita en mi pecho y a ratos la miraba, estaba tan concentrada que no vi el auto, y lo peor es que cuando me elevé del suelo cerca de dos metros y volví al suelo, supe que había cometido un error, el error que me podría cobrar la vida.
“Carlo, ven por mí!”- grité por el teléfono.
Unos tres minutos más tarde Carlo estaba con nosotras, me rodeó por los brazos y me llevo hasta casa, no podía creer que hubiera roto el código de los vampiros y tampoco lo que vi cuando esto sucedió, tres personas aparecieron de la nada y se llevaron a los testigos, cinco inocentes que me vieron elevarse por el aire y luego regresar dos pasos más allá, ¿Qué harían con los testigos ahora?...
“Carlo, no puedo creerlo… Yo… Y esa gente… -me había descontrolado- ¿Cómo era posible, yo solo reaccioné por instinto… y ahora?..”
“Si no te camas, Maura se va a poner a llorar, por favor trata de respirar hondo.”
“Carlo yo… Yo…-miré sus ojos y trate de procesar mis emociones- Me siento culpable, a esas personas o las mataran o las hipnotizarán y a mí me van a venir a buscar, ellos Carlo ahora tienen una prueba de que soy un peligro para la comunidad de Vampiros… Y me lo van a cobrar.”
“¿Por qué crees que te lo van a cobrar, acaso ellos son santos?, ¿Qué hay de las historias de matanza de antaño?, ¿Qué hay de las cosas macabras que son capaces de hacer, y que han tratado de cubrir con su halo de misticismo?, qué hay de eso?... tal vez no vengan por ti…”
Los tres golpes en la puerta y la inconfundible voz de Laila, nos sacaron de nuestra discusión. La mirada de reproche y las palabras apuradas al entrar me descolocaron, pero entendí todo un par de segundos después, Laila me había hecho seguir, había creado un hechizo de realidad paralela que me seguía por todos lados, algo similar a lo que había hecho en Colombia, pero este no era un lugar específico sino que era para mí, así que tenía tres vampiros a quienes había confiado su fórmula para estar al sol vigilándome, fueron ellos quienes tomaron a los testigos y les borraron sus recuerdos, creándoles nuevos recuerdos.
La miré incrédula y luego la abrace.
“¿Por qué no me dijiste nada de esto antes?”
“Porque ellos son… son mis hermanos.”
“¿Tus que?”
Laila me sentó en una silla y después de obligarme a respirar los llamó, los tres aparecieron junto a ella.
“Mi creador, creó además a otros tres vampiros, a ellos los llamamos hermanos. Este es mi hermano mayor Deméter de Grecia, mi hermana Odette de Francia y mi hermano menor Frederic de Cataluña.”
Los tres vampiros sonrieron mientras ella hablaba e inclinaron la cabeza uno a uno a modo de saludo, Frederic se acercó y preguntó si podía jugar con Maura, para cuando Carlo había reaccionó y entendido todo lo que Laila había hecho para cuidarme, estaba sentado en la mesa de la cocina tomando una taza de té con azúcar (mucha azúcar) y mirando como un muchacho de unos veinte años delgado cabellos revueltos, con pinta de inocente y muy atento, jugaba con nuestra hija de casi tres años como si fueran grandes amigos frente a nosotros.
Odette cocinaba algo después de que había sacado del refrigerador muchas cosas para preparar la cena y Demeter sentado junto a Laila me explicaban que habían hecho con los testigos.
“Solo eliminamos el segundo en que saltaste, lo bueno de que fuera un reflejo involuntario, es que fue muy rápido y no se necesitó crear una historia para cubrir el espacio faltante en la línea de tiempo de sus memorias.”
“¿Estás más tranquila?”
“Si, algo… Aun no puedo creer que rompí el código de ustedes, me siento mal por eso…”
“Tranquila- dijo Odette que picaba algo en una tabla-, no eres ni la primera ni la última persona que romperá el código, ¿Cómo crees que en las historias aún hay recuerdos de las masacres de antaño?...”
“Gracias…”- respondí mirando a Carlo que parpadeaba lentamente.
Laila lo miró y sonrió.
“Sigues tratando de acostumbrarse a nosotros. Estás seguro que quieres tener recuerdo de esto?, ya sabes que solo necesitas puedes pedirlo.”
“No, si mi mujer puede con todo, yo debería ser capaz de poder entender…”
Si mi mujer?... ¿Su mujer?... Yo no soy mujer de nadie. Bueno si, su pareja y madre de su hija… Pero no me he casado y no pertenezco a su propiedad emocional de nadie, ¿o por convivir hace más de un año uno pasa automáticamente a ser parte intelectual de la vida de otro?.. Lo mire y trate de sonreír, en la cabeza seguía mi debate interno sobre porque no me casaba con él y porque me había molestado que dijera ‘mi mujer’.
La tarde rodeada de vampiros y mi familia fue, después de todo, algo normal. Cuando Odette termino de cocinar, todos rodearon la mesa, no sé si se pondrían de acuerdo o no, pero en dos segundos, sacaron los cubiertos, vasos, alguien preparó un jugo y tenían todo listo para una cena contundente, pese a que conociéndolos solo probarían una parte pequeña del plato mientras que nosotros comerías una porción normal, la mesa se veía llena de cosas ricas.
La cena fue tan agradable que por algunos minutos Carlo olvido que eran vampiros y le pregunto a Deméter que hacía para vivir y aunque parezca divertido, él le contó que era hijo de alfareros y que le gustaba la cerámica, que había aprendido todo tipo de técnicas para hacer cerámica y porcelana y que aunque no se dedicaba a eso ya, cuando tenía nostalgia, de ponía frente a su torno y moldeaba jarrones, platos, tazas y otros objetos, que posteriormente vendía o coleccionaba.
Maura fue quien más llamaba la atención de los vampiros, primero porque no podían acercarse normalmente a una niña tan pequeña y porque les recordaba la niñez, algo tan lejano como increíble, podría decir que Frederic, sentía una simpatía única por mi hija y si hubiera podido quedarse la noche entera cuidándola lo habría hecho, aunque tal vez lo hizo del otro lado de esta realidad… Cuando eran las diez y treinta, Laila y sus hermanos se levantaron, dieron las gracias y se fueron. La sensación de calma que había en mi casa perduró hasta que Carlo pregunto:
“¿Por qué habías salido hoy con Maura?”- en un tono serio pero despreocupado.
Porque había salido con mi hija… por las hierbas que necesitaba para crear un líquido o hechizo para mejorar mi corazón… y poniéndose pálida me sostuve del borde del mueble de la cocina.
Toda la tarde rodeada de gente, toda la tarde pensando en otra cosa y no había preguntado a Laila lo más importante, lo que me tenía realmente preocupada... ¿Cómo lo había olvidado?... Me acerque a la bolsa de hierbas, la tomé y miré el contenido, había un hoja de papel doblada que no recordaba haber dejado en la bolsa, la saque y leí lentamente una lista de ingredientes, al final había unos dibujos de un pote y un par de indicaciones junto a este, ‘pon todo junto en el orden de la lista y muele lentamente los ingredientes, luego tres dedos de agrega agua y bébelo”. Al pie de la hoja el nombre de Laila escrito con letra cursiva y una estrella junto al su nombre.
Miré a Carlo que todavía esperaba a que hablara o le contara porque había salido esa tarde con Maura y sonreí simplemente mostrándole la bolsa. Cuando Carlo y Maura estuvieron dormidos, volví a la cocina y comencé a preparar todo, Laila apareció a mi lado, le sonreí y sin decir nada comenzamos a trabajar en el brebaje para volver más fuerte mi corazón.